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TEATRIKANDO

Generación de Cristal y Teatro: La era de la desinformación

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Creer en información confusa, profusa y difusa puede convertir en problema lo que no es importante. Han creído que la identidad social definida como Generación de Cristal es una fuente de superioridad, pero sirve para culpar a la cultura y entretenimiento del problema que tiene como verdadero origen la falta de actividad del Estado en materia de acoso en contra de las mujeres. Una cosa es cierta, hay un cambio de época con la llegada de las redes sociales, que se han convertido en una herramienta poderosa para los productores de la desinformación.

La generación de cristal, nacida desde el año 2000, no tardará en señalar estos cuentos por fomentar el acoso. Señalan que Pepe Le Pew refleja el hostigamiento romántico que hace sobre una zorrillita. También consideran que Miss Piggy abusa de la rana René; Speedy González refrenda los clichés contra los mexicanos. Así o más banal el argumento. La Generación de Cristal criticaría muchos de estos cuentos que frecuentemente son teatralizados. 

 

Generación de Cristal y Teatro: La era de la desinformación

 

Veamos con humor las obras que llevan una niña como personaje principal:

Caperucita Roja, Maléfica (o cualquier bruja), El Conejo Flojo, Hansel y Gretel, La Bella y la Bestia, Blanca Nieves, Cenicienta, La Bella Durmiente. Como línea general proponen una estética color de rosa, en algunos la suerte les favorece para encontrar al ‘príncipe azul’, al que años después le van a decir quiero ser libre y eres más malo que la carne de cerdo. Casi todas terminan muy violentamente: A Caperucita Roja de Charles Perrault, se la come en la cama. Gretel engaña a la bruja y la empuja al fuego del horno. En Blanca Nieves, una hechicera le da una manzana que la hará dormir, nadie sabe si para siempre, como castigo, el príncipe, ya es rey, manda hacer un par de zapatos de hierro y obliga a la reina malvada, madrastra de Blancanieves a que se los ponga al rojo vivo y a bailar desnuda sin parar hasta que muera. La Cenicienta sufre bullying toda su corta vida. Bella y Bestia sufre pobreza y secuestro, ella es una mujer sensible y educada. En La Bella durmiente, la reina madre pide al cocinero matar a Aurora y luego se comerá a su nieta. Mary Poppins salva a los niños de un papá ausente y regañón, ¡con exceso de fantasía y magia! Anita, la huerfanita debe superar a la borracha directora del orfanato y el intento de fraude de sus pretendidos padres.

Ahora las que llevan un varón

Señalarán menos por acoso o violencia a las que llevan un niño en el papel estelar: El Principito, Peter Pan, El Príncipe feliz, Pinocho, El lobo y los tres cerditos, El Rey León, Scrooge, El sueño de una noche de verano, El Fantasma de la ópera, El Pirata, El flautista de Hamelin, El Ruiseñor y la Rosa, generalmente exaltan el valor y salen de problemas con el uso de inteligencia e ingenio. Aunque Pinocho sufre de bulling y secuestro.

 

 

Generación de Cristal y Teatro: La era de la desinformación

 

Y las obras que hablan de la mujer

En el Terreno del Teatro Clásico o comercial sale perdiendo la mujer de todas, todas. Echemos un vistazo, William Shakespeare no les hace mucho favor: Cleopatra es acusada de cascos ligeros y Lady Macbeth de ser complotista. Gertrudis en Hamlet se hace esposa del asesino de su cónyuge ¡días después de que le da muerte! 

En el terreno de la comedia no le va mejor, Moliere tiene La Princesa Delide, una chica quiere apantallar a su pretendiente y casi lo pierde; En Escuela de Mujeres viven un enredo de dos periodos de enamoramiento: uno fallido y otro triunfante; Las preciosas ridículas, un grupo de damitas hacen el oso queriéndose sentir como educadas y son escasamente cultas y muy pretenciosas. Las mujeres sabias, una vez más quieren ser eruditas y se exhiben frente a todos. De W.SH. La fierecilla domada plantea una chica berrinchuda a la cual “doman” y al final ya no es bravía.

(Henrik) Ibsen, sí les rinde homenaje en Casa de muñecas, aunque hay también quien dice que Nora ya “no quiere responsabilidades”. En Cómo ser una buena madre judía de Dan Greenburg, nos la muestra como tacaña; Yo madre, yo hija, habla de manipulación, imposición, pleitos con final feliz. La Casa de Bernarda Alba de García Lorca, es un clásico donde una madre es exageradamente restrictiva y llena de prejuicios, que tiene casi presas a sus hijas. En Testosterona, una mujer hace añicos al director de un periódico.

Si llegara a ministro de Educación algún miembro de la Generación de Cristal, ¡acabaría con el Arte Dramático! Desde la primera clase de Dramaturgia conocemos que el teatro es conflicto: orden-caos-orden. ¡Dios nos libre!

 
BENJAMÍN BERNAL

APT

Agrupación de Periodistas Teatrales

Presidente

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ENTRETENIMIENTO

Núm. 292 – Marzo 2024