Revista Personae

VÍCTOR RONQUILLO

El periodismo es una práctica humanista

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Hablar de Víctor Ronquillo es hacerlo de más de cuarenta años de periodismo en los que ha pasado por medios como El Nacional, Canal 13, Canal 40, El Universal, Reforma y Milenio Semanal; fue coordinador de información del programa de televisión “Punto de Partida”, además de autor de múltiples libros. Hoy comanda el programa A fondo, por Capital 21.

 

Entró a los medios y al ser egresado de la licenciatura en Letras era una de las pocas opciones laborales realistas que tenía, sin embargo, la sorpresa fue placentera: “Cuando yo empecé a trabajar en El Nacional, gracias a Manuel Blanco que era mi jefe, pude entrevistar a mucha gente. Yo le debo mucho porque él me definió en términos del oficio, primero que hay que escribir todos los días, eso es clave; segundo que el oficio del periodismo es, como dice García Márquez, «un oficio privilegiado». Gracias al periodismo puedes estar en muchos lugares, conversar con muchas personas”.

 

Víctor Ronquillo

 

Reconoce el apoyo de periodistas foráneos: “Yo he sido objeto de mucha solidaridad por parte de los colegas, de mucho apoyo. Cuando trabajé en la revista Milenio, entregaba un reportaje cada semana, lo cual implica hacer muchas piruetas y maromas; en esa etapa, de viajar casi cada mes a distintas ciudades por varios días, siempre encontré colegas dispuestos a ayudarme, lo mismo en Tijuana, que, en San Cristóbal, que en Oaxaca, que en Puebla, en todos lados había colegas que de alguna manera le tendían la mano a ese periodista que llegaba con el encargo muy fuerte de realizar un reportaje sobre determinada situación”.

“En el periodismo televisivo tienes que trabajar en equipo y eso a mí me ha permitido cultivar grandes amistades, chambear muy a gusto, porque además siempre he tenido la suerte de trabajar con amigos y eso muy grato porque en la época de Milenio yo viajaba solo y con los temas que luego me toca trabajar o que elijo trabajar, a veces sí te pones muy nervioso, por ejemplo, cuando estás solo en un hotel y recibes una llamada extraña. En cambio, cobijado por un equipo de trabajo pues es diferente. También en términos de ese trabajo en equipo, eso me ha permitido conocer a muchos amigos, entender la dimensión del trabajo del camarógrafo, del productor, del asistente y compartir con esos equipos de trabajo el propósito de informar”, complementa.

 

Define su oficio: “El periodismo es una práctica humanista porque el verdadero periodismo se compromete con dar palabra a quienes no tienen palabra, dar voz a quien no tiene voz. Se compromete con lo justo. Al asumir ese compromiso con lo justo. En mi caso, lo llevo hasta las últimas consecuencias. Esa práctica del periodismo como humanismo, se aleja de la práctica del periodismo como negocio. Como tú, yo también vivo de mi oficio, de mi trabajo, pero eso no afecta ese compromiso, ni esa práctica humanista. En ese sentido, es un oficio que da cabida a alentar la esperanza en un mundo mejor, porque algunos de nosotros documentamos las negras historias de la crisis de este sistema mundo, pero también hablamos de la esperanza de poder cambiar las cosas, de poder transformar hechos realidades”.

“Nos toca, a los periodistas, poner en blanco y negro lo que ocurre en un mundo que a veces es muy convulso; en donde, en ocasiones, la información se diluye en una incomprensión y en un ruido mediático. A algunos de nosotros nos toca realizar una labor muy pedagógica y, en ese sentido, pues se vincula mi oficio de periodista con mi vocación de profesor”, añade.

 

Fija una postura: “La época de definiciones comenzó con mi práctica profesional, yo siempre me definí claramente en qué lado me encuentro, la izquierda, y nunca lo he negado, cuando he estado en Milenio, en el Excélsior, cuando he colaborado en diferentes medios, nunca he negado mi la cruz de mi parroquia. Yo soy un periodista y un escritor de izquierda, en ese sentido esta polarización que se da ahora, para mí ha sido una constante. Lo que ha pasado es que, en estos últimos tiempos, se ha puesto en evidencia como una práctica periodística que responde al negocio, a la empresa, y no al interés del bien común, que responde a intereses muy claros de empresa. No voy a decir el nombre porque finalmente yo trabajé ahí, pero yo más de una vez en términos de uno de estos grandes consorcios mediáticos en los que trabajé que tiene intereses en otras ramas de la economía, yo decía ‘este periódico y este canal de televisión no tiene línea editorial, tiene línea de negocios’, así se manejaban y así se manejan. Hay también una definición en cuanto a las fuentes de información con las que uno trabaja. Yo trabajo con fuentes de información, hasta la fecha, que provienen de sectores académicos, de sectores de las organizaciones defensoras de Derechos Humanos, por lo que me parece una enorme injusticia que Andrés Manuel López Obrador descalifique, como lo hizo, al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, porque a mí me costa, a lo largo de 35 años de trabajo compartido con ellos, su entereza, su integridad y lo determinante que son para la construcción de la cultura de los derechos humanos en este país”.

“La elección de las fuentes de información es determinante, hay algunos colegas, sobre todo en la radio, que eligen a lo que yo llamo «fuentes de información que responden a esos intereses claramente particulares» y, perdona el francés, pero que son ojetes”, explica.

 

Tras definirse de izquierda, le comento que hay colegas que afirman que las simetrías políticas han sido superadas, acota: “Es una manera de justificar posiciones, es muy claro, cuando tienes una posición de izquierda, miras al futuro, buscas la transformación de este mundo, buscas que esta realidad económica, política y social en la que nos encontramos cambie y apuestas a ese futuro con tu trabajo, con tu comprensión de esta realidad y eso es determinante. Estas otras posiciones que llegan a decir que eso está superado, en el fondo de todo, son posiciones que buscan conservar el statu quo y, en muchas, estas personas fueron beneficiarias de ese establishment que corresponde al viejo régimen y siguen ocupando posiciones preponderantes en los medios, que yo no considero hegemónicos porque han dejado de serlo, pero en los medios que sí considero consorcios en donde se asume la información como un negocio y no como resultado de una práctica humana, social, que aspira a interpretar el mundo para transformarlo. Sí, estoy hablando de un periodismo que va más allá de informar, que crea reflexión, que crea ideas, que pone sobre la mesa perspectivas distintas de la realidad. Uno se puede equivocar, no lo niego, además, también hay que ser sinceros, pues, responde a su propia visión del mundo a sus intereses, a su historia personal. Yo provengo de una unidad habitacional, la unidad Santa Fe, mi padre era un empleado medio y la verdad de las cosas, sí estoy convencido que esta polarización que llaman hoy en día no es otra cosa más que la clásica lucha de clases que sigue vigente”.

 

Víctor Ronquillo

 

Actualmente labora en el canal del gobierno de la Ciudad de México Capital 21, cuya definición es complicada, reconoce: “Canal 21 es un canal muy singular, donde sí nos tomamos en serio de que la televisión pública debe ser cada vez más pública. No asumimos, muchos de nosotros, esta postura de un canal del gobierno, creo que la programación dista mucho de eso. Tampoco somos un canal propiamente cultural, en el sentido de que lo es el canal 22, no somos un canal universitario como TV UNAM, tampoco somos un canal como el Canal 11, pero justo hoy en la mañana pensaba que lo que sí somos, somos un canal que asume, con todo lo que puede representar, la diferencia, somos un canal que lo mismo trabaja en términos de periodismo cultural pero tiene muy claro que tiene que haber entretenimiento en el ejercicio televisivo y que es un espacio para realizar un periodismo de mucho compromiso social, como como es mi caso”, explica.

 

Nos habla de su programa: “Se llama A fondo, es un programa de análisis, de reportaje, que además no está limitado a la información política, ni a la información, digamos, del narco que también trabajé muchos años. Es un programa con un espectro muy amplio de contenidos y va los jueves a las 11 de la noche. Otra de las cosas meritorias del canal es que la mayoría de la programación se ve en directo por Facebook y YouTube, de tal modo que también ha participado de este cambio. Los lunes y los viernes hago un comentario político en el programa de Fernanda Tapia. En el noticiario de las de las 10 hago una un comentario que tiene que ver con libros. Los jueves a las dos de la tarde (fuera del canal) hacemos una mesa sobre temas de seguridad con Julio Hernández en la que están Ricardo Ravelo y Guadalupe Correa, es una mesa interesante, polémica”.

 

Para concluir, se define: “Soy una persona en una edad madura, alguien que en ocasiones mira en perspectiva lo que ha realizado, que se siente contento por ello y que tiene todavía mucho que hacer, muchos proyectos. Es como el caso de los futbolistas dicen que el balón no te pide tu acta de nacimiento y ahí está Gignac que tiene 38 años y un poco lo mismo, sí te puedes ver un poco mayor en la cámara, el pelo cano, en fin; pero, el tipo de público que yo he logrado cultivar no requiere que yo luzca como galán de telenovela, requiere que haga un trabajo comprometido, profesional. Tengo muchos proyectos para los futuros años”.

POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024