Revista Personae

ÓSCAR ROMERO

Cronista del Arte

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Hay nombres de artistas que no debemos perdernos, porque siendo mexicanos han destacado internacionalmente, como es el caso de nuestro entrevistado de hoy, al que tengo el gusto de conocer y considerar mi amigo desde hace aproximadamente 10 años y quien vive en Chicago desde hace mucho más tiempo. Su nombre es Óscar Javier Esquivel Romero, y su nombre artístico es Óscar Romero, quien no deja de sorprender con su arte, trayectoria, profesionalismo y sencillez. Siempre orgulloso de sus raíces, nos cuenta que nace en México, el 18 de junio de 1954, en la colonia Roma.

 

Óscar Romero

 

¿Qué o quiénes influyeron en ti para convertirte en artista?

Vengo de una familia originaria del Estado de Tabasco, mis abuelos maternos y mi mama vienen de una tradición de artistas y comerciantes. Trabajaban el tallado en madera de caoba, tejidos, pintura tradicional y decoración. Desde que tengo memoria veía a mi madre pintar y mis hermanos mayores, pero considero que mi mamá fue mi primera maestra.

 

 ¡Qué privilegio!  Entonces ellos fueron tus primeros maestros…

¡Sí Roxana! Soy una persona con una memoria privilegiada, tengo muchos recuerdos, mi familia me dio una gran enseñanza: Mi mamá, mi abuelo, mi hermano mayor y hasta mi maestra del kínder (quien fue mi primer amor platónico, pues con amor me tomaba de la mano y con una sonrisa guiaba mis trazos, me enseñaba a mezclar colores y fue por eso que realicé su retrato y me premió con un beso en la mejilla, nunca lo olvidaré). De mi mamá aprendí que en el dibujo debe haber una historia: la naturaleza, con el medio ambiente el sol, árboles y animales y así dibujarme a mí mismo ahí. De mi abuelo, copiar las caricaturas de los periódicos. De mi hermano mayor, dibujar soldados, guerreros y espadachines sacados de un diccionario ilustrado en blanco y negro. Así con esas experiencias surgió mi amor por el arte.

 

Óscar Romero

 

El amor es la motivación más honesta para realizar cualquier cosa. Maestro, ¿Cuántos años llevas dedicado al arte?

Desde que tengo memoria dibujaba todo lo que veía, trabajaba plastilina de colores y hacía mucho bajorrelieve, también pintaba con la acuarela y los crayones de cera. En mi niñez no había mucho material como hoy en día. Usaba la tinta china y algún pincel, diluyendo para hacer medios tonos. Mi primer óleo lo hice a los 7 años y usé los acrílicos Politec a los 9 años.

 

¿Cómo fue la niñez y adolescencia de Óscar Romero?

No fue fácil. Mi familia se desintegró y fui a parar a un internado en el Pedregal de San Ángel, Ciudad de México; ahí las monjas me ponían a pintar vírgenes y la primera imagen religiosa fue la Divina Infantita (así se llamaba el internado) y luego a San Juan Bosco, San Martín de Porres y a San Martín Caballero. De hecho, a los 10 años, en ese lugar hice mi primer mural y fue la Inmaculada Concepción, lo pinté en el muro del cuarto de una monja. Tiempo después fui a una escuela en la Guadalupe Tepeyac. En la primaria Carrillo Puerto, me hacían mucho bullying y me golpeaban, no entendían por qué prefería dibujar y pintar a jugar… los estudiantes eran voceadores, boleros y niños de la calle. Después fui a parar a la escuela Alberto Correa en la Colonia Roma y me volví muy introvertido y callado, en ese tiempo pintaba muchos bodegones con influencia española, francesa e italiana, los barrocos y manieristas. Ya en la secundaria No. 32 José María Morelos y Pavón me volví medio modernista y algo abstracto. Y así seguí en el CCH Naucalpan, ahí hice un mural en la biblioteca, fue mi primer mural público. En ese entonces entré a la escuela La Esmeralda, cuando estaba Benito Messeguer. Digamos que llevo 65 años pintando.

 

Óscar Romero

 

Tienes pasajes de vida llenos de retos difíciles para un niño y un jovencito, debió ser duro, pero admirablemente tú canalizaste tus emociones y te convertiste en el reconocido artista que conocemos hoy. Me encanta que seas ahora una historia de éxito y ejemplo de lucha por tu arte. Cuéntanos más de tus inicios en el oficio.

 

Dentro de mis estudios, trabajé en casa pintando estampado de telas en seda para vestidos de Pedro Loredo, el modisto mexicano. Igual hice arte decorativo para decorar casas y oficinas y también hice publicidad. Todo eso era para mantener mis estudios de secundaria, bachillerato y en la Academia La Esmeralda. Aún era muy tímido para las exposiciones, no me sentía seguro, pues lo veía muy elevado, a veces expuse obra en el Jardín del Arte, o vendía alguna pintura a la familia y a sus amistades y de ahí fui expandiendo mi radio de acción, hice replicas y también trabaje el papel mache, máscaras de yeso, ornamentos y demás cosas. Trabajé para un estudio de arquitectos para hacer planos, fachadas;  en lo gráfico realicé anuncios de maquinaria para la construcción y logotipos. Me inicié en el grabado: punta seca, aguatinta y aguafuerte, sobre metal, cobre, acrílico, zinc y bronce. También imprimí en serigrafía para ropa, posters, etc., y trabaje en museos haciendo réplicas de pinturas sobre la historia de México. Con el tiempo viajé a varios estados de la república sobre todo al sureste: Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Yucatán. Trabajé ahí en proyectos de festivales y ferias de cultura. En Ciudad de México inicié un taller de grabado y serigrafía y empecé a exportar a varios estados de USA en especial a Chicago, así la demanda me obligó a cambiar mi estudio para allá.

 

¿Cuál o cuáles exposiciones han sido las que recuerdas con más cariño?

Bueno, hice una exposición en el Museo La Venta, en Villahermosa, Tabasco, sobre la cultura Olmeca, “Mitos y leyendas” y de ahí estuve en Tuxtla Gutiérrez y en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, luego en Huatulco, Oaxaca. También participé en algunas exposiciones colectivas en Ciudad de México y en sus alrededores. Eso hizo que me alejara de lo abstracto y del arte seudo-modernista ya que este no me inspiraba mucho. Ya en Estados Unidos trabajé más el arte con mucha influencia mexicana, dándole más matices, fue muy difícil, pues los americanos y europeos no entendían nada de nuestra cultura. Cuando regresaba a México vi que los compañeros de mi generación no tenían identidad y si una gran influencia de New York, Londres, etc., etc. De ahí sigo mi ruta y me llamo a mí mismo un «Chamán del arte Filosófico Tolteca» con matices actuales, de mi propia visión.

 

Óscar Romero

 

Es hermoso luchar por lo que uno ama, por dar a conocer tu propia visión. ¿Qué representa para ti ser artista?

El arte es la piel de nosotros, en el cuerpo hay muchos órganos vitales y todos tienen una función esencial, el arte es como la piel, solo hay que ver los animales: cambian de colores las aves, los peces, el pulpo, los camaleones, etc., etc. Y tenemos que hacer rituales para enamorar, integrarnos con la naturaleza, sobrevivir y proteger nuestro ser. Hay más cosas que debería escribir respecto a eso y me llevaría muchas hojas para decir hasta dónde llega el arte: “Es la médula de nuestras raíces”. Hay un filósofo que explica muy bien lo que digo “Enrique Dussel“, con un libro que se titula La Filosofia De La Liberación De La Estética.

 

¿Qué quieres transmitir con tu arte?

Creo que mi función como artista es vivir mi tiempo y llevar una crónica de mi visión de lo que soy como ser humano, lo que hacemos bien y lo que está mal. Me convierto en un cronista, como protagonista a veces, pero también busco en avanzar la evolución como sociedad, ya que está actualmente en contra de la naturaleza y a veces veo a muchos humanos que somos muy tóxicos y no hacemos bien a este planeta. Mi labor como artista es señalar un camino o sendero de luz en el que también podamos crear esperanza para conseguir armonía e integración en este mundo.

 

Óscar Romero

 

¿Cómo definirías tu pintura?

Soy un Cronista Chamán y me alimento del amor. Pero debe ser un intercambio con todo el mundo, amar todo lo que está en nuestro entorno.

 

¿Crees que la comunidad latina apoya al arte mexicano en EU?

No lo hacen, desde que decidimos ir «al otro lado», nos marcan con un hierro en la piel como si fuéramos ganado, la cosa es que en USA me volví mucho más mexicano que en México, pues ahí luchamos todos los días por nuestra cultura, nos desprecian, nos humillan, nos relegan, nos ponen hasta el final de la cola, nos envidian y siempre nos buscan un defecto. Pero también hay americanos a los que les gustamos y nos necesitan, es menor ese grupo, pues hay estadounidenses que sienten que ayer apenas se quitaron las cadenas y se creen con el derecho de ponernos debajo de ellos (Yo no pienso así, ni soy racista). Para los asiáticos somos como unos inválidos, y nos ven como burros sin mecate en el llano. Pienso que son muy incultos, no saben nada de nuestra historia, ni la investigan. Solo por casualidad la encuentran y empiezan a comprender poco a poco. Es un proceso de educación y es parte del arte difundir nuestra cultura.

 

Es una pena la discriminación en nuestros tiempos, pero confío en que la globalización va abriendo mentes y oportunidades. Además, con embajadores del arte como tú, seguramente llevarás ese mensaje de nuestras tradiciones y valía al mundo. Platícanos de tus nuevos proyectos en el arte.

 

Ando en varios proyectos, como si fuera la Cruz Roja, trabajar con lo que veo que hace falta aquí y para darles a nuestros paisanos de México «un norte», para que también vean el cielo y pueda servir de algo. Son muchas cosas que tendríamos a que explicar aquí. Sigo trabajando como un antropólogo pues los americanos se atoraron en la postguerra de la segunda guerra, se sienten como el Capitán América y creen que están en la marina o en el Army, solo los veteranos que han reflexionado se dan cuenta que no llegan a ninguna parte y tratan de evolucionar. Estas palabras no están hechas para ellos pues no aceptan una autocrítica, cosa que en el arte es básico hacerlo todos los días.

 

Óscar Romero

 

¿Dónde podemos admirar tus obras?

No tengo mucho en el internet, pues un mundo nos vigila, a veces imprimo algún catálogo, o invitación y en las bibliotecas. Cada 5 años renuevo en redes sociales mi trabajo, desde la pandemia no las tengo al día. Además, ya hay que ir con cuidado. Yo uso mucho el correo postal a la antigua o el e-mail.

 

Compártenos tu contacto o redes sociales para nuestro público.

Desde la pandemia no tengo al día las cosas tengo tres Facebook: uno para decoración, otro para religiosos, otro para arte expresivo muy personal. Desde que abrí el Instagram, Twitter X, no he puesto gran cosa. Pero será un gusto enorme que me escriban a mi e-mail: taltecutli54@gmail.com .  

Te agradezco Roxana por esta entrevista es maravilloso tener tu amistad que fue como un encuentro de una flor en el camino. En el arte no existe la distancia.

Así nos despedimos y agradecemos la entrevista y sus palabras a este caudillo del arte en Chicago, defensor de sus raíces mexicanas, de la igualdad y respeto por nuestros pueblos y sus tradiciones, luchador por la dignificación de su gremio y fortalecimiento de la pintura como instrumento no solo de belleza, sino de propósito, formación, docencia, conciencia y amor a México.

Nos leemos hasta la próxima entrevista

Roxana Wiley Cota

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