Revista Personae

GUADALUPE LIZÁRRAGA

Destapando cloacas del sistema judicial

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En esta ocasión entrevistamos a Guadalupe Lizárraga, directora y fundadora de Los Ángeles Press quien se ha forjado un nombre, entre otras cosas, por sus investigaciones sobre desapariciones forzadas y violaciones a los derechos humanos en procesos judiciales.

 

Nos cuenta que desde la adolescencia se enamoró de las letras: “Desde los 17 años supe que quería escribir y una forma de hacerlo era el periodismo, uno de los libros que me inspiró fue La mujer habitada de Gioconda Belli, la poeta nicaragüense, cuando leí ese libro dije «yo quiero hacer lo mismo, escribir y escribir lo que le pasa a la gente». Fue así como incursioné en el periodismo. Empecé a los 21-22 años con los primeros cursos y diplomados en periodismo y después hice la carrera y la maestría (en España), en fin, seguí el camino”.

 

Guadalupe Lizárraga

 

El falso caso Wallace, La lucha por la verdad y La vida impune: Biografía criminal de Isabel Miranda de Wallace, sumados a una serie de reportajes, han representado un caso emblemático en su carrera. Narra cómo surgió la inquietud: “Fue la defensa a Nestora Salgado que, en 2013-2014, ya era una líder comunitaria que había sido detenida de manera arbitraria por parte de Ejército y la Marina en Olinalá, Guerrero. La defensa de esta líder comunitaria me llevó a enterarme de lo que estaba pasando en las cárceles, la fabricación de delitos, las violaciones de derechos humanos, etcétera y, en ese caso, entra Isabel Miranda a señalarla de secuestradora, cuando yo había estado dando cobertura al caso de Nestora y sabía quién era. Entonces, lo que hice fue hacer una carta pública a Isabel Miranda porque yo no sabía quién era ella y desde Estados Unidos se veían las cosas diferentes. A partir de allí, ponen atención a las víctimas de Isabel Miranda -que son las ocho personas incriminadas, culpadas falsamente-, y me buscan para que yo trabaje el caso, me mandan algunas de sus pruebas, los expedientes, lo que han hecho para la defensa (2014), a raíz de ahí yo me meto en la investigación y cada semana, a partir del 31 de mayo del 2014, publico un reportaje, son ocho consecutivos, uno por víctima de ahí hay reacciones con Isabel Miranda. Empiezan a acosar a las víctimas, a generar represalias, a hablar mal de mí sin conocerme, a desacreditarme, y es donde yo doy continuidad a estos reportajes”.

 

El acoso fue constante: “Lo viví, no solamente con el periodo de Enrique Peña Nieto que es cuando me tocó el caso de Isabel Miranda, sino que también con el periodo de López Obrador. Estaba como titular en Notimex, Sanjuana Martínez y lo que hizo fue utilizar dinero público a través de granjas de bots para atacarnos a ocho mujeres que éramos incomodas en la información que estábamos generando. Yo estaba enfocada en la libertad de las personas porque son presos inocentes, las victimas de Isabel Miranda, hasta la fecha siguen en prisión con las secuelas de las torturas. Fuimos desacreditadas, la agresión era hacia el mensajero, sin cuestionar siquiera los contenidos, lo mismo pasó con otras siete mujeres más. Hasta la fecha es lo que está pasando, desacreditar al periodista es lo más burdo, pero es lo más práctico porque además nutre a las grandes audiencias de redes sociales”.

 

“Es un fenómeno global, también se da acá en Estados Unidos, sobre todo con el gobierno de Donald Trump. Es lo mismo, esta relación, este odio que se tiene a la libertad de expresión, a la libertad de prensa y eso fractura el Estado de Derecho. Estado Unidos está viviendo realmente esta situación también, estos ataques a la prensa, de hecho, acaba de suceder ahora con Donald Trump, cuando dice que los periodistas somos criminales porque cubrimos información que no le favorece en las encuestas”, complementa.

 

El fenómeno no es nuevo: “No es nada más de ahora, esto viene arrastrándose, por ejemplo, en México, mi estudio sobre esta fabricación de culpables viene desde 2001 cuando estaba Genaro García Luna en el CISEN y a partir de ahí se implementó una política de fabricación de culpables con exposición mediática. Se utiliza a los periodistas, a los medios para legitimar las medidas del gobierno; cuando la prensa independiente, cuando los medios se salen de esa línea vienen los ataques de descalificación al mensajero, al periodista, para solapar toda esta política de fabricación de culpables”.

 

Denuncia: “Tenemos el caso de Ricardo Raphael, en 2001, él fue parte del grupo de periodistas e intelectuales que avalaron la no filtración de narcotráfico en el CISEN, cuando estaba Eduardo Medina Mora. Incluso, el 18 de julio del 2001 se da a conocer en la prensa que este grupo de intelectuales habían verificado que no estaba infiltrada la institución por el narcotráfico; veinte años después, nos damos cuenta que Eduardo García Luna enfrenta un juicio en Estados Unidos por conspiración y narcotráfico. Ricardo Raphael sigue su trayectoria en los medios avalando a Isabel Miranda, celebrando con columnas en El Universal su candidatura en el 2012 por el PAN; es una persona que ha apoyado, legitimado la fabricación del caso Wallace. Luego en 2014 yo sacó una serie de reportajes, en 2018 presentó mi libro y me entrevista y se da cuenta de los hechos, de la fabricación, cuatro meses después él sale a los medios adjudicándose mi trabajo, mi investigación. Cuando yo reclamo, él, lo que hace, es desacreditarme, incluso con insultos de seudoperiodista, «que miento, que esto y aquello, desde Milenio TV», cuando había sido un trabajo de investigación de larga data de mi autoría. Tenemos esos periodistas que han sido parte de estas fracturas del Estado de Derecho y que ahora se montan desde el otro lado del escritorio y señalan. Otro caso es el de Carlos Loret de Mola, se vio en televisión como incluso junto a Pablo Reina, su asistente, participan en la tortura mediática y física, porque así está establecido en el protocolo de Estambul de Israel Vallarta, yo le di cobertura a ese documento de más de 200 hojas y ellos participan en ello activamente. Después, Loret de Mola se convierte en un adalid de la libertad de expresión, en los gobiernos actuales, por sus críticas”. “Es una lucha constante por la verdad lo que estamos viviendo, por eso se hace indispensable el periodismo independiente”, afirma.

 

Pasamos a la fundación de Los Ángeles Press, narra: “Fui exiliada, autoexiliada. En 2010, salí del país tras amenazas por aquel caso de los 49 niños quemados en Hermosillo. Yo estaba dando mi programa en MVS en aquel tiempo en la ciudad de Mexicali, me cortaron el programa a la mitad, recibí las amenazas y yo preferí irme porque incluso fueron al domicilio de mis padres. Cuando hago eso, me voy a Estados Unidos, mi esposo es ciudadano, entro a trabajar en California a una serie de campos de periodismo para crear proyectos independientes, en International Center for Journalist, lo que hago es presentar el proyecto y soy orientada, guiada por este instituto de periodistas y formo Los Ángeles Press. Yo veía que teníamos necesidad, aquí en la comunidad hispana, en California, de noticias en español. Teníamos necesidad de saber qué pasaba en las ciudades de nuestro país y los medios estadounidenses no daban cobertura con profundidad, son medios corporativos y solamente cubrían las noticias más destacadas del mundo o internacionales. Así fue como constituyo Los Ángeles Press en 2011, con una cobertura transfronteriza y fueron las redes sociales, a través de los usuarios, con quienes generamos contenidos enfocados en violaciones de derechos humanos para poder apoyarlos. Uno de los primeros trabajos potentes fue ayudar a las víctimas, a las madres, de feminicidios, con hijas desaparecidas o hijas asesinadas de Ciudad Juárez, porque revelamos más de 200 restos de mujeres guardados por años en la morgue de Ciudad Juárez”.

 

Guadalupe Lizárraga

 

Solicitamos los nombres de quien la amenazó, provocando su huida, responde: “La secretaría de Gobernación, yo estaba dando mi programa, era un análisis, Verdad y política se llamaba el programa, estaba en vivo y sonó el teléfono en el estudio, me mandaron a corte y ya no me dejaron regresar. Una persona me apuntó y me dijo que sabía cuál era la dirección de mis padres y cuánto costaba la casa y que me la iban a quitar. Fue delante de mis colaboradores, éramos un equipo que trabajábamos con este programa. En su momento, puse la denuncia y la queja con el mecanismo de protección de periodistas, pero sin mucha esperanza de que cambiaran las cosas”.

 

No sintió el apoyo de los organismos internacionales: “De hecho, Reporteros sin fronteras, ya con el caso Wallace, en realidad ha visto para otro lado, se ha volteado, nunca recibí realmente su apoyo. No sé por qué, el caso, era complicado. De quien sí recibí el apoyo jurídico, la orientación, el acompañamiento fue de CPJ, (Committee to Protect Journalists) que están en Nueva York”.

 

Nos habla de su futuro cercano: Los Ángeles Press se ha convertido en un espacio para denunciar todas estas violaciones de derechos humanos, hacer periodismo independiente, con un enfoque humanista. Estoy trabajando en otros libros, en otros proyectos y, por supuesto, en tratar de apoyar, de inspirar un poco, a las nuevas generaciones”.

 

Para concluir se describe: Soy una periodista aguerrida, ruda, que ha dejado los miedos desde hace tiempo para dar cobertura a estos casos, muy detallista que es lo que me ha dado la escritura. Sé escuchar, saber escuchar es muy importante para los periodistas porque es cuando nos damos cuenta de la necesidad que hay de que las víctimas sientan que el periodismo todavía es una esperanza, una esperanza de vida y de libertad”.

POLÍTICA

Núm. 306 – Mayo 2025