Revista Personae

EL MACHETAZO DE GUERRERO

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La Leyenda:

Había una vez una diosa bondadosa, cuyo cuerpo era la penca del agave con 400 hojas. El agave producía un elixir que fluía desde su follaje y era bebido por los que la veneraban, era Mayahuel, la diosa del Mezcal. Un guerrero llamado Machetazo, digno de su grandeza la buscó y Mayahuel se enamoró de él, ya que era conocido por su fuerza y ​​el poderoso impulso de su machete. Mayahuel le ofreció un elixir sabroso y lujoso que salía como flujo de un río de su corazón. Éste bebió y bebió, embriagado y desesperado, el guerrero poderoso dijo: «Concédeme el deseo de convertirme en un dios para que podamos vivir juntos por toda la eternidad». Mayahuel no pudo cumplir su deseo y Machetazo fue condenado a vivir su vida en búsqueda de la diosa y su elixir potente a través del impulso de su machete a cada agave que veía. Todavía se puede encontrar deambulando por las montañas de Guerrero para estar más cerca de su diosa. En cada intento fracasado por buscarla produce Mezcal Machetazo en su honor, y queda en espera de volver a ver a su amada.

 

El Machetazo de Guerrero

 

Mezcal de Guerrero

El estado de Guerrero, en el año 1994 fue reconocido como uno de los estados productores de Mezcal más importantes del país, con una producción de más de 2 millones de litros al año.

Por sus propiedades y sabor, el producto es considerado, a nivel nacional, como el mejor, lo que habla del profundo conocimiento que tienen los guerrerenses para la elaboración, que se basa en la empresa familiar.

Se afirma que para obtener buen mezcal debe cuidarse la selección del maguey, su cortado, martajado, fermentación, cocción y destilación; se tomarán en cuenta, además, los factores climatológicos y la calidad del agua que se utiliza para su elaboración. El maguey debe tener punto de maduración; para ello, cuando sale el quiote o calehual (eje floral o tallo largo del maguey, mequiote), se le corta para que su madurez se acelere y alcance el grado necesario.

Existen dos variedades de mezcal importantes en Guerrero, uno es el joven que es producto de la doble destilación y ajuste de alcohol que realiza el vinatero (mezcalero), un mezcal llamado “de pechuga”, al que en el proceso de destilación y reposo se le agregan algunas frutas y pechugas de pollo. Al “de borrego”, se le agrega carne de borrego. El “bronco” o “minero”, es aquél destilado una sola vez, por lo que es más fuerte. El “almendrado”, se añeja agregándole el fuerte sabor de las almendras amargas. Al llamado “de gusano y reposado”, se le agregan gusanos de maguey y se deja reposar de seis meses a un año. Hay con menta y otras frutas, como zarzamora, membrillo, nanche, naranja o chabacano. Esta bebida se elabora por tradición, costumbre y herencia del conocimiento, no sólo para su venta, sino para el autoconsumo, principalmente en las comunidades rurales y ciudades. Se bebe mezcal en las fiestas tradicionales para halagar a las visitas; también como aperitivo y como acompañante de platillos tradicionales.

 

El Machetazo de Guerrero

 

En las comunidades nahuas y de otras etnias, el mezcal tiene un profundo sentido ritual. Se sirve en pequeños jarritos o carrizos. Antes de beberlo, tiran un poco al suelo “al viejo”, “al tata”, y que éste no se enoje y que los bebedores no se emborrachen luego, y no ocurran pleitos, discusiones o peleas que generen problemas en la comunidad.

 

El Machetazo de Guerrero

 

De esta magia enorme un maestro vinatero de nombre José Orlando Morales Uribe, destila y da su sazón al “Mezcal Machetazo” que es la suma de las generaciones de vinateros de su familia que hoy se consagran en el elixir de Mochitlán, región mezcalera que orgullosa mira a su hijo predilecto estar en los paladares de conocedores, de curiosos y sobre todo de los que hoy miran en Guerrero la oportunidad de disfrutar el secreto mejor guardado del mezcal mexicano. Sigue al maestro vinatero José Orlando y a Machetazo en sus redes para que apoyes el gran legado de un estado que su nombre lo dice todo GUERRERO.

 

Instagram: @josemorlaesuribe @mezcalmachetazo

¡Salud!

MISCELÁNEO

Núm. 300 – Noviembre 2024