Revista Personae

EL CONSUMO DE LA PANDEMIA

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¿Por qué compramos?

Creemos que con cada posesión o compra nos acercamos al desbloqueo absoluto y obtención de la felicidad, sin comprender que la felicidad es un camino en constante construcción y no un destino final. Al estar inmersos en un sistema capitalista, el comprar se ha vuelto una manera de auto afirmación como individuos en la sociedad.

Somos animales, pero no cualquier animal

 

El consumo de la pandemia Fernanda Zurita

 

Compramos para diferenciarnos del resto, desde las otras especies de mamíferos como del “resto” de los individuos. Los animales en su medio natural solo toman lo que necesitan, los seres humanos no. Todos los seres humanos queremos algo, queremos más.

Cuánto más se tiene, más se quiere/necesita. La ambición es solo un color más del amplio espectro de matices humanos. Pero el deseo de comprar no se puede resumir solamente como una consecuencia de la propia ambición, es mucho más profundo que eso. Comienza con los tres miedos básicos del ser humano: el miedo a la muerte, el miedo a la soledad y a la pérdida de la libertad.

 

El consumo de la pandemia Fernanda Zurita

Primero compro, luego existo…

El miedo a la muerte es algo latente desde el inicio de la humanidad y está presente en todas las culturas. Es un tema que en su mayoría prefiere ser evadido. En un sentido inicial, el miedo a morir nos impulsa a desarrollar la cultura de la permanencia. La construcción de la cultura y de la religión nos ayudan a sobrellevar el miedo a desaparecer. Psicológicamente el tener descendencia, construir templos e imperios, escribir libros y sobre todo tener mucho dinero nos ayuda a aliviar la condición biológica inalterable, es con esta última con la que el mensaje “Primero compro, luego existo” se hace más repetitivo.

La muerte me produce temor, incertidumbre y ansiedad, por eso el sentirme vivo es motivo de alegría y celebración. Al comprar se produce satisfacción y placer, hay una respuesta neurofísica y psicológica que es muy reconfortante, se vuelve natural que lo volvamos una acción lógica para evadir nuestra inminente realidad de perecer.

Nadie quiere pensar en la muerte, queremos encontrar la fórmula de la eterna juventud y la inmortalidad y al no conseguirlo queremos por lo menos acercarnos lo más posible a estos sueños y caemos fácilmente en la trampa del marketing que nos promete con sus productos acercarnos a esto. En este deseo está fundamentado el consumo moderno.

El miedo y la inmediatez han convertido en tarea sencilla el apropiarse de todo lo posible en el menor tiempo posible e inclusive a expensas de los demás.

Sentimos urgencia por diferenciarnos, de ahí que accedamos a obtener bienes materiales que no son de primera necesidad para destacar y sentirnos a través de cosas caras mejores que los demás. Sin embargo, el obtener cada vez más cosas, lejos de satisfacernos, motiva a que la codicia crezca cada vez más, ya que nuestro ego exige ser alimentado.

 

El consumo de la pandemia Fernanda Zurita

¿El lujo como primera necesidad?

Durante la pandemia se vivió la repentina pérdida de empleos, cierres temporales y definitivos de empresas y centros de compras.

Muchos tomaron la precaución de ahorrar y reducir su consumo solo a lo necesario (alimentos, medicamentos). Sin embargo, el crecimiento acelerado de e-commerce -en México (y el mundo)- nos habla de nuestra sociedad con la constante urgencia por comprar.

El consumidor aumentó las compras por internet durante las semanas de confinamiento, las empresas se vieron obligadas a enfocarse hacia la venta online y los distribuidores tuvieron que responder a un ritmo de operaciones similar al del Buen fin o navidad.

Durante el periodo de confinamiento empresas como Amazon, Rappi, Mercadolibre, Fedex, DHL, Estafeta, etc., tuvieron una contratación masiva de miles y miles de personas porque no se daban abasto en la cantidad de pedidos.

Con tiendas departamentales como Best Buy, Liverpool, Palacio de Hierro sucedió algo parecido, sus tiendas en línea colapsaron debido a la alta demanda. Esto nos muestra que la división aparentemente clara entre lujo y primera necesidad es difusa.

Si bien, en sitios como Amazon, Rappi y Mercadolibre es posible adquirir artículos de limpieza, medicamentos o alimentos, la realidad de los desechos generados por los paquetes que terminaron paseando en los camiones de basura nos hablan de otra realidad.

El tener la capacidad de compra para bienes materiales como electrónicos, accesorios decorativos o ropa, en nuestra sociedad, ya no es considerado un lujo, es considerado una primera necesidad.

 
El consumo de la pandemia Fernanda Zurita

¿Cambiamos hábitos o cambiamos nuestras formas de consumo?

El impulso que vive el e-commerce se explica por su comodidad. Las restricciones a salir a la calle y el temor al contagio forzaron a muchos a superar sus miedos en compras por internet. Nuestros impulsos por comprar no pasaron por ningún periodo de confinamiento, todo lo contrario, solo migraron a nuevas ventanas.

Comida a domicilio es la ganadora absoluta en el top de lo más pedido en México.

Un 40 por ciento de consumidores entrevistados por AMVO aseguran haber hecho algún pedido para que la comida le fuera enviada a su casa o trabajo. La segunda categoría enlistada fue algo más difícil de prever, pues se trató de moda con un 30%. Le siguen muy de cerca los pedidos a supermercado con un 28%, productos para el aseo del hogar con 26% y electrónicos con 24%.

 

México fue el país de Latinoamérica que más sumó compradores en las últimas semanas de acuerdo con un estudio realizado por la consultora Kantar. Durante este periodo renunciamos a muchas cosas pero el abstenernos de comprar no fue una de ellas. Pareciera que Descartes adaptaría a nuestra nueva forma de existencia “Primero compro, luego existo”.

 
Fernanda Zurita

MISCELÁNEO

Núm. 293 – Abril 2024