Revista Personae

NUEVOS COMIENZOS…

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En realidad, todo lo nuevo da un matiz diferente a nuestra vida: un vestido nuevo, una casa nueva, un nuevo trabajo, un novio nuevo, una nueva mascota, en fin, pero hablar de comienzos el significado es más que profundo y trascendente, el matiz va más allá de algo tangible y material.

Cuando hablamos de un nuevo comienzo, la mayoría de nosotros nos imaginamos un fracaso, una caída, un estado emocional donde difícilmente nos sentimos cómodos, una pérdida, etc., y que necesitamos reestructurar; pero ¿qué hay detrás de todo ello? Entonces también podremos hablar de aprendizajes, de enseñanzas, de metas, de sueños, de amores y de todo lo bueno que nos dejó la experiencia que acabamos de dejar atrás. 

 

Zuleyka Franco, Nuevos Comienzos…

 

De hecho, existe la llamada “hipótesis de la adversidad”, la cual postula que las personas necesitarían en su vida adversidades, problemas e incluso traumas, para alcanzar así los máximos niveles de fortaleza y desarrollo personal, a través de la puesta en marcha en el individuo de estas habilidades y recursos de afrontamiento hasta entonces latentes. Por tanto, esta hipótesis, si bien posee un carácter algo exagerado, nos encamina hacia la idea de que ninguna persona sabe lo que es capaz de soportar hasta que se expone a ello, hasta que vive una determinada situación, pues es probable que, al no haber vivido algo parecido, nunca haya tenido la oportunidad de descubrir dentro de sí misma estas fortalezas ocultas. No obstante, cabe destacar que no es el suceso en sí lo que hace que la persona llegue a este nivel y alcance este crecimiento, sino el modo en que dicha persona afronta la experiencia estresante.

Para renacer es necesaria una muerte previa, pero puede haber muerte sin renacimiento. No me refiero a la muerte biológica, a la que todos llegaremos algún día, me refiero a los grandes episodios de dolor a los que muchos nos enfrentamos, a esos momentos que suponen un frenazo en nuestra vida, que la ponen patas arriba, en los que se desmorona no sólo nuestro presente sino también ese futuro que fuimos construyendo. Me refiero al dolor físico y al psicológico, incluso, como consecuencia de ellos, al dolor moral, a esa herida que se abre en nosotros y que supone un abismo al que da terror asomarse.

 

Tras esa muerte es posible renacer, un “Nuevo Comienzo”, llegar a ser una persona nueva, tras haber mirado a la muerte de frente, es posible perderle el miedo y descubrir que nada nos llevaremos a ella, que todo lo que acumulamos luego después, será un peso que sólo logrará hundir la barca y que el tiempo al que a ello hemos destinado será un tiempo desperdiciado. Es posible sobrevivir tras esa muerte (tocar fondo) y despertar en nuevos amaneceres, elaborar nuevos sueños más pequeños y tímidos pero que nos permitirán sonreír de nuevo, transitar nuevos caminos más cortos, pero más entrañables, más sombríos a veces pero en los que respiraremos con más profundidad y en los que nuestra mirada no estará vacía sino que despertará vibraciones hasta entonces desconocidas y nos hará repensar toda nuestra vida.

 

Zuleyka Franco, Nuevos Comienzos…

 

El mes de enero y febrero, siempre ha tenido un sabor a nuevo comienzo. Psicológicamente, el año nuevo nos ayuda a realizar un “reset” de nuestra mente, nuestras motivaciones y nuestros planes. El llamado “efecto del nuevo comienzo” siempre está acompañado de una euforia inicial que nos hace ir a toda velocidad durante el mes de enero. Incluso, algunas personas le llaman el mes de la salud, porque es cuando decidimos ir al gimnasio, empezar la “dieta”, ir a terapia… en fin, todos esos propósitos para “arreglarnos” o “mejorar” pero ¿se han preguntado si los nuevos capítulos funcionan?…

Zuleyka Franco, Nuevos Comienzos…

 

De acuerdo con el libro “Hábitos Atómicos” de James Clear, “la dopamina es liberada no solamente cuando experimentas placer, también cuando lo anticipas” dicho esto, lo podemos notar cuando hacemos planes sobre lo que sea que te emocione o te entusiasme la idea de hacer o tener, como un viaje, comprar algo, realizar un nuevo proyecto, en fin, algo que te genere “ilusión”.

Entonces si los primeros meses pueden ser un nuevo comienzo y puedes generar dopamina en tu cerebro que te haga estar motivado a algo o a alguien, ¿por qué no creamos nosotros mismos nuestros escenarios y nuestros nuevos comienzos? Aprendamos la resiliencia como una manera de aprendizaje emocional y práctico, en donde después de vivir una experiencia no grata (en muchos sentidos), podamos tomar acción y decidir cómo queremos vivir estos nuevos comienzos y este significativo renacer.

No te pongas mil propósitos u objetivos; decreta tres.  Pueden ser en distintas áreas de tu vida, personal si o si (tener un nuevo hobby), laboral (conseguir un aumento, renunciar o emprender) y salud (mejorar mi calidad de sueño, mejorar mis hábitos alimenticios, revisiones, etc.). El tema es hacer menos para ser contundentes; incluso la estrategia personal y de negocio tiene que ver con enfocar esfuerzos hacia pocos, pero relevantes objetivos.

 

También debemos aprender nuevos verbos en nuestro día a día, y hacer a un lado otros que tenemos tan comunes y tan arraigados como el “debo” y “tengo”, ya que mentalmente los tomamos como una obligación no satisfactoria y un propósito totalmente diferente al que queremos. Sustituyamos esas obligaciones mentales por un compromiso, una responsabilidad, un gusto, un cometido o una misión de vida.

Es importante darnos cuenta de que los nuevos comienzos, deben tener prioridades y es ahí donde entra la seriedad de experimentar dejar atrás el “deber y querer ser”, para dar paso a buscar un comienzo que nos enriquezca el alma y nos haga feliz. Recuerda que no importa la manera de comenzar (ritual, mural de decretos, una carta de proyectos, por ejemplo), lo importante es que tengas el compromiso contigo mism@ y que tus comienzos sean posibles ya sea a corto, mediano y largo plazo. Pregúntate hoy: ¿qué me quito de encima? ¿qué actividad, proceso, ritual, persona o vicio, me sacudo?

También merece nuestra atención y hay que ser conscientes, de las personas que queremos que nos acompañen en estos nuevos comienzos, ya que serán fundamentales en nuestro acompañamiento como red de apoyo. Tenemos que estar conscientes del significado que cada uno le da al trabajo, dinero, sexo, descanso, tiempo de familia, etc.

Por ejemplo, si quieres llegar a tener una relación con una pareja que está casad@ con su trabajo, no es justo ni para ti ni para él o ella demandar tiempo, ya que tenemos que estar conscientes que no lo tendrá y la relación se verá inmersa en reproches, reclamos, malos entendidos y todo aquello que debimos saber desde un principio; o si eres una persona hogareña, familiar, que disfruta películas en casa y quiere ser apapachad@ al calor del hogar, no entables una relación con una persona que suele hacer vida nocturna, que disfruta estar rodeado de amigos en fiestas y que se sofoca estando un fin de semana en casa.

 

Zuleyka Franco, Nuevos Comienzos…

 

Decidamos nuestros nuevos comienzos en consciencia, previendo nuestras prioridades, nuestros espacios personales y de convivencia, nuestras metas, sueños y oportunidades de cambio. 

En la mayoría de nosotros hay aspectos de nuestra vida que nos cuestionamos. Tiempo para volver a plantearnos, para sentir que como es nuestra vida en ciertos aspectos ya no nos sirve, ya no es significativo y sentimos una necesidad de volver a comenzar…

Las transiciones requieren tiempo, pues lo que estaba presente en nuestras vidas venía a dar respuesta a una serie de necesidades, que, si bien muchas de ellas ya han estado cubiertas, muchas otras nunca fueron del todo buenas decisiones. Este es quizá el objeto de nuestra vida, saber aprovechar cada muerte (nuevo comienzo) para enderezar nuestro camino y saber aprovechar cada renacer de los otros para hacerlo nuestro.

 

En resumen, los nuevos comienzos pueden ser un momento de transición y desarrollo personal importante. Aunque pueden ser desafiantes, también pueden ser una oportunidad para crecer y desarrollarse. Es importante reconocer la importancia de estos momentos y apoyarse a sí mismo y a los demás mientras se navega por ellos.

Recuerda que lo que puede parecer el final y cierre de un ciclo, puede llegar a ser tu mejor comienzo.

MISCELÁNEO

Núm. 304 – Marzo 2025