Sommelier Josefina Fernández Cueto
- SOMMELIER
- abril 2020
- Redacción
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“El vino es un producto vivo que está en constante evolución y tiene un ciclo de vida como todos nosotros, este inicia desde la planta en el viñedo, evoluciona potenciándose en la barrica y posteriormente en la botella, hasta que llega a nuestras manos para beberlo en los más hermosos momentos de nuestra vida… Por el amor, la vida, por los maravillosos encuentros y por supuesto por el vino”.
Cuando decidimos comprar un vino, nos encontramos con el problema de la elección, y es que las etiquetas no contienen descripciones muy claras. El conocer las distintas clasificaciones de los tipos de vino nos ayudaran a hacer una mejor elección. Ésta se basa en diferenciar el vino de acuerdo a sus periodos de reposo en las bodegas, antes de salir al mercado, las cuales se clasifican en 4 categorías siguiendo el criterio de crianza en barrica y cada una de ellas tiene un documento certificado que se ubica en la parte posterior de la botella en forma de precinta, ésta está numerada y es otorgada por el Consejo Regulador de la DOCa.
- Garantía de Origen
- Crianza
- Reserva
- Gran Reserva
La Legislación Española regula desde 1979 este sistema de clasificación de vino según su crianza, esto afecta a todas las denominaciones de origen, aunque Rioja fue la impulsora y la primera en establecerlo desde 1974.
Es importante tener en cuenta que, indicaciones como «Reserva» y «Gran Reserva» actualmente reguladas por la normativa europea, cuando se utilizan en otros países productores, no corresponden con el sistema de clasificación español, ni cumplen, por lo tanto, sus requisitos.
Los cuatro modelos de precintas que deben a acompañar a toda botella no solo constituyen el documento de certificación que garantiza la categoría según el envejecimiento, sino también garantiza el origen, la añada, y la calidad del vino.
«Garantía de Origen»
Esta categoría, garantiza el origen y la añada del vino, sin certificarse ningún proceso de crianza o envejecimiento.
La mayoría, son vinos en su primer o segundo año, conservan sus características primarias de frescor y frutalidad. También se incluyen en esta categoría, los vinos con envejecimiento en barrica, que por diferentes motivos, no se incluyen en las otras categorías.
«Crianza»
La crianza se efectuará en las bodegas inscritas en el Registro de Bodegas de Crianza, durante al menos, dos años naturales en el caso de los vinos tintos, y de dieciocho meses en el caso de los vinos blancos y rosados. Los vinos se someterán al sistema tradicional mixto de envejecimiento en barrica de roble de 225 litros de capacidad aproximadamente, de forma continuada y sin interrupción durante un año, como mínimo, para los vinos tintos y durante seis meses, como mínimo, para los vinos blancos y rosados, seguido y completado con envejecimiento en botella.
En los vinos Crianza, se mantiene el equilibrio entre los aromas y sabores primarios, provenientes de la uva y los terciarios proporcionados por el contacto con la barrica. El color evoluciona de rojo intenso con matices violáceos hacia tonos más anaranjados en el borde y los aromas se vuelven más complejos.
El paladar franco y elegante, la acidez, la estructura y taninos son más suaves en los vinos de Crianza, lo que permite su consumo inmediato, aunque, si las condiciones de guarda son óptimas, su guarda podrá prolongarse en tono a los 5 años.
Los blancos de crianza podrán caracterizarse por los tonos dorados que adquiere su color amarillo paja inicial, y por la complejidad de sus aromas evolucionados a fruta madura y matices especiados. En boca, son vinos con cuerpo, redondos y bien estructurados, que ofrecen un final persistente.
«Reserva»
Vinos tintos: Envejecimiento en barrica de roble y botella durante un período total de treinta y seis meses, como mínimo, con una duración mínima de crianza en barrica de roble de doce meses, seguida y complementada con un envejecimiento mínimo en botella de seis meses.
Vinos espumosos de calidad: El proceso de elaboración, desde el momento del tiraje hasta el degüelle, no será inferior a 24 meses.
Vinos blancos y rosados: Envejecimiento en barrica de roble y botella durante un periodo total de veinticuatro meses, como mínimo, con una duración mínima de crianza en barrica de roble de seis meses.
Probablemente, sean el tipo de vinos más característicos de Rioja, los que mejor expresan la suma de cualidades en cuanto a elegancia, originalidad y carácter amable.
En general, un Reserva resulta mucho más complejo en matices que un Crianza y tiene más posibilidades de prolongar su vida en botella con una evolución positiva hasta por 10 años.
Su color evoluciona más que los Crianza, con predominio de los tonos cereza con ribetes teja, aromas complejos que combinan las sensaciones frutales aún intensas con los tonos balsámicos y especiados. Tienen un sabor amplio, redondo y aterciopelado, con un buen equilibrio entre la fruta, la acidez y la potencia tánica. En los blancos el color es ligeramente más profundo que los Crianza, los aromas frutales y florales, se encuentran en buen balance con las notas de barrica, tienen un paladar con una mayor riqueza y complejidad.
«Gran Reserva»
Vinos tintos: Envejecimiento en barrica de roble y botella durante un período total de sesenta meses, como mínimo, con una duración mínima de crianza en barrica de roble de veinticuatro meses seguida y complementada con un envejecimiento mínimo en botella de veinticuatro meses.
Vinos blancos y rosados: Envejecimiento en barrica de roble y botella durante un período total de cuarenta y ocho meses, como mínimo, con una duración mínima de envejecimiento en barrica de roble de seis meses.
El perfil organoléptico medio de los vinos Gran Reserva, denota en la evolución de su color rojo granate atejado y su complejo aroma a reducción en el que se mezclan: frutas confitadas, tonos balsámicos, especiados, tabacos, cueros, maderas, etc. Su mayor estructura se aprecia en el paladar por su » Peso Alcohólico», su gran expresividad, su final largo y persistente, todo dentro de un conjunto armónico de sensaciones donde predomina el carácter fino y elegante.
Las mejores posibilidades de envejecimiento le dan un mayor número de perfiles organolépticos diferentes en el transcurso de una vida que puede prolongarse en la botella de 10 a 15 años más.
Mención «Gran Añada»
Vinos espumosos de calidad: El proceso de elaboración, desde el momento del tiraje hasta el degüelle, no será inferior a 36 meses. La mención deberá ir acompañada del año de la cosecha.
Los blancos han recuperado el lugar de privilegio que les corresponde como una especialidad riojana plena de originalidad y carácter. Es un tipo de vino de color dorado con aromas de frutas y flores secas, acompañadas de tonos de maderas finas y con textura sedosa y voluminosa al paladar.
Los caldos de las bodegas centenarias atesoran auténticas joyas, Grandes Reservas de añadas históricas que constituyen una demostración viva de la longevidad de la que son capaces.
¿Quién soy?
Mi pasión y amor por el vino empezó cuando era una niña, recuerdo que mi abuelo de origen asturiano, Don Manuel Cueto Hano, en la hora de la comida me daba pequeños sorbos de vino, con ello descubrí los distintos aromas que me recordaban a determinadas flores, frutos, especias y notas vegetales. Me encantaba mirar los matices de los diferentes vinos que probaba con él. Y así fue mi introducción a este maravilloso mundo. Pasado el tiempo me fui interesando más en la vitivinicultura, tomando cursos, catas, visitando viñedos, conociendo enólogos, sommeliers y personas que son afines al gusto por el vino, es ahí cuando tomó la decisión de prepararme como especialista en vinos, en el Círculo De Sommeliers De México, y un poco después me certifico como especialista en vinos de Rioja por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja. Con ello retribuyo a la memoria de mi abuelo.