LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DEL AMOR
- MISCELÁNEO
- junio 2024
- Zuleyka Franco
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Te gusta alguien del sexo opuesto, y según parece tú también le gustas. Las señales están ahí: tú y esa persona están todo el día enviándose mensajes, siempre acaban juntos cuando salen con los amigos y en algunos de los mensajes que te envía se nota que está coqueteando contigo. Así que decides averiguar si la relación tiene futuro, solo para confirmar que los dos sientan lo mismo, pero cuando le preguntas, te dice: “Somos amigos. Nada más”.
¿Qué es la Amistad? Nombre femenino. Relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia. Amistades nombre femenino plural. Conjunto de personas con las que se tiene este tipo de relación.
Cuando piensas que tienes algo especial con alguien y descubres que eso solo existe en tu imaginación, es normal que te sientas molesto, avergonzado o traicionado.
¿Por qué sucede? Con los mensajes de texto y las redes sociales es fácil empezar a sentir cariño por alguien que en realidad no quiere nada contigo. No confundas la amabilidad con el cariño.
¿Qué puedes hacer cuando no sabes si es amistad o algo más allá?
Sé objetivo. Detente un poco a pensar y analiza la relación de forma objetiva. Pregúntate: “¿Tengo razones suficientes para creer que esta persona me está tratando de forma especial?”. No dejes que el corazón domine a la razón. Trata de ver más allá. De todas esas señales que estás recibiendo y que te hacen pensar que hay algo más, fíjate especialmente en las que te hacen dudar de que sea así. No des por hecho que como tú sientes algo especial, a la otra persona le sucede lo mismo. Ten paciencia. Hasta que esa persona no te diga claramente que tiene interés en empezar un noviazgo contigo, no inviertas más en la relación de lo que estés dispuesto a perder. Sé sincero. Si quieres saber si esa persona te ve como algo más, háblalo.
Si ya has estado o estás enamorado, sabes de sobra lo que se siente, aunque no lo puedas expresar en una definición que semánticamente abarque todos los matices. Y, precisamente ese es el enigma y la magia del amor, que no es mesurable ni una elección.
¿Qué es el Amor?
Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno. Sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia una persona con la que se desea compartir una vida en común.
La mayoría de las veces el amor nos ha elegido a nosotros, antes siquiera de que lo sepamos. El problema viene cuando ese amor auténtico y puro nos elige, pero nos pilla mirando a otro lado o si lo sentimos por alguien que no era “nuestro prototipo”. ¿Y ahora qué?
Cuando el amor nos invade. Somos conscientes de que el amor no es algo meramente romántico cuando afirmamos que una pareja “tiene química”, que otra “no pega ni con Kola Loca” o que “se nos ha acabado el amor”. Estas afirmaciones muestran que sí sabemos que hay cierto componente biológico o fisiológico, pero también esconden nociones de cómo nuestra cultura o influencia social media en nuestra manera de querer.
Veamos el amor desde la psicología. Desde el punto de vista puramente psicológico, el amor surge de una necesidad afectiva y sexual. Aunque es el plano social, es la cultura y el momento histórico en el que vivimos, el que juega un papel fundamental en cómo y de quién nos enamoramos. Sí, efectivamente, si hubieras nacido o crecido en otro lugar con mucha probabilidad tu “prototipo de pareja” sería otro.
La forma en la que la sociedad modula y define qué es el amor, cuáles son los diferentes roles a desempeñar en una relación amorosa por cada una de las partes y cuál es el mejor partido para “procrear y perpetuar tu código genético” hace que las ideas que tienes relacionadas con el amor cambien.
“Pescamos los peces que nos son familiares”, sin embargo, nos estamos perdiendo muchos peces valiosos por miedo. ¿Miedo a qué? A lo desconocido, porque no contamos con una experiencia previa de referencia que nos sirva de guión a seguir a la hora de concebir a esa persona como tu pareja o por el juicio público al que supones que serías sometido si se conoce que esa persona es de la que estás enamorado.
Los prejuicios matan el amor. ¿Qué pasa si tienes ya cuarenta años y te sigue entusiasmando el ideal del amor puro? Absolutamente nada. Seguramente te crean un iluso/a, se burlen de ti o te dirán que deberías ser más realista.
Para un momento… Esa es TÚ realidad. Es un completo error negar lo que eres o lo que sientes por los juicios de los demás.
Históricamente se ha tendido a catalogar de forma categórica sobre cómo deberíamos relacionarnos con el sexo opuesto. Sí, digo al sexo opuesto dado que el colectivo LGBTQQICAPF2K+, que significa: lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, queer, questioning (cuestionador), intersexual, curioso, asexual, agénero, aliado, pansexual, polisexual, amigos y familia, dos espíritus, kinky y más, tristemente, aún sigue siendo omitido o tratado como un tabú a la hora de hablar de amor. Catalogar a las personas mayores como seres cándidos e indefensos al igual que ocurre con las personas con discapacidad, al colectivo como “desviados”, etc. conlleva que neguemos sus necesidades afectivas y sexuales y, por tanto, que tampoco se les considere como objeto de deseo factible. Una persona que es psicológicamente abierta, tolerante y está decidida a compartir su vida con una pareja “no prototípica” tiene muchas más probabilidades de encontrar ese amor verdadero. Ya que, al quererse a sí mismo sin tabús y querer al prójimo tal y como es, sin prejuicios ni reservas, aumenta su autoestima, su esperanza y bienestar.
Quizás pienses que has sido el culpable o por el contrario, la otra persona o quizás que hayan sido los dos… Desamor. Nombre masculino Falta de amor, afecto o cariño a una persona o una cosa. Sentimiento de desagrado, rechazo y repugnancia hacia una persona o una cosa
De uno u otro modo, buscar culpables en una ruptura es una forma de evitar enfrentarnos a la situación y a los sentimientos que origina emprender el duro camino del desamor. Ya nada será como antes y eso nos confunde y nos duele como si tuviéramos una espina clavada en nuestro corazón. La experiencia de desamor es un camino doloroso que hay que atravesar tras poner punto y final a lo que un día fue nuestro sueño.
Ahora, veamos al “desamor” cuando el amor no se ha acabado… Resulta más difícil dejar una relación cuando aún estamos enamorados y nos encontramos en esa nube de amor que nos envuelve todo que cuando esta ha desaparecido, porque aquí el amor no ha sido el motivo de la ruptura sino la contribución de otros factores, que si hubieran estado de nuestro parte quizás, hubieran impedido este fin que tanto nos duele.
Como vemos desenamorarse no es fácil porque no elegimos estar con alguien para luego tomar distancia y romper todo lo vivido con ella. Pero más allá de la decisión de no continuar con una relación a pesar de estar enamorados existe aún otra experiencia todavía más dura y difícil de afrontar: Cuando nuestra pareja nos deja o decide finalizar la relación y no tenemos otra opción para elegir, en este momento quizás pasemos por un periodo en el que no somos conscientes de lo sucedido y nos cueste asimilarlo, pero cuando nos damos cuenta, el mundo se nos cae encima y nos rompemos en mil pedazos. Para reconstruirnos necesitaremos tiempo, pues nuestras heridas tienen que sanar la huella de un amor que no ha continuado como esperábamos…
Ser capaces de olvidar nuestro amor o al menos dejar de sentirlo no es tarea fácil, sino un proceso largo que en la mayoría de las ocasiones estará acompañado de nostalgia, tristeza y noches en vela. La cuestión es no culpabilizar ni responsabilidad a nadie ya que cuando nos enamoramos nos estamos arriesgando porque nos exponemos a una serie de circunstancias que no podemos controlar como que la otra persona no nos corresponda o que en algún momento decida no continuar… A pesar de ello, tenemos que prestar atención porque puede que nuestro inconsciente nos lleve a hacer cosas que no deberíamos hacer en esta situación. Acciones inconscientes que cuanto más incidamos en llevarlas a cabo más dolor nos provocarán como: Mantener un contacto continuo con nuestra ex pareja, Querer saber de nuestra ex pareja, Obsesionarse por buscar qué hemos hecho mal o dónde hemos fallado, Tener esperanzas de volver, Conservar objetos y ropa de la otra persona. Si evitamos todas estas acciones, ayudamos a asumir la ruptura.
Así que, si aún no has encontrado a “tu príncipe azul” o si “al besarlo te salió rana”, crees que “a las mujeres no hay quién las entienda” o que “las mujeres somos demasiado complicadas”, puede que quizás estés adoptando una perspectiva equivocada.
El amor supone una gran entrega, pero sin perder la identidad. El amor es compartir, aprender, descubrir… Se suele decir a alguien que ha acabado una relación de pareja, que hay muchos peces en el mar, pero ¿te digo algo más? ¡Hay muchos mares con peces! El amor no entiende de idiomas, colores, ideologías, edades o sexos; no seas tú el que lo aleje por prejuicios o miedos. Así que, abre tu mente y vive, el amor puede encontrarte en el lugar menos esperado.