Revista Personae

VANESSA FREIJE

Desnuda el periodismo del siglo XX

COMPARTIR

Facebook
Twitter

Los escándalos son un elemento importante de la construcción de la opinión pública y la profesora investigadora de la Universidad de Washington, Vanessa Freije, estudió este fenómeno entre las décadas de los 60´s y 80’s del siglo pasado, época en la que el periodismo mexicano se debatía entre el embute y la censura.

La publicación de su libro De escándalo en escándalo como las revelaciones periodísticas construyeron la opinión pública en México (Editorial Siglo XXI) es el pretexto de Personae para charlar con la investigadora.

 

De escándalo en escándalo

 

Comenta: “Lo que me atrajo a estudiar ese periodo es lo que todos los historiadores teníamos en mente en los años 60, 70, 80 de una «prensa vendida» digamos, censurada o autocensura, pero fui leyendo en la prensa misma que efectivamente podrían surgir o aparecer escándalos, se podrían publicar y eso me llevó pues varias preguntas, entre lo que yo encuentro es que paradójicamente, podrían coexistir; o sea, mi libro no intenta desdecir esa realidad de la censura, obviamente ahí había, hay mucha evidencia, muchos académicos y periodistas que han encontrado las evidencias en papel de esos chayotes, de las relaciones comprometidas con el poder, pero al mismo tiempo era un momento en que el PRI, el gobierno, estaba intentando transformarse con muchos trastornos. Digamos que no era un proceso recto o lineal, por el mismo intento de abrir espacios hubo más filtración y también más oportunidades para abrir nuevos espacios para publicar estos escándalos. Obviamente muchos no querían pues no querían tocar temas sensibles, tratar tales temas, pero otros sí”.

 

“En ciertos momentos oportunos un escándalo, un reportaje o nota podrían circular y generar más debate a través de otros medios que tenían como más alcance. Entonces, lo que hago en el libro es trazar cómo se van desarrollando estas notas, a veces se van manipulando a través de otros medios, a veces se van cambiando las narrativas, pero se van formulando una opinión pública más amplia por el hecho de que se va generando más interés; o sea de una nota en Proceso, vemos por ejemplo que salieron historietas que aparecerían en los puestos de periódico o que salieron obras de teatro, series de televisión en fin”.

 

Sobre qué le impactó más de la investigación, comenta: “Hubo muchos momentos de impacto y creo que con el tiempo, uno se va espantando menos y menos, digamos en el sentido de que ya no se sorprende tanto, pero yo creo que habría sido el caso de El Negro Durazo, en el sentido de que los cargos, lo que más me sorprendió fue que las cosas que a mí me parecieron más espantosas como las acusaciones de tortura y cosas así eran, por lo menos en las fuentes que yo consulté, las que menos asustaron al público, resonó con su vida sexual, con su supuesta impotencia sexual, con su uso de cocaína, con la forma en que gastaba el dinero y eso es algo que me interesó. Los escándalos en general, yo creo que se prestan a esas narrativas que se enfocan más en la vida personal en la parte visual también, sus mansiones, el Partenón, obviamente, se prestaron a imágenes impresionantes, hasta tours que se dieron en cierto momento”.

 

Reconoce que, tras trece años investigando el tema, su percepción ha cambiado: “Dejé de pensar tanto en esta distinción de la independencia y la cooptación, por ejemplo. Empecé a pensar más en los efectos del periodismo mismo, porque lo que vi en ciertos casos era que periodistas supuestamente vendidos escribieron notas que tuvieron un impacto importante en la opinión pública o que expusieron malversaciones en el gobierno. No es para decir que la independencia no importe, creo que obviamente es algo muy importante tanto para los periodistas como para la democracia en general, simplemente creo que para mí se fue complicando un poquito más mi visión de qué se necesita para tener una prensa que pueda confrontar al poder”.

 

De escándalo en escándalo

 

Sobre la evolución del periodismo mexicano expone: “Creo que sí podemos ver, en cierto sentido, que hay los mismos problemas, pero yo creo que sí han cambiado mucho en el sentido de que hay una evolución muy importante ya que hay muchas más publicaciones y foros disponibles. Eso ya de por sí es un cambio muy importante y creo que no es propio a México, lo vemos en muchos lados, obviamente y también se presta a problemas porque la opinión pública puede ser que se preste a una división más fuerte. Creo que hay una profesionalización más sólida para los periodistas en general, una educación más sólida para muchos y, paradójicamente, creo ya hay muchos más riesgos también para los periodistas; o sea, bajo la democracia ya están confrontando muchos más riesgos”.

 

Le comento que hoy se publican tantos casos de corrupción que muchos escándalos de primera plana del siglo pasado, hoy se irían a la página 27, responde: “Exacto, una cosa es qué ha pasado con el periodismo y otra cosa es qué ha pasado con sus lectores o con el público. Es también una cosa que estamos confrontando en muchos lados, en Estados Unidos también de donde soy, ahora se requiere de aún más para mantener la atención de alguien y de espantarlo, también creo que es parte propia del escándalo; o sea, de que no todo lo revelado vaya a tener tanto impacto en el público. Objetivamente, hay más escándalos. Cuando vemos la televisión y la forma en que se está cubriendo las cosas hay más, pero si vemos cómo en los años 70 o 80 también hubo momentos en que salieron notas muy importantes, pero que realmente no tuvieron mucho impacto y creo que eso es algo que tiene que ver con suerte, con el momento público o político y, desafortunada, a veces, tiene que ver con los intereses que quieren promover ciertos escándalos más que otros”.

 

Expongo que muchos de los escándalos provienen de filtraciones hechas por enemigos políticos, añade: “Las filtraciones en las investigaciones y los reportajes que estoy viendo en el libro, fue casi siempre el caso porque antes no existía la ley de transparencia, no hubo ningún mecanismo para acceder a esa información, entonces siempre había alguien detrás. Lo que a mí me interesaba fueron los casos en que, a pesar de este interés, se volvió algo distinto, es posible, depende del escándalo y qué está moviéndolo o que en qué va a impactar, pero esa es una parte complicada de la relación entre la prensa y el poder que muy difícilmente se resuelve. Creo que esa es la idea o la promesa de una ley de transparencia que la gente acceda a la información sin un interesado en forma de filtraciones, no que los periodistas se involucren en los pleitos internos. Lo que yo vi es que a veces fue contra-productivo porque fue un momento en que el PRI estaba intentando abrirse tantito, pero el control no lo podría hacer de una forma tan central y controlada como quería, entonces, en ciertos momentos, podría haber sido que alguien quisiera que un escándalo tuviera tal efecto para su enemigo y si tuvo el resultado que quería o imaginaba, pero para el partido o para el gobierno en general tuvo otro efecto no deseado, digamos”.

 

Vanessa Freije, Libro: De escándalo en escándalo

 

Sobre los aportes de su texto destaca: “Nos enseña que los escándalos fueron parte de la construcción de la democracia mexicana, una parte muy importante del proceso de democratizar de la vida pública, de la opinión pública para que fuera más abierta a opiniones distintas, que no sólo vinieran de la prensa de élite. Pero, al mismo tiempo, los escándalos no eran democráticos, entonces parece paradójico, es una cosa que sigue con nosotros y hay que estar atentos a eso, de que los escándalos pueden contribuir a una vida democrática; pero, muchas veces, no son representativos de los intereses, en general; a veces, no son transparentes; a veces, tienen intereses atrás; a veces, tienen fines que no quieren contribuir a la democracia. Entonces, yo creo que es una tensión que sigue existiendo dentro del periodismo que quiere mantener la atención del público y un afán para la democracia que quiere mantener una vida democrática con transparencia y también como con representación”.

 

Para esta investigación (publicada originalmente en Estados Unidos con el título Citizens of Scandal: Journalism, Secrecy, and the Politics of Reckoning in Mexico), la autora tuvo acceso a archivos personales de varios periodistas, lo cual también trajo sorpresas: “Me sorprendió cuántas filtraciones no aparecieron en la prensa. De lo que encuentras en un archivo, solo tienes el papel, no sabes cómo llegó a la persona, en qué momento, puede ser que llegara después del escándalo mismo o después de que esa persona ya se hubiera retirado. Podrían haber sido muchas razones por los cuales no lo publicaron, pero viendo las filtraciones o los documentos dentro del archivo, yo tenía la idea de que se habían filtrado en el momento y que los periodistas, pues, parte de su poder también fue basado en no publicar, entonces por eso parte del título del libro su versión en inglés era la secrecía. Se trataba de eso, de que parte del poco poder que tenía un periodista en ese entonces era de lo que no iba a publicar. Entonces esa fue una parte que me sorprendió porque yo esperaba que siempre quisieran publicar lo que pudieran, a lo que tuvieran acceso”.

POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024