JOHN DOS PASSOS
“El Número Uno” de la llamada Generación Perdida
- EXLIBRIS
- diciembre 2024
- Bernardo González
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“Hay días que somos tan lúgubres, tan lúgubres,// como en las noches lúgubres el llanto del pinar,// El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,// y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.//…Más hay también ¡Oh Tierra! Un día…un día…// en que levamos anclas para jamás volver…//Un día en que discurren vientos ineluctable // ¡un día en que ya nadie nos puede retener!”, escribió en su poema de la Vida Profunda el debatido periodistas, poeta y muchas cosas más, el colombiano Porfirio Barba Jacob, uno de los pseudónimos de Miguel Ángel Osorio Benítez, el personaje que escandalizó a la sociedad colombina, la mexicana y de otros lares en la primera mitad del siglo XX. Murió en la Ciudad de México hace 82 años, exactamente en 1942, a la mitad de la Segunda Guerra Mundial, cuando el futuro del planeta estaba en uno de sus momentos más críticos. Los que nacimos en aquellos tiempos posiblemente traíamos en el alma mucho pesimismo que hasta la fecha nos aqueja. Pesimismo que se ha agudizado en el año que está por fenecer en cuestión de semanas. Definitivamente 2024 no fue el mejor para el que suscribe esta EX LIBRIS. Se empiezan a sumar los menos y los mas del costo de la vida y eso nos coloca en los días y en los pensamientos lúgubres que dijera Ricardo Arenales, otro de sus pseudónimos. “Aunque hubo otros días que fuimos tan móviles, tan móviles, como las leves briznas al viento y al azar…tal vez bajo otro cielo las Gloria nos sonría…La vida es clara, undivaga y abierta como un mar…//“.
Lobregueces aparte, 2024 ha sido un año de mal fario. Podría llamársele el “año del populismo”, en el peor sentido del término; no solo en México, ya se empiezan a sentir las consecuencia del dominio populista en la vida nacional, en todos los sentidos, especialmente en los propósitos de la mal llamada Cuarta Transformación —con la apropiación del poder en el Ejecutivo, el Legislativo con las dos cámaras del Congreso Federal y a punto de cooptar el Poder Judicial, y los organismos que actuaban en forma autónoma pero que ya perdieron su autonomía a propuesta del Ejecutivo—, y en Estados Unidos de América, con el triunfo de los “sarracenos trumpistas”, se avecina un retroceso político antidemocrático como nunca en la historia de la Unión Americana y en el resto del mundo.
Repetiré la frase medieval española respecto al embate de las fuerzas regresivas cuando no hay manera de impedir su supremacía: “Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos”. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, sin mistificaciones, ni subterfugios. Trump logró su propósito y muchos estadounidenses —fundidos en el melting pot “americano”—, decidieron caer en el garlito. Más claro ni el agua. Trump no fue el flautista de Hamelin que actuó por venganza en contra de las autoridades. El magnate ganó porque millones de electores motu propio así lo decidieron. Nada de paparruchas. Una buena parte de la comunidad del Tío Sam decidió votar por la propaganda del extravagante empresario. Están convencidos de sus “bondades”, que con su pan se lo coman. O lo sufran cuando se impongan los ayes de la realidad. Todo a su tiempo.
En tales condiciones, para mayor información en mi columna ISAGOGE —que durante muchos años he publicado en distintos medios sobre política internacional—, volví a la lectura de libros de especialistas estadunidenses en el tema (no solo de obras técnicas, también literarias de antaño y de hogaño). Entre otros, hace poco más de un año en una de mis andanzas por Madrid —más bien por sus librerías—, adquirí, por 22.50 euros, una traducción excelente del libro Number One (El número Uno ), de John Dos Passos, originario de Chicago, la Ciudad de los vientos, a la vera del Lago Michigan, el novelista estadounidense descendiente de comerciantes portugueses, uno de los principales exponentes de la llamada Generación Perdida de escritores estadunidenses.
Para algunos lectores de Personae cuya edad no les facilite recordar vida y obra de Dos Passos, vale la pena recordar que tres de los trabajos del autor que motiva esta columna reunida en la serie U.S.A. —se publicaron en las tres primeras— décadas del siglo pasado: El paralelo 42; 1919; y El gran dinero—, fueron los más logrados entre los muchos intentos realizados en el siglo XX en una historia global de la vida norteamericana. Dos Passos abarca los años transcurridos entre 1900 y 1930, y describe el apogeo del movimiento obrero, el funcionamiento interior del capitalismo, la vida en el mar, la experiencia estadounidense en la Primera Guerra Mundial, la ascensión de Hollywood y el declive de la Gran Depresión.
Todos estos acontecimientos son tratados de forma artística a partir de los doce personajes principales de la novela, seis hombres y seis mujeres. El papel que juega la violencia en la vida de los vecinos del norte se demuestra con firmeza sobre todo en el relato de los ataques contra los Wobblies (International Workers of the World: Tabajadores Internacionales del Mundo).
No obstante, U.S.A. es el habla popular define Dos Passos, y su impecable oído para las numerosas voces de la Unión Americana pone estas voces en conflicto o concurrencia, construyendo una visión de conjunto que también es una crítica socialista. El autor, no es un naturalista del siglo XIX, sino un modernista, todos los escritores en cierta forma lo son en su momento, y el habla de la gente está engastada en una narrativa que deriva de James Joyce, Gertrude Stein y Ernest Hemingway.
Sus viajes en 1932 y 1937 por España dieron el material suficiente para sus tres novelas siguientes: Adventures of a Young Man (Aventuras de un Joven, 1939), Number One (El número uno, 1943), y The Grand Design (El gran diseño, 1949) en las que se aprecia su progresivo desencanto con el movimiento obrero y las políticas izquierda.
En la novela que nos ocupa, John Dos Passos hace una radiografía prácticamente universal de la corrupción política centrándose en la estadounidense. Aunque de ninguna manera el autor puede considerarse un profeta de lo que ha sucedido en su país de nacimiento, si pueden hacerse comparaciones con los Estados Unidos de hace 82 años y con la Unión Americana de los años en curso.
Así las cosas, el personaje central de El número Uno, Homer T. Crawford es un auténtico animal político. Nadie, en el círculo público de la última gran potencia se conduce como él. Nadie le gana en astucia ni a elocuencia, y nadie entiende a las masas como él las entiende. Estas iniciales líneas ya pueden servir de guía para que nadie se llame a engaño: ni propios ni extraños. Los avezados lectores pueden intuirlo. No es necesario un I. Q. Extraordinario.
El personaje de la novela es Número Uno en popularidad, en contactos, número uno en favores. Por supuesto es también el número uno en corrupción. Trátese de lo que se trate, sobre todo si es un asunto que tienda a ser turbio o por lo menos ilegal. Número uno también en demagogia y en escándalos privados.
Nada de esto parece suponer un obstáculo para las ambiciones políticas de este hijo predilecto de Oklahoma. Con la ayuda de un asesor de campaña que está sobrio de vez en cuando, Crawford consigue el cargo de senador y pronto aspira la presidencia de Estados Unidos de América. Como haría Robert Pen Warren tres años más tarde con Todos los hombres del rey, John Dos Passos esboza en esta obra una ácida caricatura de la figura de Huey Long, senador de la estada de Luisiana en los años 30 del siglo pasado, y de su mano emprende un turbio y tortuoso recorrido por los peores locales de la política. Podría decirse que Crawford y sus secuaces saltan de las páginas del libro a las imágenes de los noticiarios televisivo o de las redes sociales sin tener que cambiarse ni de corbata ni de traje. Es lo mismo, o casi.
John Dos Passos se desempeñó como periodista durante la Segunda Guerra Mundial, y en 1947 ingresó en la American Academy of Arts and Letters. A lo largo de su exitosa vida literaria, publicó cuarenta y dos novelas, así como poemas, ensayos y obras de teatro en 1966 llegaron a las librerías sus memorias Años inolvidables, y en 1967 recibió el famoso Premio Feltrinelli.
Dos Passos falleció en Baltimore en 1970, y desde 1980 se concede un premio literario en su honor a aquellos escritores “brillantes pero infravalorados cuya obra se caracteriza por observaciones incisivas y originales, enfoca temas específicamente estadounidenses y desafía las convenciones literarias”.
Durante la Primera Guerra Mundial se unió en Europa a un cuerpo de voluntarios como conductor de ambulancias y una vez terminado el conflicto, continuó sus estudios en la Sorbona de París, donde entró en contacto con las nuevas corrientes artísticas de la época. Su primera novela, One Man ´s Initation, 1917 se publicó en 1920, y a esta le siguieron la narración antibélica Three Soldiers (1921) y Manhattan Transfer, 1925, un retrato de la vida de Nueva York que le representó su primer gran éxito literario. VALE.