Revista Personae

CARLOS RAMÍREZ

Analiza la relación de los medios con el presidencialismo

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Medio siglo en los medios lo respaldan, director y fundador de Indicador Político, Carlos Ramírez charla con Personae sobre la siempre controvertida relación medios de comunicación-poder político.

 

De entrada, nos da su diagnóstico: “Es una relación perversa por los enfoques y los intereses, pero indispensable para el desahogo político. Venimos de un sistema político muy cerrado, yo diría que en el periodo 68-82 la prensa surge ya como poder político autónomo y a veces nos rebasa, a veces no entendemos, a veces nos conflictúa; pero, no hay otra porque tenemos una sociedad política y civil bastante mediocre sin capacidad de discusión y tenemos medios todavía dependentes de intereses empresariales”.

 

Le Preguntamos si entonces, tenemos los medios que merecemos y señala: “Toda sociedad tiene los medios y su realidad que merece. Lo que ocurre siempre es que frente a lo que se puede, se le opone siempre lo que se debe y entonces tenemos periodos, por ahí, de lugares en el que el periodismo fue muy avanzado. Hay que recordar el Excélsior de Julio Scherer, Proceso, El Financiero, en su momento, El Independiente, que fueron periodos cortos donde la prensa que debería tener la sociedad la tuvo, pero que no duraron por situaciones de circunstancia política”.

 

Sin embrago, tres de los cuatro medios citados siguen circulando, le comento y acota: “Aunque con declinación de su oferta, La Jornada está muy presionada con muchas contradicciones: no ha sabido mejorar su papel, su formato, la tipografía es la misma desde su fundación, no ha evolucionado. Proceso se desvió a la nota simplemente golpeadora; a mí me tocó la mejor época desde su fundación y nos obligaban a hacer reportajes de investigación y de análisis. Sí existen, pero se quedaron estancados”.

 

Aborda la posesión de los medios: “Voy a aventurar un porcentaje, de los 20 medios que existen en la Ciudad de México, con una presencia constante, 90% son de propiedad empresarial, muchos de ellos de grupos empresariales. Entonces, como profesionales de la información, no hemos sabido crear nuestros propios medios para otro sentido. Los directores que aparecen son contratados para ocultar la influencia y los intereses de los empresarios. Usan a los periódicos para sus propios negocios. Los propios empresarios nunca se preocuparon por apoyar o inducir una prensa democrática. Yo tuve la posibilidad de platicar con dos o tres de ellos, y yo les decía, ‘ustedes tienen la obligación de impulsar y financiar la democratización de los medios profesionales’, y añadían que no, que ellos lo veían como negocio. No están para apoyar al periodismo o la democracia, sino para convertirse en un factor político. Ahí están Claudio X Gonzales, Gustavo de Hoyos, la COPARMEX, participando en política porque quieren el poder, no es ningún secreto, ya compraron Reforma, un periódico de empresarios para empresarios, ya se están colando en otros periódicos como colaboradores, desplazando a verdaderos profesionales”, señala.

 

Carlos Ramírez

 

En este contexto, nuestro entrevistado no duda en señalar a otros poderes: “Esto tiene que ver con la transición incompleta y desordenada de México que se pasó del dominio del PRI al dominio de los poderes facticos, entre ellos el empresarial. Otro que realmente es influyente es el poder criminal, asesinando periodistas, ya cada vez más, los periodistas tiene miedo de escribir de narcotráfico o de delincuencia, porque los matan”.

 

Pasando al papel que ejerce el actual presidente, explica: “Estamos asistiendo a una configuración del poder presidencial. Yo tengo trabajando en los medios desde 1972, más el estudio teórico, acucioso de la comunicación, doy clases. Hemos vivido siempre un poder presidencial absolutista, un sistema presidencialista, cuando debemos ser un sistema presidencial que es donde el ejecutivo tiene una cierta hegemonía, pero respeta los demás poderes. Un sistema presidencialista es cuando el presidente somete desde la punta de la pirámide, no es nuevo, así nacimos como República independiente. En la Constitución de 1824, el gran debate era quién iba a ser el poder ejecutivo, cuáles eran sus facultades y quién lo iba a nombrar, hoy estamos a 200 años en los mismos términos, eso es histórico”.

 

Glosa: “El sistema político está construido para girar en torno al presidente, sea quien sea. El PRI revolucionario del general, el PRI político y después de tecnócratas, el PAN, luego otra vez el PRI y, ahora, Morena funcionan en los mismos términos porque nuestro sistema, ante la carencia de un verdadero juego de equilibrios y de lucha de clases (no tenemos un sector obrero activo), se convierte en una verdadera lucha de caudillos, lo que vivimos es un presidencialismo de caudillaje”.

 

Sin embargo, no recuerdo otro presidente que haya dicho abiertamente, que quien no comulga con él es traidor a la patria, el también politólogo, acota: “No lo decían en público, pero eran valores entendidos. Todavía, hasta Zedillo operaba aquella famosa triada de intocables, el presidente de la República, el Ejército y la Virgen de Guadalupe. Con Zedillo empezó un poco a tambalearse, en tanto que ejerció una presidencia económica autoritaria, lo demás no le importó, ahí, que el PRI se desgajaba o que perdiera las elecciones, a él le importaba, simplemente, la continuidad del modelo económico neoliberal”.

 

“El Estado fue dominante, junto con el presidente de la República, porque era un Estado de bienestar social. Salinas instauró un Estado autónomo de las relaciones sociales, era el presidente por sí mismo, ya no respondía a ningún sector y esa diferenciación es la que ha sido continuada por Fox, Calderón, Peña Nieto y ahora el presidente López Obrador. Funcionan en esa lógica, de que no hay una sociedad civil, una sociedad de clases, en donde la lucha productiva que de alguna manera genere nuevos equilibrios y nuevas correlaciones. Es simplemente la voluntad del presidente”, complementa.

 

No obstante, reconoce: “El presidente López Obrador mantiene un contacto directo con un sector del pueblo, eso es innegable y se fundamenta o se confluye en el porcentaje de aprobación que suben o bajan, pero son altos. Tampoco son extraordinarios, los tuvo Salinas, Fox, Peña Nieto, porque somos un sistema presidencialista. En el 62, si mal no recuerdo la fecha, dos politólogos extranjeros hicieron una encuesta en cinco países del mundo sobre cultura cívica, incluyendo México, y la conclusión que dieron ellos es que había solamente dos instituciones confiables para el pueblo, pasara lo que pasara , ocurriera lo que ocurriera, uno era el presidente de la República, el modelo llevado al nivel de Tata Cárdenas, tata es padre, que es donde estamos en nuestra cultura paternalista, y el otro era la Revolución Mexicana. Salinas liquidó a la Revolución Mexicana y, entonces, el presidente siguió teniendo el poder absoluto, que no es por decisión o por voluntad, lo es cuando el presidente tiene un proyecto y lo quiere imponer”.

 

“La arquitectura del Estado mexicano y del régimen tiene que ver con el fortalecimiento del presidente porque tiene el poder político a través del control de su partido, tiene el poder coercitivo a través de la procuraduría y de las fuerzas armadas y tiene el control del poder del dinero, por supuesto. Todo se concentra en el presidente, sea quien sea. Este presidente, que tiene un proyecto, sabe que cuenta con estructura. Es la existencia de un modelo mexicano mixto con prácticas democráticas más o menos abiertas, pero estructuras de dominación autoritarias”, glosa nuestro entrevistado.

 

Para concluir, aclara que no hay tantas diferencias entre el actual presidente y sus antecesores como se ha manejado: “No es diferente. Quizá en su propuesta popular, que viaja en línea área comercial, pero eso no resuelve nada, es cosa de imagen. Al final, lo vemos en la toma de decisiones, a ver quiero que esta ley se apruebe en el Congreso con base a mi partido, sin cambiarle una coma, eso lo llegaron a hacer todos, todos. Cárdenas lo hizo, aunque algunos no tenían la mayoría legislativa utilizaron la fuerza de la presidencia para pactar. No hay ninguna diferencia, porque no es asunto de voluntad o de personalidad, sino de evolución de estructura y arquitectura sistémica. El sistema, régimen y Estado en México están creados justamente para darle la autoridad máxima al presidente de la República y está en las facultades constitucionales y metaconstitucionales. Uno de los grandes fundadores del sistema autoritario y centralista, no fue Porfirio Diaz, fue Benito Juárez, logró que el Congreso le diera facultades extraordinarias. Porfirio Diaz lo único que hizo fue cerrar el puño”.

POLÍTICA

Núm. 294 – Mayo 2024