Revista Personae

«LISI ESTÁ DESTROZADA»

Un día más sin sus hijos

COMPARTIR

Facebook
Twitter

Un día más sin sus hijos Karla Aparicio

 

Hace tiempo di en adopción a “Gorda” una perrita rescatada de raza Gran Danés –hermosa–, a una familia conformada por dos hijos: Patricio y Marcelo, y Lisi, su mamá. Les cuento que, para dar en adopción a un perro, tenemos que hacer un sondeo previo, conocer a la familia adoptante para asegurarnos de que el peludo tendrá una familia responsable, pero por añadidura un gran danés, además de mucho amor, requiere suficiente espacio y necesita bastante comida, no saben cuánta, ¡toda la comida que se puedan imaginar! Así que no es tan fácil encontrar todos estos atributos en una familia adoptante. Tuvimos varios candidatos, pero me incliné por la familia de Lisi, ¿por qué? Porque Marcelo y Patricio eran dos niños felices, libres y muy cariñosos, lo noté con sólo verlos. Patricio el menor, necesitaba un compañero y Gorda era la ideal. Su mamá, Lisi, me convenció que eran la familia perfecta para Gorda. Su insistencia, su gran interés y sobre todo, la enorme emoción que transmitía me convencieron.

 

Un día más sin sus hijos Karla Aparicio

 

Gorda vino a formar un vínculo entre nosotros. Lisi me enviaba fotos casi todos los días de Marcelo y Patricio con ella, de sus paseos, de sus abrazos, de cuando dormían y eso me hacía sentir cerca de ellos. Pude sentir el amor y la complicidad que existía entre los ya cuatro integrantes de la familia. ¡Gorda era inmensamente feliz y por ende yo también!

De un día para otro, dejé de recibir noticias de Lisi, le escribí por WhatsApp para saber cómo estaban… ¡y que me entero!, Patricio y Marcelo habían sido llevados, o substraídos, sin el consentimiento de Lisi por su papá, sin más ni más. Se fueron de vacaciones de verano y ya no volvieron, y así, hasta el día de hoy. Esto que les comparto fue en el verano del 2019, hoy estamos en invierno del 2020.

Lisi estaba destrozada en esos días. ¿Cómo no estarlo? Solo pienso, si esto me hubiera pasado a mí, ¡yo habría estado ya vuelta loca!

Dicen que no hay amor más grande que el amor de una madre hacia sus hijos, y es verdad. Las madres somos capaces de cualquier cosa por el bienestar de nuestros hijos, son una extensión nuestra.

Siento mucho dolor, imagino la mortificación de Lisi. ¿Cómo serán sus días, sus horas? Cada minuto pensar si sus hijos están bien, si no les falta nada, si les dieron la medicina, si ya comieron, si la extrañan, si están sufriendo, no sé si yo podría con esta incertidumbre, es enloquecer, es igual a la falta de aire. Es como una muerte lenta… Es un feminicidio pausado.

Se llevaron a sus hijos sin su consentimiento. ¡Se los arrancaron! Está viviendo una gran pena. Imagino el dolor de Lisi. Ha de sangrar por dentro, y la pregunta es: ¿Esto es un secuestro o qué es? ¿Cómo vivirlo? No, no es un secuestro, porque no es un tercero, es el papá, es la otra mitad, él se llevó al supuesto fruto del amor que una vez existió entre ambos, ¡se los arrebató! El ser que prometió estar con ella hasta que la muerte los separara, supuestamente, es quien debiera buscar lo mejor para ellos, pero es quien más los ha dañado, y a Lisi, la ha marcado hasta lo más profundo de su ser, hasta las entrañas, es un tema tan sensible, tan real y tan doloroso.

 

Un día más sin sus hijos Karla Aparicio

 

Lucha de poder- moneda de cambio

Desafortunadamente los únicos que pierden son los niños en esta lucha de poder.

Lisi no ha podido tener a sus hijos de regreso, es más, casi no los ha visto desde entonces, y ni un solo día ha dejado de pelear por ellos, pero la justicia, “no es ciega”, protege al mejor postor, la balanza se inclina hacia el que más puede pagar.

Y Lisi, es solo una de las tantas víctimas afectadas por estos tipos de delitos, por parte de alguno de los padres, esto pasa con más frecuencia de lo que creemos. Cuando hay  problemas en la pareja y existen hijos pequeños de por medio, por lo general, uno amenaza al otro con “quitarle a los hijos” y cuando lo cumplen, porque casi siempre queda en una intimidación, toman a los hijos y se los llevan como moneda de cambio o lucha de poder, y todo esto desencadena en un asunto penal, y claro, aquí solo alguien sale ganando:  los abogados, quienes posiblemente aconsejaron “esa retorcida jugada” a su cliente y el sufrimiento es durísimo para todos.

 

Un día más sin sus hijos Karla Aparicio

 

Las mamás sufrimos, literalmente, cuando nuestros hijos son agredidos, lloran, están enfermos o tienen algún malestar. Las madres, con un solo intercambio de miradas a nuestros hijos, sabemos casi todas sus emociones.

Se cometen varios delitos, y el más grave es violentar el sano desarrollo y crecimiento del niño sometido a una separación de uno de los padres, esto tiene un daño irreversible muy difícil de borrar. Es imposible creer que un padre cause tanto infortunio a quien supuestamente más ama en el mundo, todo por un acto de enojo, de venganza, de locura y poder, en contra de quien alguna vez quizás amó.

¿Qué estamos enseñando como sociedad a estos chiquitos? Estos quedarán marcados para siempre, y para nuestro mal, por lo general repetirán lo que vieron. Los derechos fundamentales del niño se deben proteger. ¿Qué nos está pasando? ¿Cómo es posible que un padre, unos abogados y un sistema de justicia, se unan para semejante catástrofe? En verdad desgarrador ver esto todos los días en los juzgados de lo familiar. Así es, hay muchos casos como éste.

 

Un día más sin sus hijos Karla Aparicio

 

Lisi, el camino parece muy inclinado desde donde estás parada, pero eres una guerrera

Como madre, como mujer, como ser humano, me uno a los y las miles de “Lisis», que están o estuvieron envueltos y envueltas en esta durísima historia y los y las honro por ello, implorando que regrese la conciencia y el amor a la humanidad, a los sistemas de justicia, a los abogados, y a los padres o madres que violan los derechos fundamentales de sus hijos.

Y Volviendo a donde comenzamos, a la historia de “Gorda” la hermosa Gran Danés, por si estaban con el pendiente, lamento decirles que murió. ¡Sí! Murió de tristeza, dicen los médicos, justo al mes de que Patricio y Marcelo no volvieron a casa. Gorda se murió de esperar. Ella lo único que ofrecía era un amor incondicional.

Soy Karla Aparicio y soy de Jalisco

MISCELÁNEO

Núm. 293 – Abril 2024