MAR Y CRUCEROS
- VERSO CONVERSO
- Ing. Carlos Miguel Valdes Gonzalez
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México ocupa el lugar quinceavo de los 195 países a nivel mundial en longitud de costa, con un total de 11,122 Km. Tener acceso al mar es un recurso natural de gran valor, ya que existen varios ecosistemas en esta frontera marítima: playas arenosas, costa rocosa, manglares, arrecifes, bosques de algas, zonas hidrotermales y aguas profundas, por ejemplo. Es claro ahora que el Cambio Climático representa una amenaza al ambiente marino costero, por lo que hay que considerar mitigar los efectos que lo producen, para no alterar las corrientes marinas y las temporadas e intensidad de los fenómenos hidrometeorológicos.
México tiene excelentes destinos turísticos a lo largo de las costas, tanto del Pacífico como del Atlántico y Caribe, así como playas envidiables. Aunque estos destinos son visitados por muchos turistas, ya que México representó el número uno en turismo internacional en Latinoamérica, algo que no se observa comúnmente son los turistas que arriban vía cruceros. El número de turistas internacionales que visitaron México el año 2023, de acuerdo con la Secretaría de Turismo, fue de 41.8 millones de extranjeros, de los cuales 9.2 millones (el 22%), arribaron por barco. Los puertos más visitados fueron Cozumel, Mahahual, Ensenada, Cabo San Lucas y Puerto Vallarta, representando el 90% del turismo por crucero en el país. Esta actividad turística por barco es mayor entre los meses de diciembre a abril, y los meses con menos actividad son de mayo a noviembre, claramente relacionado con la actividad de tormentas tropicales y huracanes, en los meses de menor actividad, el promedio de pasajeros por mes es de 600 mil personas y con un doble de pasajeros en los otros meses.
Hace unos días, tuvimos la oportunidad de viajar en un crucero, considerado como “pequeño”, en el que visitamos algunas Islas del Caribe. La primera sorpresa fue Puerto Rico, lugar de donde partimos. La zona del viejo San Juan, es realmente bonita y sus fuertes, el Morro y el San Cristóbal, espectacularmente cuidados y con vistas al mar, de postal. Orden y limpieza por todos lados, con un sabor Latino. La ciudad del nuevo San Juan, bien trazada y cuidada. Al llegar al aeropuerto, no hubo problema en tomar un Uber, que nos recogió en un lugar designado y bien señalizado, pero cerca de la salida. El día que teníamos que tomar el crucero, el chofer nos dijo que había mucho tráfico por un accidente y que además había varios cruceros, pero aún con estas vicisitudes, hicimos 25 minutos. Para abordar el barco, teníamos una hora indicada y todo fue sin filas y de nuevo, con mucha diligencia, al igual que el paso por migración.
Platico un poco del barco. A mí me pareció inmenso, pero resulta que es el más pequeño de la flota. Tienen una longitud de 280 metros y once cubiertas, a las que se llega por 9 elevadores. Viaja a una velocidad promedio de 40 Km/h y su capacidad de huéspedes es de 2,416 personas y requiere de una tripulación de 765 servidores de 50 diferentes nacionalidades. Estos cruceros son ciudades flotantes, que, aunque con muchas personas, la verdad no se siente para nada, como algunas aglomeraciones que se dan en la CdMX. El comedor grande tiene capacidad para sentar a 1,090 personas en cada uno de los dos turnos, en donde uno es atendido por meseros elegantemente ataviados, manteles y vajilla completa. El otro restaurante tipo bufé tiene capacidad para 710 comensales, y es definitivamente abundante. Hay 5 restaurantes más de especialidad y un teatro con capacidad de 870 personas. En un tour por el barco, el Cocinero en jefe, de origen hindú, nos mostró la eficiencia de la cocina, parece una organización militar, y está compuesta por 200 filipinos. Toda la comida se carga en San Juan, y dura para los 7 días de recorrido y algo más por cualquier situación. Es importante mencionar que toda la comida sobrante de los restaurantes es procesada y convertida en pulpa, que es descargada al mar, para alimento de los peces. El barco, al menos en esta zona, genera una gran cantidad de agua mediante deshumidificadoras, lo que evita que se abastezca de grandes cantidades de este vital líquido. Es obligatorio reconocer en qué lugar se ubica la estación de reunión en caso de emergencia y el bote salvavidas que le corresponde a uno, el nuestro estaba en la cubierta 5 y era la estación 9. Sobre los camarotes, pequeños, pero muy funcionales, ningún espacio se desperdicia, y la persona que nos atendía, de origen hindú, pasaba varias veces al día. Todos los días bajamos del barco en diferentes islas y de nuevo, todo listo y preparado. Aquí si hubo sorpresas, la primera isla, muy pequeña con 40,000 habitantes, tenía un muelle para al menos 4 cruceros. El guía de turistas, orgullosamente nos hablaba de algunas iglesias con unos 150 años de antigüedad y sobre la variedad de árboles frutales que tenía. Yo me imagino que la derrama económica de estos cruceros ayuda mucho a la economía local. Me queda claro que en nuestro país hay muchos lugares que podrían ofrecer al turismo cosas atractivas: playas, aventuras, comida, lugares históricos y artesanías. En algunas islas de mayor tamaño (200,000 personas), había 5 cruceros al mismo tiempo. Supongamos que de cada barco bajan unos 1,000 turistas y si cada uno gasta la conservadora cifra de US$50, la derrama es de US$50 mil (cerca de un millón de pesos). En México hay 139 ciudades costeras con más de 15,000 habitantes, que probablemente se beneficiarían del arribo de estos barcos. Una nota de SEMAR menciona que el muelle para cruceros turísticos de Acapulco se ampliará para incrementar de 2 a 17 cruceros al año. Hay una variedad de excursiones en Acapulco para conocer: la Quebrada, Laguna de Coyuca, el Mercado Principal, La Catedral, etc., que están diseñadas para entre 4 y 6 horas, tiempo adecuado para los turistas de cruceros. Más cruceros, incrementarán la economía de Acapulco, que hoy aún necesita.
En el año 2022 había 422 buques de crucero en el mundo y se estima que en el 2027 sean unos 504. El crucero en que nos subimos fue fabricado en Finlandia, un país de 5.5 millones de personas, y con una longitud de costa cerca de diez veces menor que la de nuestro país. El capitán del barco y el ingeniero en jefe (éste último de 67 años y con 75 personas a su cargo) eran suizo y finlandés, respectivamente. Conocimos a tres mexicanos y mexicanas de CdMX, Puebla y Morelos, en puestos relevantes. Los mexicanos nos comentaron que el trabajo es pesado y continuo, pero que tienen alojamiento y alimentación gratuita, con paga en dólares y su contrato es por 7 meses.
¿Sería posible fomentar y facilitar el acceso de estos barcos, o más aún, construirlos en este México nuestro?
Carlos Miguel Valdés González