PLEGARIA POR LAS MUJERES BRUJAS

Para todas a las que han llamado Mujeres Brujas, ya sea por brujas o por libres, por ser una amenaza, porque no han aceptado someterse y encuadrar en los cánones, por ser activistas, por ser aguerridas, por buscar la justicia y el cambio. Por tener conciencia y sensibilidad hacia lo invisible. Mujeres Brujas que han salido de las tinieblas y han sanado sus peores miedos y ahora ven profundamente en los corazones de los demás y son medicina para el planeta.

Y si por poseer estas características les llaman Brujas, ¿cuántas mujeres más también lo somos? Para todas aquellas que están llegando a la madurez y están aprendiendo a ser amables, aún cuando sería más fácil ser crueles, que tienen el poder de herir cuando la situación lo reclama, y eligen no hacerlo. Para las que se están ejercitando a decir toda la verdad, con clemencia y amor.

Para todas las que atraviesan por la transformación y la apertura de su mente, que se cayeron, se esforzaron y se repararon.

Para todas a las que han llamado Mujeres Fuertes, aquellas que se han sentido además de frágiles, débiles, y así decidieron saltar enteras o en pedacitos. Para todas a las que llaman Mujeres Valientes y han temblado de miedo, que se han atrevido y cuentan su verdad.

Para esas a las que llaman Mujeres Sabias, y que han tropezado en cada madrugada. Para esas a las que llaman Mujeres Salvajes, y son las que supieron que no debían prestarles atención a los pesimistas y estancados, y se atrevieron a escuchar la vibración de su propia alma.

Para todas las Mujeres de Poder, que se avergonzaban de sí mismas por haberse creído tantas falsedades y aún así comenzaron a hablar para que otras mujeres supieran de lo que son capaces y además se atreven a ser ellas mismas.

Para las que llaman Mujeres Sanadoras, que han resurgido del fuego sin encogerse, reconociendo sus sombras y limpiando sus heridas con lágrimas y silencios y aún conservan intacta su lealtad que es inmensurable.

Para todas las que están cultivándose en el tema de sacudir los huesos y las conciencias, remover las aguas, las sábanas, pero también aplacar la tempestad.

Para aquellas que velan el aceite de las bombillas, para mantener la luz y la calma en la vida cotidiana.

Para aquellas que inmortalizan los rituales, y te muestran cómo encender el fuego. Para aquellas que recitan los antiguos rezos, que recuerdan los símbolos, las formas, las palabras, las melodías, las danzas, y aquello que los ritos, en otro tiempo, buscaban aplacar.

Para aquellas que bendicen y agradecen con frecuencia.

Porque todas estas mujeres están vinculadas, se reconocen por su vibración y no por su apariencia. Porque una vibración lo dice todo.

Por todas ellas, para que tengan una larga vida plena y en paz, en fuerza y en salud, y sigan desplegando las alas de su inmenso espíritu.

Para que se multipliquen, que crezcan, que inspiren y sean espejo de otras mujeres.

Para que lleguen a concebir que todas, todos y todes somos, en definitiva, una gran familia. Todos formamos parte de una misma unidad.

¡Gracias totales a todas ellas!

Y porque no está de más recordar nuestra misión en esta Tierra, una encomienda de amor y magia.

No olvidemos, que nuestras palabras siempre sean impecables, que sumen, que contengan amor, que nuestros pensamientos sean poderosas semillas mágicas que aporten evolución. Hagamos la magia con nuestra existencia. Somos un ser infinito y venimos a conducir un cambio.

Porque no venimos a este universo a ocultar sentimientos y pasar de largo y a negar emociones, venimos a vivir, a amar, a reconstruir, a dejar huella y a respetar las diferencias. Por eso estamos aquí. Para que los seres que entren en contacto con nosotros, siempre evolucionen o permanezcan donde estaban, y que nunca retrocedan a raíz de habernos conocido. No olvidemos.