Revista Personae

JIS

JOSÉ IGNACIO SOLÓRZANO – JIS

Dibujando monos pachecos

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La caricatura es uno de los géneros favoritos de los mexicanos, hay moneros cuya fama supera a la de muchos sesudos columnistas, y uno que definitivamente ha destacado es José Ignacio Solórzano, mejor conocido como JIS.

 

Actualmente pública sus trazos en Milenio, bajo el título de Otro día y es coautor de El Santos, personaje que incluso trascendió al cine. En México solemos reírnos de las desgracias, por ello buscamos las caricaturas, JIS expone: “Es la condición humana, el humor es un mecanismo que nos permite tomar de modo un poco más ligero las desgracias constantes, peripecias y angustias de la vida. Estarnos riendo de las desgracias es una válvula de escape que tenemos para no enloquecer. Cuando llegamos a un punto de madurez humorística, creo yo que las armas se afinan más cuando están dirigidos contra la propia persona; es decir, el reírnos de las desgracias propias comienza a ser el punto más elevado que nos puede dar más fuerza, porque son las que conocemos más a fondo, más a nosotros mismos, es el autoconocimiento”.

 

JIS

Fotografía: Cortesía de José Ignacio Solórzano

 

Nativo de Guadalajara donde ha radicado toda su vida, se considera un molusco pegado a la piedra y reconoce que vivir en una sociedad tan conservadora como la tapatía ha sido benéfico para su creatividad: “Como moneros, una de las esencias del mono es quererse pasar de lanza y echar desmadre. Es una inmejorable de situación, en el sentido de vivir en una sociedad que se hace de la boca chiquita”.

 

Sobre sus orígenes comenta: “Es difícil rastrear, pero yo siempre me pongo a pensar y una cosa curiosa que siento que los moneros somos un caso extraño, como de una especie de infancia prolongada. Casi todos los niños son moneros, todos están haciendo monos, rayando con crayolas en papel y, por algún motivo extraño, algunos nos quedamos en ese viaje”.

 

Le pregunto cuándo se dio cuenta que podía vivir de sus trazos y responde: “Todavía no termino de darme cuenta cabal de eso. Todavía sigue siendo motivo de preocupación, pero digamos que, cuando vi que pasé de las secciones de espontáneos a salir en la sección de invitados, y de cuando pasé de eso a un medio y de manera regular me empezaron a publicar con un ‘algo’ de paga, ahí fue”.

 

Podríamos decir que sus trazos no son muy estilizados, más no es por falta de pericia: “Aprovechamos la posibilidad expresiva del medio, eso no quita -incluso en mí caso-, sea una preocupación constante la parte estética”.

 

Una de las características de JIS es que sus publicaciones no enfocan sus baterías a los políticos: “Prácticamente, no hablo de política, en el sentido estricto; es decir, no estoy en el comentario acerca de las actividades de los gobernantes y las luchas de poder, el Estado y la chingada. O sea, desde mi sistema, son totalmente otros mis temas, son la vida cotidiana que abarca desde las cosas muy comunes de todo el mundo, su vida en familia, ir a la esquina a comprar aguacate, hasta cosas más ínfimas como relatos de las fantasmagorías privadas”.

 

Al cuestionarlo por qué ha marcado distancia con el cartón político, reconoce: “No estoy tan seguro porqué habría sido, me gustaría que algún psicoanalista me ayudará a desentrañar ese misterio, pero creo que tiene que ver con mi carácter al que yo le llamo ‘Molusco’, muy como ensimismado, encerrado en mi concha. Sabrá Dios, pero me dedico más a la contemplación del ombligo, a la papaduría de moscas, soy más ocioso, más egoísta. Creo que no soy buen ciudadano, en el sentido de que no me estoy ocupando de la cosa pública…. Cargo con esa culpa de no estarme refiriendo a la cuestión política y ciudadana. Espero, que al menos en el campo en el que me muevo, estarlo haciendo bien y que sea mi pequeña contribución a la comunidad”.

 

 

La selección del tema no es sencilla: “Me estimula y la vez me da mucha angustia la cuestión de la búsqueda del tema, porque no hay uno urgente, como es el caso de la mayor parte de los caricaturistas políticos que están más o menos obvios, sobre cuáles son los dos o tres asuntos que requieren de la atención del monero. Como en mi caso no es así, hay mucha más libertad, porque no me estoy sujetando a los temas de actualidad, viene esa parte que es por un lado muy libre, pero por el otro trae muchísima angustia porque estoy en el vacío, sin saber realmente qué es lo que yo debo atender. Entonces, me la paso ahí, como haciendo revisiones de cosas de la vida en general y cuáles en ese momento están como pasando en mi campo de atención y que, por algún motivo, me llamaron la atención”.

 

“Mi sección, que se llama Otro día, tiene que ver con agarrar un tema y los cinco días de la semana estoy haciendo como variaciones sobre sobre él. Puede aparecer por una frase que se me hizo chistosa o rara, misma que se puede convertir en un talismán para estarla usando en diferentes situaciones. Por ejemplo, de pronto decir quiero comprarme un piano por equis cosa, esa frase aparece en la cabeza; entonces, digo, ah bueno esta vez puedo situar para no nomás hablar sobre pianos en general, sino con una cosa un poquito más específica, es de pronto el deseo de alguien, la necesidad imperiosa de comprarse un piano y de ahí ir, poco a poco, centrando el tema”.

 

¿Sus límites?, reconoce: “A veces yo peco de ser muy confesional y me estoy autoventaneando. Ahí me afecta, me entra el pudor o incluso, a veces, me ocasiona muchos problemas con mi mujer que siente que no tengo yo el derecho a andar ahí poniendo cosas privadas en donde ella se ve reflejada. Tengo ciertos límites por el pudor”.

 

A diferencia de otros comunicadores, JIS no ha sufrido el intenso acoso en redes: “A veces me da algo de culpa no estar molestando lo suficiente al espectador; ciertamente una de las funciones de la caricatura y el arte es mover el tapete e incluso molestar y ofender, porque estás ahí metiéndote en zonas difíciles. Quizá, sea porque mi estilo no es tan directamente confrontativo, sino que estoy más en un terreno de especulación pacheca, como teniendo algunos delirios o poniendo algunas visiones raras, quizás no se preste tanto como para ofender o agarrar pleito; espero, no estar ofendiendo a alguien”.

 

Sobre su personaje favorito comenta: “Por supuesto, le tengo un cariño enorme a todos los que he desarrollado con Trino, que es mi gran camarada y mi colega, con él es con quien realmente he tenido oportunidad de ensayar y ejecutar más la cuestión historietista, porque cuando ya no estuve con Trino, mi línea se fue para otro lado, al cartón aislado, como un chiste, digamos, la pura debraye. Si tuviera que citar, yo creo que sería ‘el Peyote Asesino’ (enemigo del Santos), pero me duele un poco que no se me haya prendido el foco en esos momentos, para que el personaje principal fuera más bien un hongo porque yo soy más bien honguero que peyotero, aunque son parientes”.

 

“Más que personajes específicos, ya las cosas que yo trabajo por mi cuenta, de la serie ‘Otro día’, que son como arquetipos de las dinámicas humanas y que repito mucho. Tengo ciertos arquetipos con los que me he encariñado: El famoso náufrago en su isla, el loco dentro de su cuarto acolchonado, la pareja en la cama viendo tele. Más que personajes, creo que podrían ser de temas con los cuales me he ido encariñando y se convierten en una constante”, complementa.

 

Nos habla de una de sus creaciones más emblemáticas: “El Santos fue la fructificación de una relación que empezamos a tener Trino y yo, de diversión profunda. Nos dimos cuenta muy temprano, en los ochenta, que nos estaba divirtiendo mucho hacer historias o chistes a dúo; o sea, pimponear ideas y casi casi de manera natural, empezaron a salir personajes ya fijos; de esta manera fue que Trino puso sobre el estrado al Santos, nos dimos cuenta que si agarramos el tema de la lucha libre como pretexto para pachequear se iba a poner muy sabroso. Ya fue nomás empezar a meter y meter personajes e intentar darle seguimiento”.

 

De hecho, del trabajo conjunto se desprendió una película “El Santos contra la Tetona Mendoza”, preguntamos si habrá secuela y comenta: “¡Ojalá! Aún no sebe, ha habido ofrecimiento de que hagamos un intento, no de película, tal vez de una especie de serie para algún canal de streaming. Conversamos con algún estudio de animación, con algún director. La película fue una experiencia muy interesante y a la vez muy traumática, porque me di cuenta de lo complicado que es el mundo del cine y realmente lo alejado que está del modo que yo tengo de trabajar, que es totalmente rústico. Yo solo rayando en los cuadernos y no hay nada más distinto al mundo del cine, meterte a presupuestar cada escena, entra un equipo de personas, encargados, están tomando decisión, los productores, guionistas, el director de las voces, apabullante ¡no mames!”.

 

Se describe: “Hago dibujos o monos pachecos en el sentido de raro, a veces medio experimental, interesándome mucho en temas de la vida cotidiana y fantasmagorías, surrealistas y en otras, son un poco esotéricos”

 

Se despide como si estuviésemos en TV: “Un saludo a mi mamá que está en el cielo y mi padre también”.

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