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La democracia en México apenas en obra negra, advierte Jesús Silva-Herzog M.

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Directo: el libro La casa de la contradicción del profesor en el Tecnológico de Monterrey, Jesús Silva-Herzog Márquez, que también publica semanalmente una columna de crítica política en un periódico de la Ciudad de México, no tiene desperdicio. En el segundo párrafo del prólogo de su libro dice lo que tiene que decir: “No entenderemos el éxito de la convocatoria populista si no hacemos un balance severo y equilibrado del régimen de la transición que terminó siendo, en buena medida, pluralismo oligárquico, corrupción descentralizada y barbarie. No tengo la menor duda de que estamos ante el peligro de una terrible regresión autoritaria basada en la soberbia de quien se imagina como una estatua por encima de la Constitución, libre de las restricciones de la aritmética y ajeno a los fastidios de la realidad, pero la crítica al agresivo proyecto autocrático no puede fundarse en la nostalgia de lo inmediato, en la idealización de un pasado que no nos dio ley, ni prosperidad ni cohesión”.

 

Jesús Silva-Herzog Márquez

 

Habrá quien crea que Silva-Herzog es demasiado franco, o ríspido.

Y otros, los que no suelen disfrazar las cosas, y las llaman por su nombre, sin mistificaciones, piensan que apenas es el lenguaje que debe imperar. Si un autor analiza el actuar del presidente Andrés Manuel López Obrador, este es el idioma adecuado. Pagar es corresponder, suele decirse, y en correspondencia al tonito y a las formas que el tabasqueño se despacha en las “mañaneras” no hay otra vía por donde encaminarse. Al pan, pan, y al vino, vino. Sin más. Dice el Ejecutivo que estos son otros tiempos, pues veamos.

 

Silva-Herzog no se equivoca cuando espera que “el escritor del libro no traicione al redactor de artículos. Que respete la incoherencia y la vacilación que nos protegen del dogma y que preserve también los chicotes de la indignación”.

 

La casa de la contradicción bien podría contar con más de 202 páginas, pero el autor pudo constreñir su análisis en un volumen sustancioso en el que explica porqué los mexicanos debemos exigirle más a la democracia que “indudablemente no es un paraíso”, sobre todo porque México no cuenta con una clase política que nos conduzca a contar con buenos gobiernos, competentes, sensibles ante lo que está sucediendo en los días que corren. Desafortunadamente, como lo atestigua el autor a lo largo de este volumen, los procesos democráticos vividos en el país en 1997, 2000 y 2018 no dejaron mejores gobiernos ni una mejor clase política.

 

La casa de la contradicción

 

En una entrevista periodística con motivo de la aparición de este libro, Silva-Herzog explicó: “entramos a esta administración con una ingenuidad y una ilusión que implicaba que los cambios políticos eran suficientes y que, en la medida que cambiáramos la puerta de la casa ya no se tendrían que hacer muchas otras cosas adicionales, pero yo creo que nos equivocamos”. Y vaya que sí, el flautista de Hamelín a la mexicana resultó un gran fraude. Nada bueno podía nacer de una traición política que siempre se quiso disfrazar con la máscara de “primero los pobres”. Farsa por cualquier parte que se quiera ver.

 

En la misma entrevista, S-H consideró que en México hay “decepción y desilusión”, es obvio, la democracia “ no es una varita mágica que va a resolver todos los problemas”. Asimismo, el catedrático criticó que “haya la fantasía en el régimen lopezobradorista de que la democracia empieza con su victoria, que es el instante en que se origina la democracia auténtica y que todo lo anterior era una farsa”. Error garrafal. El proceso de la alternancia en este país viene de muy lejos”. Ni Roma, ni México se hicieron en un día. Así es.

 

Por otra parte, plantea el autor de La casa de la contradicción que “la denuncia del secuestro de las instituciones por parte de las élites es irrebatible”, aunque aclaró en la entrevista citada que “no es la solución este populismo belicoso del presidente López Obrador (sino que) tenemos que hacerlo a través de la dignificación  de la pluralidad. No se pueden usar solo dos colores para dividir al país”.

 

Respecto al papel que ha desempeñado la oposición desde las elecciones de julio de 2018, S-H  planteó en la misma ocasión: “Los partidos políticos tradicionales, el PAN, el PRI, el PRD, no han tenido la capacidad de decir ‘tenemos que cambiar esto’, pero proponiendo algo distinto a lo que teníamos antes del 2018…”.

 

Cinco capítulos componen este libro: Prólogo, El régimen de la contradicción, Desfiguración, Demolición, Epílogo. La contradicción negada. Eslabones de una misma cadena que nos conducen, paso a paso al escrutinio del gobierno de AMLO. La cuarta parte empieza recordando una fecha: el 27 de enero de 1848, el día que el diputado Alexis de Tocqueville tomó la tribuna de la Asamblea Nacional para dirigir un mensaje urgente a Francia porque el futuro autor de La democracia en América veía una “profundísima crisis moral (en su país), que terminaría por cambiar la historia”.

 

El mensaje del ahora reconocido célebre escritor y moralista giraba alrededor de la corrupción, que carcome lo elemental y denunciaba el secuestro de lo público, la degradación de las costumbres. De alguna manera, Alexis describía la desaparición de la política misma: “Por su indiferencia, por su egoísmo, Por sus vicios, la clase que entonces gobernaba en Francia, se volvió indigna e incapaz de gobernar”. Al concluir su discurso, Tocqueville dijo: “Estamos durmiendo sobre un volcán”.

 

Y, S-H, por su parte escribe: “La elección de julio de 2018 fue, para México, la erupción de ese volcán”. No por nada, sino porque México, al final de cuentas en un país de volcanes. “En 2018 terminó (la) política de la desconfianza. El electorado apostó decididamente por el cambio más radical. Los votos le dieron a la nueva presidencia el respaldo de una mayoría leal. Con la restauración electoral del presidencialismo cambiaba radicalmente el mapa político del país. Los partidos tradicionales quedaron hechos polvo…El partido que había sido fundado apenas unos años atrás por Andrés Manuel López Obrador recibió el poder con el camino despejado…Se cierne sobre el país un poder sin restricciones y sin concierto. Doble amenaza: arrollar y dar tumbos”.

 

Empieza Jesús Silva-Herzog la disección del “primer líder social que ocupa la presidencia de México. Un hombre de instinto, terco, perceptivo, audaz, imaginativo, misteriosamente elocuente (demasiado, creo, BGS). “Ahí puede arraigar la intensidad de la devoción y el temor que provoca. El político más raro y también en el más talentoso que ha conocido México en muchas décadas”.

 

El analista escritor describe las distintas facetas del hombre que ahora gobierna Mexico, el tan difícil país que difícilmente reconoce a los pocos políticos cuyo vientre ha parido y que han sobrevivido a sus distintas aventuras gubernamentales… El dirigente registra como nadie el Abismo de México. (Su) diagnóstico no es particularmente minucioso, pero es certero. Entiende que la desigualdad es el principio generador de México. Los remedios que propone son otra cosa”.

 

La difícil biografía política del tabasqueño es una radiografía impresa por la habilidad analítica de Silva-Herzog: “L.. O. se ha hecho a sí mismo, y casi podría decirse que a solas. Si no hay padrinos en su biografía tampoco hay compañeros. (Su quita y pon en el gabinete lo demuestra; sus nombramientos son pragmáticos y cínicos). Un insumiso no reconoce pares. Idólatra de sí mismo, está convencido de que la solución para

México es él. Soy un “rayo de esperanza”, dijo alguna vez (Y en otra fue menos modesto: “yo ya no me pertenezco, pertenezco al pueblo”.

 

 

“La política es guerra…no importa en realidad el motivo del conflicto. Lo que cuenta es el vigor de la rivalidad, la imposible conciliación…Al decretar la enemistad, al enlistar los agravios, al enfatizar la amenaza del contrario, López Obrador da sentido a su causa y cuerpo a una legión combatiente. Nadie ha cultivado esa lealtad vehemente como lo ha hecho él”.

 

En fin, por no ir más lejos, bien afirma Jesús Silva-Herzog, “la megalomanía ha sido parte de su encanto. López Obrador se ofrece al país como el Cuarto Padre de la Patria”. Primero fue Hidalgo, luego Juárez, el tercero Madero y ahora “viene él para completar el mural con la fundación de la patria amorosa… lo que le ilusiona es de hombre de nación. Fundador de un mito para el futuro. Ser un cuento para niños que no han nacido. Material para una futura historia de bronce….”. La casa de la contradicción, hay que leerlo. Vale.

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