EN EL TEMA MIGRATORIO, PARA LOS LOBOS, COYOTES
- REPORTE POLÍTICO
- diciembre 2024
- Juan Danell
COMPARTIR
Pérfido y perverso expositor y ejecutor de la fe capitalista, Donald Trump, próximo presidente de los Estados Unidos (20-ene-2025), amenaza a México con lo que pudiera entenderse como una incongruencia político-económica: afirma que deportará a millones de inmigrantes mexicanos y de otras nacionalidades a territorio mexicano, por representar un peligro para la economía norteamericana, sobre todo en materia de empleo, pero las estadísticas del Norte y organismos internacionales refieren una falta abrumadora de mano de obra, más de nueve millones de vacantes, en la nación que va a gobernar.
Promete redadas masivas de migrantes para expulsarlos de Estados Unidos, pero 18.1 por ciento de la fuerza laboral estadunidense nació en el extranjero, y “la Reserva Federal (Fed) y la Oficina del Congreso sobre el Presupuesto (CBO) reportan que los inmigrantes han sido claves en la recuperación económica postpandemia y proyectan que aportarán 7 billones de dólares al crecimiento económico de Estados Unidos en los próximos 10 años” (La Jornada, 3-marzo-2024).
Sin embargo, Trump amenaza con retomar el programa Quedarse en México que exige que los migrantes permanezcan en territorio mexicano durante sus trámites migratorios en Estados Unidos, así como el decreto ejecutivo que obligaría la detención de los migrantes sin opción a ser liberados lo que allanaría el camino a la deportación a gran escala. Visto así, parecería una tontería hablar de deshacerse de uno de los pilares de la economía norteamericana que le aporta alrededor de cuatro por ciento del PIB y genera poco más de 25 millones de empleos.
Pero en la lógica del candidato electo norteamericano, como lo ha dicho, estas dos premisas son el soporte político para poner de rodillas a México ante el gobierno trumpista, como ya lo pretendió durante su primer periodo en la presidencia de la Unión Americana.
¿Y por qué Trump le da tanto peso al tema migratorio, cuando es claro que la economía norteamericana depende en buena medida de la mano de obra que le aporta la migración?
En su visión misógina Trump considera al Gobierno mexicano como un Estado débil, al que se puede intimidar y someter con facilidad, manipularlo a su libre albedrío. En ese entendido, sólo pensar en deportaciones masivas de uno o dos millones de trabajadores a territorio mexicano, significaría una catástrofe para la economía nacional por la presión que eso significaría en el mercado laboral, suministro de servicios, vivienda, alimentación, salud y educación. Y, sobre todo, por la problemática que para México ya representa la economía informal, a la que se sumarían los deportados.
Esa economía informal que en México representa 24% del PIB y 55% del empleo. Los especialistas en el tema, la definen como “la actividad económica que es invisible al Estado por razones de evasión fiscal o de controles administrativos; por ejemplo, el trabajo doméstico no declarado, la venta ambulante espontánea o la infravaloración del precio escriturado en una compraventa inmobiliaria. El trabajo informal y las actividades económicas informales suponen grandes pérdidas de eficiencia y bienestar en términos de baja productividad, salarios bajos, condiciones de trabajo precarias y falta de seguridad social”.
Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “una de las principales causas de la informalidad en México está asociada con el bajo ritmo de crecimiento económico que no ha permitido asimilar el aumento de la oferta laboral”. Y esto alimenta el círculo vicioso en el que, para la economía mexicana, la informalidad laboral constituye un obstáculo para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, que expuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI), “aquellos países cuyo sector informal es grande tienden a crecer por debajo de su potencial”.
De acuerdo con datos históricos la relación migratoria laboral entre México y Estados Unidos data de finales del siglo XIX y se ha incrementado de manera considerable en lo que va del siglo XXI, a grado tal que México se ha convertido en el principal exportador de fuerza de trabajo del mundo y figura entre los principales países receptores de remesas.
Y aunque las razones de la migración pueden ser variadas, los analistas e investigadores coinciden en dos factores fundamentales: la necesidad de mejorar sus condiciones de vida de los migrantes y la violencia e inseguridad causada por el crimen organizado. Con base en esto, se puede inferir porqué Trump le apuesta al tema migratorio para doblegar al Gobierno mexicano. Más que velar por la estabilidad y mejora de la economía de la sociedad norteamericana, Donald Trump utiliza el fenómeno migratorio como un arma discursiva de su política bilateral para espantar al Gobierno mexicano y poder negociar lo que mejor le plazca en la relación comercial, económica y política a favor de sus intereses muy particulares.
Sin duda las deportaciones son y serán una realidad, y muy posiblemente masivas, pero no en la dimensión que afirma aquel candidato electo del Norte. En su primer cuatrienio Trump deportó alrededor de millón y medio de mexicanos, cantidad que significó poco más de la mitad de los que regresó Barack Obama en su primer periodo al frente del Gobierno de Washington y que fuero 2.9 millones de inmigrantes.
Tal vez lo que hace falta en este caso es que como dijera el sereno vecino del pueblo, cuando se le preguntó si no le tenía miedo a la pandilla del lugar: “en este asunto, para los lobos, coyotes”.