Hay días en que la ansiedad salta y se apodera de mí. Adentro, siento que se me hinchan las venas sumado a una taquicardia combinada con el vacío en mis entrañas, que me lleva de golpe al ver lo que estamos viviendo miles como yo, como tú y como la mayoría.

No es nada nuevo mencionar que en México está ocurriendo un fenómeno de incertidumbre y violencia, de desabasto e inseguridad, de división y desaparición como nunca antes, y lo peor es, que hasta se ha vuelto casi una costumbre vivir en la fatalidad.

De un tiempo para acá hemos aprendido a salir adelante no sólo a una nueva modalidad en lo que al tema de salud respecta, también a seguir adelante en medio del caos y la inseguridad, y además, muchos sacando las garras para poder sobrellevar nuestro ritmo de vida, sumándole a que tenemos prisa por querer ser el primero, el más grande o el mejor para “ser” personas exitosas. Queridos lectores, con todo esto, ¿Cómo no nos va a atacar “la ansiedad”?

Al inicio de la pandemia, el miedo nos llevó a un estado de reflexión y conciencia, intentando recuperar el sentido común, revalorando, reconectando con lo que habíamos olvidado: estuvimos juntos, nos cuidamos unos a otros, nos conectamos con los que estaban lejos, también con los que estaban cerca, con nosotros mismos y hasta cambiamos prioridades. La palabra “resiliencia” se puso de moda. Pero ¿a dónde se fueron nuestros nuevos ideales? Creo que se nos olvidó todo lo aprendido.

Regresando al tema de ser el más grande, el mejor o el primero en llegar, ¿Por qué creemos que es garantía de éxito? Muy probablemente pasemos la vida intentándolo y quizá no lo consigamos, o peor aún, cuando lo consigamos, será solo para darnos cuenta de que la vida no se trataba de eso. Muchas veces no acabamos de entender el poder que tiene la mente para gobernar nuestra vida y manipularla.

“Todo el mundo es un Teatro”, Shakespeare

La mayoría de nosotros no reconocemos nuestros talentos y potencial, nos enfocamos más a lo que no nos gusta, y esto hace que tengamos miedo de mostrarnos como realmente somos, porque pensamos que seremos rechazados y vemos fácil el ponernos nuestra máscara y convertirnos en actores de función de teatro por la inmensa necesidad que tenemos de ser valorados y aceptados. Esto hace que vivamos a la defensiva, porque constantemente estamos intentando mantener a nuestro personaje, y esto nos produce una tremenda tensión, porque nuestro interior está dividido, ahogándose, pidiendo a gritos que le dejemos “ser”.

Esto se refleja en nuestras relaciones con los demás y es esta probablemente una de las causas de que se nos dispare la ansiedad. Siendo así, es más fácil ponernos nuestra máscara y actuar como el personaje que según nosotros, el mundo espera, de ahí una de las frases más famosas de Shakespeare —“todo el mundo es un teatro, y todos los hombres y mujeres sólo actores”.

Como una vez se dijo: “El pez, no sabe que está dentro del agua, hasta que lo sacan de ella…”.

Vivimos dentro del agua pensando que es lo único que hay, pensando que solo hay recursos ahí, hasta que un pececito asoma su cabeza y dice: ¡Pero si hay más allá afuera! Sobrevivimos atrapados en este espejismo, pero si tomamos la decisión de: “Voy a ser yo el capitán de mi vida”, no se trata de hacer nada absurdo, más bien de comenzar, de hacer cosas inteligentes para traer bienestar a tu vida y a la de tus seres queridos…. El siguiente paso “cambiar hábitos”, es de lo más difícil que hay, lo juro, porque por lo general queremos cambiar sin esfuerzo. Primero tienes que sentir la inspiración. Y no me refiero a la idea bonita de crear, me refiero a tocar fondo, y reconocer a nivel visceral que hay algo en juego que es de vital importancia cambiar.

Tips para cambiar hábitos

Primero hay que tener claro el “cómo” y el “por qué” antes de activar tres súper poderes.

Inspiración

Encender el alma.

¿Qué cambio radical quiero en mi vida?

Cuando la inspiración se activa hay que aprovecharla. Esto te puede llegar como un rayo de luz inesperado, de una plática, de una película. Hablo de esa inspiración profunda, y la reconoces porque está dentro de ti. Te conmueve. Te llega a lo más profundo que hasta incomoda. Esa energía es como la gasolina, que sin ella no puedes ir a ningún lado. Es cuando dices: “Quiero y necesito cambiar”. Es esa la valentía que se requiere para hacer un cambio radical.

Estrategia

Quien no tiene un puerto a donde ir, no va a ningún lado.

Cuando nos llega esa inspiración de la que les hablo, hay que aprovecharla al máximo. Hacer un plan o una estrategia, nos dará la claridad de que hay un camino y un plan. Hablamos de algo sencillo, de un tipo “mapa” que nos dé la orientación, y no andar tan perdidos, lo que nos va a reinventar es caminar por el territorio del mapa. Es decir: La acción. Si no tenemos un cómo y un porqué, no nos llega al corazón, y no vamos a llegar a ninguna parte, si nos falta la ilusión no vamos a arrancar, pero, si le ponemos gasolina, va a arrancar ylos recursos van apareciendo a medida que avanzamos.

Acción

Hay que trabajar fuerte, no blandito, porque ¡Ah cómo nos gusta a la mayoría lo facilito!

Una vez que sabes qué quieres, inicias la acción de informarte y así aparecen mil señales en el camino- Te acercas a todo aquello que te lleve a lograrlo. Pláticas. Libros. Líderes en el tema y demás. Mas adelante hay que agregar un ingrediente primordial: Disciplina. Con este último rubro, podemos decir que llega lo difícil, porque no todos los días nos vamos a sentir el rey del mundo, y aquí es donde debemos trabajar en serio, hay que decirnos: “¡Hoy decido que voy a dar lo mejor de mí, a pesar de cómo me siento!” Los grandes personajes no se dejaron llevar en cómo se sentían, ellos tuvieron días duros, pero no abandonaron, así que aquí es donde hay qué insistir en no claudicar.

Cuando llegamos al nivel en que el hábito ya se volvió costumbre, nos convertimos ahora sí, en “seres libres”. Porque para descubrir cómo se nada en el mar, hay que salir de la pecera, es allá afuera donde ocurre la magia. La zona de confort, no niego que es un lugar hermoso, pero ahí, nada sucede.

Vamos narrándonos la existencia de otra manera, porque seguir en el camino de la adversidad, es morir en pequeñas dosis. ¿No es acaso ya bastante peso la incertidumbre que todos vivimos en nuestro país?

Por la situación desafortunada que vivimos en México, hagamos lo que nos toca y si es posible hasta un granito de arena más, por un bien común: la mayoría deseamos un país seguro.

Pero por nosotros, como seres individuales, pongámonos en acción, levantemos la mirada, salgamos de la pecera y hagamos todo lo que esté en nuestras manos para salir de la desventura, que ya nos guardamos del mundo durante más de un año.