URIEL SANTANA
Soy un adicto a la belleza de las personas
- FOTÓGRAFO
- junio 2021
- Patricio Cortés
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Cuando se trata de fotografiar celebridades, uno de los fotógrafos de mayor prestigio en nuestro país es, definitivamente, Uriel Santana, capturar la belleza es su oficio y su pasión.
Su padre, ingeniero civil de profesión, tenía como pasatiempo la fotografía, cierto día le prestó una cámara réflex durante un viaje a San Francisco y Uriel quedó prendado de dicho arte, tendría sólo nueve o diez años entonces. A los 16 años, le obsequió una cámara y el resto fue ascenso.
También los pinceles le apasionan: “No sé de dónde lo saqué, desde que tengo uso de razón pinto retrato, realismo”. De hecho, combina el manejo de la luz y la captura de miradas en ambas pasiones: “Se complementan. Ambas tienen mucha relación. Yo estoy obsesionado con la mirada de la gente. Siempre me ha llamado mucho la atención, por eso me fui más al retrato que al paisaje, aunque todo me gusta. Creo que en los ojos está todo lo que te puede decir una persona. Me enfoco mucho ahí, tanto en la fotografía como en los dibujos”.
Le pregunto cómo logra obtener el mejor ángulo de quienes retrata, responde: “Es parte de lo que me toca a mí hacer como fotógrafo de belleza de celebridades. Obviamente, de una foto puede cambiar la intención, depende para qué sea la foto, pero yo creo que eso ya lo traigo como tal. De hecho, no estudié fotografía, realmente solo estudié algunos semestres en la universidad. En ese tiempo no había una licenciatura en fotografía como tal, ahora ya existe”.
Confiesa: “Soy un adicto a la belleza de las personas, entiéndase como belleza no en el concepto de alguien en específico. La belleza de la persona es aquella donde no importa si eres delgada, estas flaca, morena, rubia, todas tienen una parte bella y es lo que a mí me gusta explorar, y es padrísimo cuando lo encuentras y al disparar dices, ¡Ya tengo está foto!”.
“Originalmente era fotógrafo de moda, pero cuando empezaron a llegar los actores y las actrices, contrario a lo que mucha gente pudiera pensar, a la mayoría no les gusta posar. Se ponen muy nerviosos. Un ejemplo es Chespirito. Qué mayor monstruo de tantos años en la televisión y en películas, él se ponía súper nervioso ante la cámara. Mi reto personal fue ir rompiendo eso, el cómo romper el hielo para que ellos se sintieran a gusto, que se sintieran confiados, y después lo empecé a hace un poquito más natural… Ya me la sé un poquito, después de tantos años”, refiere.
Al tomar la cámara hace a un lado los aspectos negativos del personaje: “Para mí es una regla, yo no puedo juzgar de entrada a alguien, por más que esté en escándalos o me guste como artista o no. Yo dejo eso a un lado. Mi tarea es otra. Mi encomienda es que la gente salga lo mejor posible, sin perder personalidad, porque eso es bien importante”.
Como buen conocedor del oficio, advierte sobre el uso y abuso del retoque: “Ahora con todas las herramientas que hay como Photoshop y todos los programas de edición, es bien peligroso. De repente no se parecen (a sí mismas). De repente todas quedan igual, porque de por sí ya todas se parecen un poco porque muchas han recurrido a la cirugía, se maquillan muy parecido, entonces ahí está el reto. Cuando son verdaderos actores o verdaderas actrices es padrísimo retratarlos, porque ahí es mucho más fácil captar una personalidad única. Sabes, tiene su chiste”.
“Tienes que cuidar mucho la base. Yo, como fotógrafo, mi pasión es manejar la luz, el Photoshop es una herramienta para unos últimos toques o para una edición muy especial, pero la gente se confunde: la foto no la puede hacer el Photoshop, la hace la luz. Yo te puedo decir sobre algunos colegas que a la mejor abusan del Photoshop, que a la mejor estaría mejor que no lo usaran, pero no sé cómo sean sus fotos originalmente, es una herramienta. Con hombres, casi no lo uso” expone.
Le pregunto qué hace cuando tiene frente a la lente alguien que podría ser considerado feo, al no cumplir con ciertos estándares de belleza, explica: “Es relativo, el principio es no querer ser alguien que no eres, empezando por ahí, en cualquier ámbito. Segundo, alguien feo, es relativo, hay gente muy interesante que no cumple con la nariz respingada o lo ojos azules y es súper interesante y súper atractivo hombre o mujer ¡Eh! Eso de feo bonito es relativo, para mí toda la gente tiene un lado interesante. Hay mujeres que no son tan hermosas y me parecen mucho más interesantes y tienen más magnetismo que caras muy bonitas. Todo tiene su lado fotografiable”.
Suma otro aspecto trascendente: “La conexión con el modelo, con el objetivo, en el momento de captar la foto, es bien importante, sobre todo con retratos. Si hay una conexión bonita, te van a dar lo que tú le pides. Esa es otra de las ventajas que he tenido y se ha dado sin darme cuenta, y me ha ayudado muchísimo en mi carrera”.
No duda en robarle horas al sueño para entregar un trabajo de calidad: “Un poquito lo que puede estorbar al arte, es que todo lo quieren exprés. Soy un maniático de los detalles. No te puedo entregar algo de lo que yo no esté 100% convencido”.
Más no es un fotógrafo lento: “Mucha gente dice que soy muy rápido a la hora de la sesión. Sin embargo, yo voy a mi ritmo, cuando siento que ya tengo las tomas, simplemente ¡ya las tengo! Entonces, a lo que sigue. Uno más o menos se prepara, vas calculando cómo quieres esa toma, y si ya tienes todo en la cabeza y tu creatividad está sana, en ese momento, no necesitas tanto tiempo. Sabes, sé dónde quiero que vaya la luz, coloco las luces, y ahí sí, donde pongo el ojo pongo la bala”.
No ha dejado de evolucionar, nos habla del cambio: “Lo vas sintiendo, a lo mejor te aburres de algo y sientes que ya no está bien y tienes que escuchar eso. El cambio es natural, no lo vas premeditando como tal. Obviamente empiezas a buscar recursos para encontrar qué es lo que te está faltando, pero a final de cuentas cada uno tiene un estilo y por más que le cambies algunas cositas, ahí va a quedar tu toque”.
Sobre los detalles de su éxito, destaca: “Esa parte medio obsesiva con los detalles, mis dibujos y siempre he contado con el apoyo de mi familia (son diez hermanos), todo va sumando. Trabajo mucho, soy muy comprometido con lo que hago y a veces hasta caprichoso.
Aunque es una persona muy tranquila defiende mucho su trabajo. Por ejemplo, se niega a hacer retoques digitales para que una mujer de 60 luzca como una de 20. Incluso, reconoce que no siempre queda satisfecho cuando ve sus fotografías utilizadas en portada y que han sido retocadas: “¡Me traba! En las portadas a veces le meten una mano espantosa indebidamente”.
Cuando le pregunto si le gustaría hacer fotografía de denuncia social, manifiesta su respeto a los profesionales de la lente de otros rubros: “No tienes idea cuanto respeto a esos fotógrafos que hasta arriesgan sus vidas, pero, aparte, es otro tipo de talento. Mi admiración para ellos ese es otro rubro muy distinto a lo que yo hago. Necesitaría prepararme de otra manera para lograr algo así, para lograr una denuncia política social, lo hacen de una manera espectacular”.
Asegura que no se siente en la cúspide de su carrera: “Yo siempre siento que apenas voy a llegar, tengo esa sensación de que todavía me falta mucho, obviamente tengo fotos favoritas”.
Para concluir le pido un consejo para los jóvenes fotógrafos, externa: “Que sigan su pasión, que se preparen mucho porque cada vez hay más competencia y que se avienten sin miedo, que traten de buscar su estilo, la única manera es trabajando todos los días y practicando. Si realmente eres honesto contigo y te apasiona la fotografía, no hay manera que fracases”.
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