RAFAEL MERINOO
Seducido por la anatomía humana
- ARTE
- noviembre 2021
- Rosaura Cervantes
- Fotografía: Fabián Merino
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Conversar con el Maestro Rafael Merinoo, es transportarse al mundo de los libros, de la libertad de la vida y al mismo tiempo de la disciplina, del estudio y de la fascinación por el cuerpo, de los pliegues, de los músculos y evoca a las imágenes en movimiento con palabras y pinceladas.
Recién termina una serie de 17 retratos: “Yo pinto de todo. Es un hecho que soy un estudioso de la pintura y el dibujo, y trabajo de todo en cuanto a realismo”. Comparte que hace poco se mudó a Ixtlahuacan de Rayón, Estado de México, y se siente en un paraíso, “es lo que necesitamos los artistas plásticos que trabajamos de tiempo completo”. Menciona que durante las madrugadas ve el Nevado de Toluca y por las tardes, desde otro punto de su estudio se deleita con hermosas vistas de las milpas.
Tiene muy clara la diferencia entre el comerciante y un artista plástico: “El primero puede pintar bonito, en cambio, el artista plástico tiene un diálogo con el espectador. Es decir, los primeros pueden pintar bonito, pero es pura pintura, puedes ver un mar, una naturaleza muerta, hasta un abstracto que no dice nada. Muchos abstractos se justifican con que su tendencia es el abstracto expresionista o el abstracto geométrico, pero sigue siendo abstracto. Una vez tuve una discusión con unos abstractos y les dije: “Para mí son abstractos y punto””.
Continúa: “Si no hubiera existido (Wassily) Kandinsky, hubieran valido madres definitivamente. Hubo un señor que fue el creador del Abstracto conciencia, con libros hechos a pulso de lo que estaba haciendo, y sobre esa teoría empieza a hacer sus abstractos, cosa que muchos de los abstractos desconocen, y cuando le pregunto de dónde viene su abstracto, me dicen que es una expresión de cuando yo estuve amargadón”.
“Yo admiro a todos los artistas sean buenos o malos, porque a fin de cuentas están haciendo algo. A los que no reconozco, son a los bohemios, porque están esperando la musa, están esperando el momento en que la inspiración llegue y eso no viene al caso. Un artista profesional debe tener buen horario, y sus momentos de recreo, por lo tanto, la bohemia no funciona para mí”.
Ese goce por la vida, de poder ir de un tema a otro. De enfatizar ciertas palabras para dar mayor fuerza a la respuesta o delimitar el contexto, llegamos así a los inicios del Maestro Rafael Merinoo. Le cuestiono si la pintura llega a él o él a la pintura. Inmediatamente responde: “La pintura llegó a mí por medio de mi papá y mi hermano. Mi padre pintó, aunque no profesionalmente, pero tenía sus cuadros, y cuando yo era chamaco, mi hermano estaba en (La Academia de) San Carlos, y esto permitió que tuviera acceso a las paletas, los colores, pinceles, pigmentos, porque estaban en la casa, y gracias a ésta “facilidad”, tuve la manera para manifestarme a través de los cuadros. Yo quería dibujar bien, sin embargo, me desesperaba pronto, y como dice el dicho, para hacer un buen dibujo tienes que echar a perder mil. Fue así que me apresuré a echar a perder mil, así que pinté, o mal pinté mil cuadros para sacar uno o dos más o menos y así sucesivamente”.
Pasamos a sus gustos entre los que destaca la pintura naif, aunque es la pintura de los oaxaqueños la que lo seduce, en especial, el trabajo de Francisco Toledo: “Es el papá de todos los oaxaqueños. Yo digo que Toledo es el mejor artista plástico del mundo y de todos los tiempos. Te explico brevemente porqué: Su obra se asemeja un poco al arte rupestre por algunos colores que tiene, sin embargo, empiezas a ver el diseño, y recorre el punto de fuga –que es el arte rupestre–, pasando por el arte bizantino, por los barrocos, impresionistas y pasando por toda la historia del arte… Llega un punto donde su arte es actual, porque está descubriendo un concepto universal”. Hace una pausa para encender un cigarro y continuar: “Toledo es un genio y nos dejó un legado muy grande. Lo malo es que los oaxaqueños tomaron como estandarte su pintura porque se vende bien, es un arte bien recibido en todo el mundo y se aprovecharon de la escuela de un magnífico artista como es Toledo y cómodamente hacen sus cositas… Juega con el color, juega con las piedras, juega con el diseño, es lo importante y sobre todo su temática, de la que habla su obra: un artista plástico tiene que decir algo en su lienzo de lo que está haciendo, para mí, ¡es el mejor! No he admirado a nadie porque todos pertenecemos a nuestros tiempos y nuestros tiempos hay que aprovecharlos al máximo. Lo que he visto de Toledo deja muy a gusto mi alma, y, sobre todo, ¡es mexicano! Eso es lo importante”.
¿Desde siempre tuvo la idea de pintar el cuerpo humano? Responde: “Al inicio pintaba de todo, bailarinas, viejitos, niños, todo lo pintaba ‘bonito’. Sin embargo, me di cuenta, que, yo no tenía lenguaje para decir al espectador. En ese momento dije, ¡Debo regresar a la Academia de San Carlos!”.
Tras dos décadas y un problema de salud, “…regresé a la academia y lo primero que te presentan es la anatomía con modelos, no creas que una o dos, te ponen como 5 o 6 simultáneamente, entre varones y damas. Yo empecé a mezclar en mis dibujos la anatomía del hombre y de la mujer…”.
“Ya conocía la anatomía, pero disfrutarlo con modelo en vivo cambió mi perspectiva. Fue cuando empecé a descubrir maneras diferentes de representar la anatomía y, por otro lado, te entusiasma la juventud. Yo estaba en un salón donde había puro chamaco y me transmitían esa alegría, esa manera de ver la vida muy bohemia. Yo también fui bohemio, pero me contagié del ambiente de la academia”.
Después de aquella retroalimentación, el Maestro Rafael Merinoo confiesa que salió como tapón de sidra y empezó a contratar a sus modelos personalmente, esto le permitió “moverlas como yo quería, y así comenzó de nuevo esa emoción en trabajar la anatomía”.
En lo personal, pienso que la gente en general da por hecho lo que es su cuerpo, pero si lo pensamos detenidamente, que de “dos puntitos” no visibles a los ojos, se crea una máquina perfecta…
“Somos tan perfectos, que hay que dar gracias a Dios todos los días por comenzar de nuevo”. Y con ello, llega el momento de las confesiones y su tono de voz se torna aún más serio: “Yo no cuido a mi organismo para nada, fumo y bebo café a lo bestia. A mi edad, 74 años, sigo enterito. Si Dios me dice ahora, “Ya vente para acá Merinoo”, yo por mí, voy encantado: ¡Ya tuve todo! ¡Ya viví todo! Realiza una pausa y acota: Aunque a nadieen el mundo entero le va a sobrar vivir… Pero insisto, si me llama ahora. Me voy satisfecho”.
La conversación nos lleva a momentos de impulso filosófico y de reflexión continua, y llegamos al pensamiento desafiante de la juventud frente a la muerte: “Yo también lo fui, y de joven te sientes inmortal. Te vale madres la muerte… Al final de cuentas, cada quien su etapa. Ni se critica ni se alaba, simplemente cada quien vive su vida como quiere, como puede”.
Nuevo Milenio II, Tocando apenas los sueños, Yo soy e Instintos libres son algunos de los títulos de sus obras. Si se observa minuciosamente cada obra, ¡son perfectas! Normalmente los artistas mencionan que hay alguna parte del cuerpo que se les dificulta dibujar, por ejemplo, las manos: “Cuando aprendes a dibujar nada se te dificulta. Yo estudié dibujo en la Academia con el Maestro Alfredo Guati Rojo que, es el creador del museo de la Acuarela en México… Reconoce que no siempre fue así, y me transporta al parteaguas de su vida creativa: “Seguí dibujando, ilustrando y sintiéndome el rey del dibujo. Yo ya me sentía lo máximo dibujando, y cuando llegué a San Carlos, con el maestro Aceves Navarro, me puso a dibujar a sus modelos, y yo muy chingón haciendo alarde de mi conocimiento le di mi trabajo terminado, y en ese momento me dijo “¡Eso no sirve!”–¡Se me cayeron los calzones! Yo que pensaba que lo iba a apantallar. Después me enseñó su método, un método hermoso, válgame la expresión… Era como un método científico, y fue cuando comprendí mejor qué es el dibujo. Lo comprendí de tal manera, que la junté con la práctica que tenía como dibujante, y con eso puedes dibujar cualquier cosa: manos, ojos, orejas pies, lo que tú quieras sin ningún problema”.
¿Existe alguna parte del cuerpo que le seduzca? “¡Me encantan los pies de las mujeres, ese empeine tan hermoso que tienen ¡Uts! Y más cuando tienen los dedos más largos que el dedo gordo. También el cuello, las clavículas todo eso me encantan porque son partes tan expresivas. Cuando yo muevo a mi modelo, se empiezan a ver los músculos… Si ves a una mujer normal, en reposo, no se le ve ningún músculo, pero cuando tiene gran movimiento, como en la danza contemporánea, porque ahí salen desnudos los bailarines, esos movimientos son realmente hermosos. Te puedes dar cuenta de cómo se ven los músculos, la anatomía se refleja hasta el máximo, precisamente porque me está dando el ritmo de su anatomía, por eso pinto mujeres en movimiento”.
La tarde se torna fría y va por un chaleco. Hablamos de cómo elige sus temas a desarrollar en el lienzo. El consejo principal es ¡Leer! Recuerda cuando daba clases, a sus alumnos les decía que cualquiera puede pintar, pintar bonito, pero para fortalecer el diálogo, la lectura siempre será lo que facilite desarrollar la propuesta. Con cierto dejo de añoranza enfatiza: “Cualquier estilo que saques original ya la hiciste en la actualidad, antes había patrones de lo que era un buen dibujo, ahora ya no, teniendo un cuate en el gobierno, o en una galería grande, haces una pend…, y ya sobresaliste. Los conceptos más chingones del universo comienzan con Platón, Aristóteles, Hegel y algunos contemporáneos que se me escapan los nombres, con conceptos hermosos del arte y no solamente de pintura, ni de escultura, sino del arte en general, como la música, la literatura, todo lo que encierra el arte, las bellas artes, aunque pienso que el cine es el mejor arte que ha existido, porque el cine contiene todo, contiene escenografía, diseño, argumento, contiene actuación, contiene literatura, música y sobre todo hay películas que liberan nuestros sentimientos…”.
Para despedirnos, menciona a dos de sus autores favoritos: Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, “(ambos) conocieron la esencia del ser humano, la rabia, el amor, la traición, en fin, todo. La justicia es el mensaje de Cervantes. El Quijote fue expresamente fue buscar la justicia por debajo de las piedras”.