Revista Personae

CRÓNICAS DE UNA PANDEMIA

Soy Karla Aparicio ¡Y soy de Jalisco!

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Karla Aparicio

Hoy me levanté de la cama un poco más tarde que de costumbre, como no hay horarios en estos días de pandemia, las actividades se salen de su programación habitual, sumado a eso me desvelé viendo una serie, más el trinar de los pájaros fueron mi despertador, ya hasta he llevado mi computadora a mi habitación, para que no me cueste tanto trabajar, porque con tanta incertidumbre no es fácil llevar un ritmo normal de nada.

Karla Aparicio

 

VIAJEMOS HACIA DENTRO, YA QUE NO PODEMOS IR HACIA AFUERA

Hoy no escribo sobre lo que acostumbro en mi sección, no puedo escribir sobre viajes hacia afuera, al experimentar tantos y tantos viajes hacia adentro, haber bajado el ritmo de la vida al mínimo me ha dado el privilegio de estar más atenta a mí, soy consciente de la gravedad mundial, de lo que está sucediendo y lo único que me da realmente paz es volver a mí y confiar en los susurros de mi alma.

Cuando siento que la bajada de la montaña rusa emocional es muy fuerte, subo los brazos y grito con todas mis fuerzas: si es mío lo resuelvo y lo suelto, y si no lo es, también lo suelto. Sobre lo único que tengo el control es a lo que me aferro y sobre lo que suelto y dejo ir, he aprendido a soltar porque he pagado la lección, el precio de sentir dolor en mi cuerpo, porque la somatización es parte del sufrimiento, no quiero evitar sentir, sin embargo, elijo enfocarme más en lo que me hace feliz, en lo que es sano.

 

LO QUE ME HA AYUDADO

Algo que me ayuda mucho a no desesperar en estos días de tantas dudas, incertidumbre y miedo, es decirle a mi mente: “Querida mente, no estamos encerradas, estamos a salvo en casa”. Si me lo digo a mí misma, vibro más alto, y mi mensaje es diferente, es positivo. Porque con la palabra “encerrada” me conecto al miedo, más si pronuncio “estoy a salvo en casa”, me conecto al amor.

 

LO QUE ME PREOCUPA

Querida alma ahora que el silencio invade mi vida te escucho. Con tanta prisa por volver a la normalidad, nos olvidemos de lo más importante y todo lo reflexionado se nos olvide. Usemos este tiempo para considerar a qué aspectos de la normalidad vale la pena volver, hay que ir hacia adentro y aprender un poco de nosotros mismos, aprovechando que ahora sí que ya no podemos evadir los silencios, ya no podemos hacernos disimulados, los silencios nos alcanzan.

 

LO QUE HE APRENDIDO

El tinte, la manicura y la depilación pueden esperar, pasan a segundo término y cuando veo a mis amigas lo re-confirmo, porque estamos igual todas.

Que la mitad de los trabajos se pueden hacer desde casa.

Que sentimos lo necesario, que el espacio en donde vivimos, se sienta “un hogar”.

Que ningún país, partido político o sistema económico está preparado para cualquier pandemia.

Que la ciencia es vital para la salvación humana.

Que hemos aprendido en todos los niveles, diversas formas de comunicarnos a través de la tecnología.

Que las consecuencias van a ser inmensas, que la mayor crisis económica mundial se avecina.

Que la naturaleza no nos necesita, nosotros somos los que salimos sobrando.

Karla Aparicio

Fotógrafo: Luis Pérez G.

 

Y QUIZÁ PARA MÍ, LO MÁS ENRIQUECEDOR DE TODO ES:

Si es possible, en todos los niveles sociales, culturales, económicos, dejar un momento nuestros intereses particulares, para enfocarnos y unirnos en el BIEN MUNDIAL.

Les comparto ya para despedirme una bella oración que escribió Antoine de Saint-Exupéry, autor del “El Principito” y gran aviador que se alistó en la marina francesa durante la Segunda Guerra Mundial, en un período particular de su vida, y se la escribió al Señor para pedirle un regalo raramente invocado -aquel de la sencillez y de la fidelidad tranquila y serena en las pequeñas decisiones de cada día-:

No pido milagros y visiones, Señor, pido la fuerza para la vida diaria. Enséñame el arte de los pequeños pasos.

Hazme hábil y creativo para notar a tiempo, en la multiplicidad y variedad de lo cotidiano, los conocimientos y experiencias que me atañen personalmente.

Ayúdame a distribuir correctamente mí tiempo: dame la capacidad de distinguir lo esencial de lo secundario.

Te pido fuerza, auto-control y equilibrio para no dejarme llevar por la vida y organizar sabiamente el curso del día.

Ayúdame a hacer cada cosa de mi presente lo mejor posible, y a reconocer que esta hora es la más importante.

Guárdame de la ingenua creencia de que en la vida todo debe salir bien. Otórgame la lucidez de reconocer que las dificultades, las derrotas y los fracasos son oportunidades en la vida para crecer y madurar.

Envíame en el momento justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con amor.

Haz de mí un ser humano que se sienta unido a los que sufren. Permíteme entregarles en el momento preciso un instante de bondad, con o sin palabras.

No me des lo que yo pido, sino lo que necesito. En tus manos me entrego.

Karla Aparicio

MISCELÁNEO

Núm. 292 – Marzo 2024