Revista Personae

COSTO DEL AGUA Y SEQUÍA

Ecuación devastadora para alimentos

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Años atrás, unas cuantas vueltas de las páginas de calendarios contemporáneos, los temperos, campesinos forjados generacionalmente en los vaticinios de la témpora para esperar las cosechas, buenas o malas, ajustadas a la predicción de estos ancianos expertos en desglosar por adelantado los signos de la naturaleza, las lluvias fueron, y son, una bendición para subsistir, así las ven y valoran los agricultores: buen temporal, buena cosecha. De las precipitaciones depende la producción de alimentos y la vida misma, su ausencia esteriliza la tierra, seca los mantos freáticos y evapora presas y lagunas.

 

Costo del agua y sequía

 

En los primeros días de enero, a la predicción de los temperos acudían los jefes de familia, señoras y señores responsables de la siembra, quienes escuchaban sin interrumpir y grababan en su mente los designios del pronosticador de los tiempos meteorológicos para el resto de año. Agradecían con grano de la cosecha anterior, aves de corral, alguna herramienta de labor o hasta con un marrano para cebarlo, nunca con dinero en moneda o billete, eso sería inaceptable, falta de respeto a grado de humillación para el anciano que por igual del resto de la comunidad labra su tierra.

 

Regresaban a sus parcelas y hacían trazos empíricos, también heredados por generaciones, para determinar los tiempos de barbecho y labores culturales, apegados a los designios del tempero. Todo según la abundancia o escasez de las lluvias, de las que depende, también, la agricultura por riego y toda la cadena de producción de alimentos.

 

Al igual que los agricultores que cultivan con sistemas de riego, calculaban los gastos por pago de jornales de siembra y cosecha, semilla, abonos o fertilizantes y posibles plaguicidas y herbicidas y lo imprescindible, el agua, que para los del temporal no entraba en los costos: la provee Dios… o la naturaleza, en una mezcla místico-científica de los productores del campo.

 

Costo del agua y sequía

 

Hoy, a la distancia de los temperos, todos los días las tecnologías más avanzadas para medir los cambios climáticos y pronosticar el tiempo, sequías, huracanes o simples tempestades por regiones a nivel global, dictan las pautas para la producción de alimentos con la misma base que los temperos: abundancia o escasez de lluvias, sólo que ahora el agua cotiza en el mercado de futuros de Wall Street, en Nueva York, y desde ahí se determina el precio que habrán de pagar los agricultores por los derechos de uso del preciado líquido.

 

De acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los países que más consumen agua a nivel mundial son China y Estados Unidos, y en los mismos reportes de este organismo, se explica que dos mil millones de personas habitan en países con graves problemas de acceso al vital líquido, en tanto que se estima que en los próximos años (para 2025) dos tercios del planeta se podría experimentar escasez de agua y millones de seres humanos se verán desplazados de sus lugares de origen por la falta de este recurso.

 

A esto habrá que agregar el problema del alto costo de los alimentos, que hoy en día tienen en jaque a las economías de la mayor parte del mundo al presentar índices inflacionarios inauditos, que se ven agravados por los ascendentes precios del mercado alimentario. Y esa tendencia difícilmente podrá revertirse ante un escenario en 2022 de una grave sequía prolongada pronosticada para los países y regiones productoras de básicos.

 

Costo del agua y sequía

 

Desde el momento en que el agua entró al mercado bursátil (8-12-2020) el valor de las cosechas quedó influenciado por la cotización del vital líquido en Wall Street. Ahora, además de los costos por insumos, mano de obra, créditos y maquinaria, al valor de las cosechas habrá que sumarle el precio del agua que fije la Bolsa.

 

Para CME Group Inc., los futuros del agua servirán para proteger a los grandes consumidores de agua de California, Estados Unidos, que históricamente ha sido golpeada por sequías y crisis hídricas.

 

CME Group, con sede en Chicago, Illinois, “es el lugar al que todos recurren para administrar el riesgo en todas las clases de activos más importantes: tasas de interés, índices accionarios, divisas, energía, productos agropecuarios, metales y productos de inversión alternativos, tales como futuros climáticos e inmobiliarios. Sobre la base del legado de varias bolsas, CME Group es el mercado de instrumentos derivados más grande y diverso del mundo, operando más de 3 mil millones de contratos por año, abarcando la más amplia variedad de productos de referencia disponibles” se precisa en su sitio Web.

 

Es claro que el agua se equipara con el oro, el cobre, el petróleo y otras materias primas comercializadas en Wall Street, luego de que entró al parqué neoyorquino, en el que se negocian contratos de futuros sobre el suministro de agua del Estado de California.

 

El índice Nasdaq Veles California Water (NQH2O) inició en diciembre de 2020 a un valor de 486.57 dólares por acre-pie, medida que equivale a poco más de 1.4 millones de litros, y esto a su vez a 39 centavos de dólar por tonelada métrica del líquido. Un acre-pie es una unidad de volumen usada en los Estados Unidos como referencia a los recursos de agua.

 

Costo del agua y sequía

 

En el índice Nasdaq la cotización del agua para febrero de 2021 (que fue un año seco) se elevó a 523.50 dólares y para agosto del mismo año llegó al pico de 939.11 dólares, casi al doble del valor con el que arrancó ocho meses atrás. En 2022 la cotización del líquido inició en 733.23 dólares (5-01-22) y para el 15 de febrero estaba en 759.66 dólares. Para el presente año se pronostica aún más seco que 2021.

 

Mientras tanto los precios de los alimentos se mantienen en una tendencia ascendente. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que recoge la evolución de éstos en todo el mundo, cerró 2021 con un aumento de 28,1%, “subidas robustas, las mayores en muchos años”.

 

Abdolreza Abbassian, economista de la FAO, advierte que el elevado coste de los insumos, la pandemia y la creciente incertidumbre climática dejan poco margen para el optimismo en cuanto a que bajen los precios de los alimentos durante 2022. Y en ello, el costo del agua constituye un ingrediente fundamental.

POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024