Revista Personae

EL CORAJE QUE REQUIERE TU SILENCIO SEXUAL

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Vivir consciente del coraje que se requiere para un sexo que atraviesa los límites del ego es un riesgo que vale la pena. Si logras comprender que sexo y amor son un estado natural del ser, entonces, el miedo desaparece y el coraje de seguir creciendo, desarrollando y evolucionando en tu sexualidad surge como respuesta a tu determinación. Hablo de coraje no en un sentido negativo de resentimiento, rabieta o ira, es más bien cuestión de carácter, determinación y libertad.

Si no eres consciente de que sexo y amor eres tú mismo(a) no puedes serlo y, mucho menos, vivirlo y el resultado es la experiencia del miedo, la angustia, los conflictos y complejos sexuales, mismos que te llevan a comportamientos de condicionamiento, dominación y competencia hacia ti mismo(a) y hacia los demás.

Cuando vives con una sexualidad consciente y con amor te expandes, te abres, confías y te desvaneces más allá de tu personalidad; pero, si vives con miedo, tu sexualidad se mantiene dividida y tú te contraes, te cierras, dudas y te sientes solo(a).

 

El Coraje que requiere tu silencio sexual

 

Si eres consciente de que eres sexo y amor te integras a la vida misma, a la naturaleza, al universo y al cosmos y es por eso que el miedo desaparece. Cuando llegaste al mundo y en tu primera infancia no tenías miedo porque en forma innata sabías que eres un ser sexuado y amoroso, pero al crecer y con la influencia familiar, religiosa, social científica y cultural fuiste adoptando creencias muertas respecto al sexo y al amor en vez de despertar tu sentido de la curiosidad, de la búsqueda y de la aventura. Si te has convertido en un(a) erudito(a) con respecto a tu sexualidad y la de los demás, entonces tiendes a etiquetar cosas, situaciones y personas clasificándolas según tus creencias y experiencia personal e inevitablemente caes en el juicio y la crítica -tanto hacia tu sexo como al de los otros- dejando de lado el erotismo, la sensualidad, el exotismo, la belleza y la naturaleza.

 

Encontrar personas que se conocen sexualmente de verdad es muy raro, sin embargo, si existen. Son personas centradas y si las quieres conocer tienes que atravesar una revolución, porque si quieres conocer a una persona centrada, tendrás que permitir que alance tu centro, tendrás que volverte vulnerable, absolutamente vulnerable y abierto(a). Es arriesgado porque se requiere de coraje el permitir a una persona conocer tu centro sexual, es peligroso porque nunca sabes qué va a hacer esa persona porque puede suceder que cuando haya desvelado todos tus secretos, que haya encontrado todos tus escondites y te encuentres expuesto(a) completamente sin saber qué hará esa persona, sientes miedo y por eso, no te abres nunca, creas un vínculo, pero esto no es amor, no es sexo consciente porque te manejas en la periferia de ti mismo(a) y ésta, es limitada porque solo tiene que ver con tu ego, con tu personalidad. La periferia es el límite donde terminas tú y empieza el mundo. La periferia no eres tú.

 

Es muy importante que comprendas que no se puede confundir el sexo consciente y el amor con un vínculo, porque puedes hacer el amor, puedes tener relaciones sexuales, pero tu sexo es puramente periférico. Y a menos que se encuentren los centros, el sexo no será más que el encuentro de dos cuerpos en el que dicho encuentro no es suyo ya que el sexo sigue siendo un vínculo físico, corporal que limita grandemente tu sexualidad. Sólo puedes permitir que alguien llegue hasta tu centro sexual cuando no tienes miedo, cuando no estás asustado(a).

 

Puedes vivir orientado(a) hacia el miedo o hacia el sexo consciente y al amor. Si tu orientación es hacia el miedo, tu sexo está dividido, no te puedes relacionar a profundidad con nadie porque no permites que nadie llegue a tu centro y solo permites que lleguen hasta cierto punto, a partir del cual, se topan con pared, vives asustado(a) y acomplejado(a) y te escondes bajo muchas caretas.

 

Si tu orientación es hacia un sexo consciente y al amor, entonces, no tienes miedo de los resultados y las consecuencias de tus acciones en la sexualidad, no te preocupas por el futuro, vives el aquí y el ahora con responsabilidad. No calculas ni planeas ni compones y/o salvaguardas porque sabes que es malgastar tu vida. Pero, para ello, se requiere de coraje y determinación de tu parte; sin embargo, es un riesgo que vale la pena y sólo las personas que viven de este modo los saben, el resto viven en la fantasía, el deseo y la necesidad.  

 

Es importante que comprendas que en la danza amorosa interfiere el ruido de pensamientos cargados de creencias limitantes, el ruido de las emociones como la ansiedad, la ira y la tristeza así como estados emocionales que activan tu soledad, tu miedo al abandono, al rechazo y a la humillación entre otros; el ruido del juicio la crítica y la clasificación que puedes tener respecto a tu aspecto físico (el cuerpo) y el de tu pareja o amante. Se requiere de un gran coraje y determinación en la transición necesaria hacia el silencio íntimo, profundo y oscuro de tu sexualidad.

 

 

Para llegar a este nivel de silencio en tu sexualidad has de haber pasado ya por muchas experiencias sexuales tanto satisfactorias como dolorosas. El silencio en tu sexualidad requiere la unión de tu luz y sombra. ¿A qué me refiero con esto? Bien, respecto a la parte de la sombra me refiero a que en tu desarrollo sexual, lo más seguro es que has crecido en ambientes restrictivos y represores en cuanto a comportamientos sexuales se refiere como la mayoría de los seres humanos y ello ha contribuido a que, para ti, muchos aspectos de la sexualidad te causen culpa o formen parte de tu tabú sexual, por ejemplo la masturbación, las relaciones sexuales prematrimoniales, el mostrar excitación y pasión como realmente sientes y muchos más; ello te pudo haber orillado a manifestarte sexualmente, con el tiempo, de una forma que no eres tú realmente y, ejemplos de ello pueden ser: ceder a relaciones sexuales cuando no quieres, demostrar tu hombría para no quedar mal, fingir que el sexo no te afecta y que eres capaz de experimentar lo que sea, abusar de sustancias para tener “mejor sexo”, manipular, dominar y someter al(a) otro(a), condicionar un encuentro sexual, decir cuando querías decir NO y viceversa, fingir orgasmos que no sientes, exagerar tú excitación con jadeos y movimientos grotescos, etc… Todo esto, en el fondo, produce interferencia y ruido entre tu ego personal y tu YO esencial.  Para llegar hasta tu yo esencial, que es el que te brindará la experiencia de vivir la plenitud del silencio en tu sexualidad, es importante romper todas esas barreras que se han forjado alrededor de tu ego personal y que te forma una identidad y te hace creer que eres tú y que no te puedes comportar y vivir diferente. En cuanto a la parte de luz, me refiero a todas aquellas experiencias sexuales en las que pudiste sentir placer sin culpa y que fueron tan plenas que quisiste repetir esas experiencias todo el tiempo y que, al buscar volver a experimentar “lo mismo” caíste en comportamientos obsesivos que te llevaron a la frustración de no poder vivirlo de nuevo. Es la parte de luz porque ya te comprobaste que se puede disfrutar sin culpa ni represión y tampoco rebeldía. Cuando analizas y profundizas en ti mismo(a), estás listo(a) para unir ambas polaridades (luz y sombra sexuales) e iniciarte en el camino que te conduce a experiencias de silencio sexual en las que empiezas a “escuchar” los misterios del sexo y el enigma de tu cuerpo.  ¿Eres capaz de imaginar el silencio en tu vida sexual?… Cierra un momento tus ojos y empieza a explorar tu cuerpo con el poder de tu imaginación, recórrelo cada centímetro, respira, suspira, escúchate respirar, siente ese espacio interior, si de verdad sientes que eres merecedor(a) del placer, sabes que siempre hay tiempo para ti. Llegar a Tu Silencio Sexual implica intimidad contigo e intimidad contigo significa paciencia y aceptación total. El cerrar los ojos facilita esta intimidad. ¿No sueñas con placeres exquisitos? ¿Acaso no tienes deliciosas fantasías? ¿Sueñas con no sentirte juzgado(a) en la intimidad? Sabes que en una u otra forma el miedo y la ansiedad se manifiestan en algún punto de tu vida sexual, también sabes que, aunque no lo expreses y no lo reconozcas, te gustaría no sentirlo. Hay una infinidad de máscaras que te impiden llegar a tu propio Silencio Sexual, algunas de ellas están tan intrínsecamente integradas a tu personalidad que crees que forman parte de ti, que te describen; no es así, no eres tú. Por otro lado, si pretendes pensar positivo y, con base a ello, actuar en tu sexualidad, notarás que no siempre te funciona. La mente no puede sanar por sí sola al cuerpo. Es importante accionar. Primero tienes que accionar contigo, abrir brecha hacia ti mismo(a). Hablo de sanar al cuerpo porque nuestro cuerpo, desde muy temprana edad empieza a ser censurado en el “sentir”. Se le condiciona tanto y de tantas maneras (con códigos de familia, sociales, religiosos, culturales y educativos) que más que portar tu cuerpo con orgullo y agradecimiento, te manifiestas como portando una armadura que te impide acercarte realmente a los demás y viceversa, con una sutil, pero constante insatisfacción, con un anhelo de sentir plenitud y éxtasis; pero sobretodo: con demasiado ruido en tu interior. Ahora, tal vez, el que te hable del Silencio Sexual ya no te suene tan disparatado y cursi. Para poder llegar a este Silencio es necesario que acciones a tu ritmo y empieces por identificar cuáles son tus miedos al “sentir”, sentir placer asusta por paradójico que suene. Anhelas libertad sexual, no libertinaje; anhelas libertad sexual, no control, manipulación y condicionamiento; anhelas libertad sexual, no sometimiento. Y aunque estas condiciones se manifiestan en forma diferente en mujeres y hombres no son excluyentes en ninguno de los dos casos. Dicho anhelo de libertad se complementa con un anhelo de paz sexual, si, paz sexual y ésta no es sinónimo de abstinencia ni nada por el estilo, tampoco implica la represión de la pasión. El Silencio Sexual te conduce hacia tu libertad y paz sexuales; menciono “tú” libertad y paz porque eres único(a), te permite empujar tus propios límites hacia afuera de ti mismo(a) y con ello vivir una experiencia sin intimidación. Es importante que tomes en cuenta que: el cuerpo físico exige, el cuerpo emocional grita, el cuerpo mental habla y el cuerpo espiritual susurra y el alma, en silencio: al Éxtasis.

   

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Núm. 293 – Abril 2024