Revista Personae

ALICIA SIN PAÍS DE LAS MARAVILLAS

COMPARTIR

Facebook
Twitter

Karla Aparicio, Alicia sin país de las maravillas

 

Alicia, mi amiga, no vivía precisamente en el país de las maravillas: tenía miles de problemas, no dormía, se sentía agotada. Siempre estaba irritable, enferma, gruñona y amargada. Le dolía todo el cuerpo, absolutamente todo. Le detectaron la enfermedad de moda, fibromialgia, una afección crónica (de larga duración) que causa molestias en todo el cuerpo, fatiga y otros síntomas. En verdad lo llevaba mal.

 

Hasta que un día, decidió cambiar su forma de relacionarse con el mundo. Su país seguía sin ser maravilloso, pero al menos proyectaba otro tipo de energía, menos negativa.

 

Un día su esposo le dijo: Alicia, estoy sin trabajo desde hace tres meses, y ya se acabaron las reservas de nuestros ahorros.

Ella le respondió: Está bien, marido.

Su hijo Alex le confesó que iba mal en la universidad, que había reprobado el semestre.

Ella le respondió: Está bien, ya te recuperarás, y si no, pues repites semestre, pero tú lo pagas.

Su hija chocó por ir “texteando”.

Ella le dijo: Está bien hija, llévalo al taller, busca cómo pagar el arreglo y mientras lo reparan, muévete en camión.

 

Los integrantes de su familia se reunieron pues estaban muy preocupados al ver el cambio de actitud de Alicia. Hasta sospechaban que había ido al médico para que le recetara unas dosis de “ME VALE TODO 1000 MG.” y, encima, ingiriéndolas al borde de la sobredosis. Hasta propusieron hacerle “una intervención” para alejarla de cualquier posible adicción que tuviera con algún medicamento, antidepresivos o “anti-preocupación».

 

Pero cuál fue su sorpresa cuando los reunió y les explicó:

 

“Fue mucho el tiempo que me tomó darme cuenta de que yo no soy responsable de sus comportamientos, decisiones y elecciones, y de que no puedo ahorrarles las consecuencias que éstas puedan tener. Pero sí soy responsable de las reacciones que yo exprese ante eso.

He llegado a la conclusión de que mi deber para conmigo misma es mantener la calma y dejar que cada quien resuelva lo que les corresponde.

Desde hace algún tiempo he estado trabajando en mi, y fue ahí donde conocí lo que es la codependencia. Tomé terapia, clases de yoga, meditación, curso de milagros, talleres de programación neurolingüística, etc., y en todos ellos encontré un común denominador, y es que yo solo puedo tener injerencia sobre mí, y ustedes tienen todos los recursos necesarios para resolver sus propias vidas. Porque antes yo tenía la necesidad de tener el control sobre ustedes, por mi baja autoestima, porque no sabía poner límites, y por la represión de mis emociones. Era más fácil hacer propios sus problemas, que enfrentar los míos.

 

Yo sólo podré darles mis consejos si es que me los piden… de ustedes depende seguirlos o no.

Así que de hoy dejo de tratar de rescatar a los míos y me hago responsable de mi codependencia, de mi vida, de mis sentimientos y de mi bienestar. Estoy aprendiendo a poner límites, a amarme y a sintonizar mis sentimientos con mis pensamientos. Me desapego de los problemas de los demás. Desde hoy dejo de ser el receptáculo de sus responsabilidades, el costal de sus culpas, la lavandera de sus remordimientos, la depositaria de sus deberes, dejo de ser quien resuelve sus problemas, dejo de ser su llanta de repuesto para cumplir sus responsabilidades. A partir de hoy los declaro adultos independientes, autosuficientes y responsables”.

 

Todos en casa de Alicia se quedaron mudos… en shock. Desde ese día la familia comenzó a funcionar mejor, porque todos están aprendiendo a conocer lo que les corresponde hacer.

Alicia sigue trabajando su codependencia en terapias y en grupos de ayuda, ya que el cambio no es de la noche a la mañana, pero ya no está enferma, ya no le duele todo, ya no está enfadada con la vida, se le ve mejor que nunca, incluso hasta se ha puesto en forma y luce más linda que nunca.

 

 

¿Qué causa la codependencia?

Me he dado cuenta de que hay muy poca información de lo que es en realidad la codependencia, y por esto mismo hay mucha confusión. La mayoría, cuando escucha este término lo relaciona con adicciones. Y bueno, sí, pero no… quizá sea porque la codependencia se identificó por primera vez después de años de estudiar las relaciones interpersonales de las personas con el alcohol. La codependencia es una conducta aprendida, generalmente durante la niñez, que puede desarrollarse mientras se crece en una familia disfuncional o al observar e imitar a miembros de la familia que también muestran conductas codependientes.

 

Originalmente esta palabra solo se usaba para describir a las parejas, familiares o amigos de un adicto. Pero hoy en día se usa para describir a una persona codependiente de cualquier familia disfuncional. Una familia disfuncional se describe como una familia cuyos miembros sufren dolor, ira, miedo o vergüenza que se niega o ignora debido a problemas subyacentes. Estos problemas pueden provenir de un familiar mental o físicamente enfermo, un familiar abusivo o una relación parental dañina.

 

En las familias disfuncionales estos problemas no se abordan ni se confrontan. Como resultado, se reprimen las emociones y se ignoran las necesidades. Las personas que sufren de codependencia a menudo creen que sus necesidades no importan, o que ellos son la raíz de los problemas familiares. A su vez, la atención de la persona codependiente se desplaza hacia el cuidado de la persona adicta o enferma. Estas dinámicas de relación generalmente se llevan a la edad adulta, lo que puede resultar en relaciones que provocan sentimientos repetidos de miedo, insatisfacción y confusión.

 

Karla Aparicio, Alicia sin país de las maravillas

 

Señales de codependencia

Muchas personas juegan este rol en las distintas relaciones por las que pasan, mientras que la otra persona asume el otro rol, de guiar y llevar la relación. Esto es algo que acaba desgastando y tiene graves consecuencias psicológicas. La persona que depende totalmente de la o las otras para llevar su vida a cabo y ser feliz deposita un peso en ellas que acaba siendo insostenible.

Analiza. No sólo existe la dependencia en las relaciones de pareja, también se puede dar en amistades, compañeros, familia y personas del entorno. A continuación, un listado de situaciones para que evalúes si sufres este problema.

 

Síntomas de los problemas de codependencia:

Los signos, síntomas e indicadores del comportamiento codependiente pueden incluir:

  • Dificultad de poner límites con los demás
  • Baja autoestima
  • Necesidad de cuidar a los demás
  • Obsesiones
  • Necesidad de control
  • Dificultad para tomar decisiones
  • Problemas para identificar o comunicar pensamientos, sentimientos o necesidades
  • Ira crónica o reacciones emocionales fuertes
  • Necesidad extrema de aprobación o reconocimiento
  • Negación de problemas
  • Ansiedad o miedo a ser rechazado, juzgado o abandonado
  • Victimismo

 

Si en algunos de estos puntos te espejean, puede ser que tengas un problema de codependencia, y si tienes el convencimiento de que quieres eliminar la dependencia emocional de tu vida, primero que todo hay que reconocer que hay un problema de codependencia emocional.

 

Una persona codependiente no se fija en su bienestar personal, prefiere contentar a la otra persona para no perderla. Si quieres cambiar, lo primero que debes hacer es pensar en ti lo primero, tu bienestar es lo principal en tu vida. Trabaja en tu desarrollo personal, comienza a disfrutar estando solo, refuerza tu autoestima, aprende a decir no: no pasa nada. Ama de forma saludable. Evita caer en victimismos y expectativas, acude a grupos de ayuda, incluso si puedes llevar terapia con un especialista sería genial.

 

Karla Aparicio, Alicia sin país de las maravillas

 

Tenemos que ser plenamente conscientes de que debemos cuidar de nosotros mismos, aunque compartamos nuestra vida con otras personas. Somos un equipo, pero cada uno de nosotros es un miembro individual. Nuestra felicidad no tiene por qué depender del otro. Por eso tenemos que ser capaces de decir “soy feliz contigo, pero también lo puedo ser sin ti”.

Cuando hemos trabajado en nosotros la codependencia, la sensación es maravillosa, nuestra autoestima está en sus niveles adecuados. No hay ansiedad ni preocupación por los demás. Saboreamos la vida. Vivimos y dejamos vivir…

Con Ka-riño

KARLA APARICIO

MISCELÁNEO

Núm. 298 – Septiembre 2024