Revista Personae

TEATRO PESCADERO

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Muchos hemos escuchado sobre el mítico festival del Burning Man, organizado, según se dice, por el transgresor e ideólogo, Larry Harvey. En 1989, Larry Harvey y sus amigos se reunieron a festejar el solsticio de verano y dejar claros las nociones de supervivencia, en una civilización, que ya se vaticinaba desastrosa. Los principios se basan en una inclusión radical, es decir, aceptar a todos, absolutamente a todos. La desmercantilización, la autosuficiencia radical, (debes traer todo, absolutamente todo, porque en esa tierra desértica, no hay nada); dar donaciones, la expresión radical, el esfuerzo comunitario, la responsabilidad cívica, el no dejar rastro y limpieza, es decir poseer una conciencia ambiental radical; la espontaneidad de la expresión artística y la participación colectiva al rojo vivo. Por supuesto, que la moda excéntrica es trascendental.

 

Teatro Pescadero

 

Parodiando el Burning

Año tras año, esta manifestación existencial ha dado ejemplo de crear y destruir una ciudad atemporal en los ocho días que se vive en el desierto de Black Rock Nevada, para culminar con el muñeco en llamas. Quien ha asistido al Burning Man, se lleva la sorpresa al conocer verdaderos sobrevivientes de los años 60´s, aquellos quienes ya en el verano del 68 asistían a Festivales Rainbow, y varios woodstokers acostumbrados a vivir en tipies, casas rodantes y encontrarse en bosques, lagos y pequeñas aldeas, para convivir y afianzar sus credos, experimentando la cultura “holística” en aliento, forma de higiene y, por supuesto experimentando con LCD, psilocibina, píldoras naturales, para estimular la imaginación y otros viajes que los llevaban besar los universos paralelos, grupo de avangarde considerados, por los “normales”, como outsiders, en resistencia frente al imperialismo mundial.

Lobos de selvas boscosas, diablesas atrevidas veteranos, entrenados para hacer crear campamentos y desafiar las leyes sociales y naturales y vivir entre tormentas de arena, diluvios torrenciales y altas temperaturas que calcinan hasta las ideas. Los personajes que caminan en estos valles yermos son icónicos: capitanes del amor, diosas del arcoíris, gitanas cósmicas que pasan el día leyendo manos y el tarot, unicornios, conejos gigantes, hippies, juppies, intelectuales, pandillas miembros de la realeza en incognito, incluso algunos legados de los family dog es decir, toda una tripulación de trainspotting

 

Teatro Pescadero

 

Un calidoscopio de aventuras

Con estos datos enfocamos nuestros binoculares y nos dirigimos a Teatro Pescadero un espacio que invita a dinamitar la mente cuadrada, circo, maroma y teatro, un laboratorio de ideas, un espacio propicio para la erupción creativa y lugar de encuentro para comunidad. Así, entre el desierto y el mar, en un pueblo llamado El pescadero, en Baja California Sur, enclavado entre Los Cerritos y Todos Santos B.C.S aparece esta insólita carpa de fantasías “Teatro Pescadero”, su creador y director es Dillon Porter y su cofundadora Mehry, cantante y actriz de Broadway, ambos con una larga trayectoria histriónica internacional, han venido a encender esta zona con sus puestas en escena, antes de montar The Burning Man, el musical, ensamblaron varias obras en este lugar, como poesía en voz alta de Walt Whitman, y The Prophet, del poeta libanés Yibrán Jalil Yibrán, con excelente acogida. Un gran atractivo es que el teatro está ubicado en medio de tierras fértiles y largos horizontes verdes en las faldas de la Sierra de la Laguna, y a unos pasos del océano Pacifico. Este contraste es sumamente interesante ya que in the middle of the no were aparece un laboratorio de sueños donde se presenta el Burning Man donde actúan verdaderos combatientes de este movimiento. La arquitectura del teatro al aire libre semeja un corral de comedia, como las primeras carpas teatrales del siglo XVI. El semicírculo de ágora permite una fusión armónica entre público y naturaleza, las dimensiones resultan visualmente interesantes, ya que los actores se presentan en tres planos, provocando una acústica brillante, sin necesidad de hi tech. Y a un costado hay un grupo de música en vivo, y el actor principal, Dillon funge como primer narrador, evocando a un sátiro semidesnudo.

 

Teatro Pescadero

 

Burning Man, el musical

Esta una obra deliberativa ya que los personajes defienden sus puntos de vista, y el texto teatral se diferencia del narrativo, al jugar con diálogos y monólogos que narran la acción. La estructura de los arquetipos representa vicios e imágenes comunes, que al contradecirse llevan a la reflexión como es la picardía, la avaricia y la exageración, que a veces son llevados al extremo figurando situaciones ridículas, absurdas, extrapolándose con un vestuario excéntrico, con elementos como lentejuelas, plumas, incluso ciertos striptease, que dan un toque de cabaret, sugestivo y provocador. La persuasión y el conflicto de los personajes resulta bilateral, ya que existe un intercambio comunicativo con el público que eleva el ritmo cardiaco. Excelente producción teatral con recursos más que limitados, excesivamente imaginativos y siempre introduciendo un toque shakesperiano, donde impera la risa, las tramas enredosas y burlescas. La obra musical en dos actos compuesta de canciones, bailes y coreografías es irónica, busca hilarse para hacer un todo integrado reflejando las parodias, incongruencias y la subcultura que se gesta en la tierra mítica del Burning Man. Otro punto interesante es que los actores no son profesionales, sino que ejercen comúnmente otras disciplinas, (músicos, pintores, maestros de yoga, etc.) y se han subido al proyecto, expresando sus potencialidades explorando y transformando su vida, acercándose al método Stanislavski, a través del arte de la experimentación.

@mehryiris

@teatropescadero

@Dillon_porter

@marcelcass

Fotografía Sasha Golyanova

POLÍTICA

Núm. 295 – Junio 2024