Revista Personae

LA SEMILLA SAGRADA DE LA SEXUALIDAD MASCULINA

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El Hombre, hablando del ser humano en su género masculino es una especie cuya naturaleza es completamente distinta a la de las mujeres, sin embargo, es complementaria. El hombre piensa, siente y vive diferente y, aunque suena obvio es impactante la cantidad de hombres que desconocen su propia naturaleza masculina, tal es el caso del Orgasmo masculino del cual se cree, por una inmensa mayoría tanto de hombres como de mujeres, que ocurre cuando el hombre eyacula lo cual es una falacia; el orgasmo masculino puede ocurrir simultáneamente a la eyaculación, más no es sinónimo de ella. Los espasmos previos a la eyaculación son confundidos con orgasmo masculino esto apresura la eyaculación generándose así lo que conocemos como eyaculación precoz.

La eyaculación precoz ocurre cuando un hombre es incapaz de retrasar la eyaculación al menos hasta que su pareja este colmada después de uno o varios orgasmos. Por otro lado, el hecho de retrasar la eyaculación no quiere decir que llegue al verdadero orgasmo, aunque su experiencia sexual sea intensa y satisfactoria lo que implica en si un avance.

La eyaculación interrumpe abruptamente la elevación hacia el orgasmo masculino y mata el deseo.

 

La Semilla Sagrada de la Sexualidad Masculina

 

Las enseñanzas en la antigüedad demostraban que eyaculaciones espaciadas en los varones no era significado de menor placer ni mucho menos significaba que el hombre fuera “menos” hombre. El acto sexual sin eyaculación, cuando se sabe manejar y el hombre se conoce a mayor profundidad, disminuye en los varones la tensión ya que el placer se traduce en un apaciguamiento, en una fusión voluptuosa, sensual y prolongada, en algo más grande que uno mismo.

 

Es sorprendente que, con una mayor libertad sexual masculina a través de la historia, por lo menos concebida así para la mayoría de la gente, se sepa tan poco de la sexualidad masculina más allá de la sola anatomía y funciones corporales en forma generalizada.

El acto sexual, para el común de la gente, y lo expreso con mucho respeto, se ha convertido en una especie de masturbación del pene por la vagina, dejando al final del acto una sensación de desasosiego una vez “satisfecha” la “necesidad” física de ambos participantes.

 

La Sexualidad Masculina tiene sus misterios propios, sus encantos y se torna interesante que el hombre se atreva a explorar en sí mismo y sepa que es un ser integral, que el pene no es un ente separado de él. No es su cuate y toda esa serie de apodos que suelen usar refiriéndose a éste, aunque en ocasiones suena divertido y, en otras, grotesco y vulgar, forma parte “integrada” a su cuerpo y posee la semilla que contribuye a generar vida (el esperma). La cuestión es cómo utiliza esa semilla.

 

No estoy hablando de renunciar a la eyaculación, estoy hablando de “darse cuenta” de que ustedes como hombres poseen un cuerpo maravilloso que poco conocen, desafortunadamente hombres y mujeres, ya que también es sabido que muchas mujeres creen erróneamente que el hombre que no eyacula no ha tenido orgasmo y, por lo tanto, se ve disminuido.

 

Ahora bien, es muy importante que al ser consciente de tu sexualidad masculina integres las energías sexuales, primero en tu interior, lo cual te permite identificar como sagrada la semilla del esperma, que a su vez te integra en unidad subiendo tu energía de sacro a coronilla por el canal central de tu columna vertebral por medio de la inyaculación, que es un proceso complejo de práctica constante que te transforma desde dentro hacia el éxtasis de la nueva masculinidad, sensible creativa y consciente y que te permitirá impulsar, sostener, contener y proteger a tu amante en la danza amorosa.

 

El hombre que integra ambas energías en su interior sabe que, al estar con una mujer, debe ayudarla a manifestarse, a plasmar en la realidad de su entorno, el amor incondicional, el éxtasis, la magia, la pasión y la alegría que elevan el potencial de ambos en una manifestación creativa de la vida íntima de pareja y la consecuente expansión de la individualidad de cada uno. Cuando ambos cooperan y se adoran mutuamente en la verdadera entrega sexual, surgen una infinidad de formas creativas y nuevas a su al redor.

 

El hombre aporta la individualidad, crea dirección, sepa y materializa; la mujer, por su parte, aporta la generación como una fuente sin límites, el flujo de energía desde la nada y refleja la unidad de todo lo creado en el acto amoroso. En este tipo de encuentros amorosos están presentes, armoniosamente, ambas energías (masculina y femenina) en ambos participantes de formas alegres cargadas de éxtasis y unidas en una acción común.

 

Para ello, los hombres deben comprender que nos posible ya la represión, la destrucción ni la persecución hacia las mujeres (no, sin descartar la opresión castrante, hacia los hombres, por parte de un matriarcado que también daña). Comprender que cuando el hombre y la mujer están enfrentados ambos degeneran y sufren.

 

Sin embargo, para lograr vivir este tipo de encuentros sexuales y profundamente íntimos, el hombre debe saber que la masculinidad agresiva y machista se contrapone con la masculinidad sensible, creativa y consciente puesto que son antagónicas y provocan conflictos a aquellos hombres que “pretenden ilusoriamente combinar ambos polos”. El hombre que se determina y da un salto cuántico hacia este nuevo tipo de masculinidad, honra a lo femenino.

 

La Semilla Sagrada de la Sexualidad Masculina

 

Asimismo, si tú, como hombre, buscas el equilibrio de ambas energías en ti y trabajas al respecto, transformas tu propia masculinidad adquiriendo consciencia, sensibilidad y creatividad, entonces, dejas ser a cada mujer tal cual es, sin intentar cambiarla ni mejorarla porque ahora tienes claro que cuando dominas a una persona, se crea una desarmonía y esta misma desarmonía, antes o después, acabará con la relación. Muchas veces, este dejar en libertad a la mujer, te puede generar miedo y angustia, pero es necesario que logres transmutar eso en aceptación y amor incondicional. Si con esto, la relación se termina, es porque, en lo profundo, ambos desean dejar relación y continuar cada uno por su lado. Por ejemplo, cuando sientes la necesidad de saber quién eres con otras personas y por otros caminos.

 

Uno de los aspectos centrales que tienes que tomar en cuenta, como hombre, frente al misterio femenino, es que no se trata de que te vuelvas blando ni de que tus características “malas” de tu persona se vuelvan “buenas”, de lo que se trata es de transformar tanto tus celos, obsesiones sexuales, fantasías, frustraciones, orgasmos, eyaculaciones, ira, rencor y miedo, en Consciencia, es decir, si adquieres consciencia de la forma en que te relacionas con una mujer y del caos emocional resultante de ello para ti, entonces, trasciendes tus aspectos oscuros y luminosos de tu sexualidad para empezar a explorar un tipo de vivencias en el que predominan la capacidad para mantenerse enfocado y en consciencia unificada, que, a su vez, te permite vivir un cambio profundo, ya que mientras buscas el equilibrio vas creando lo nuevo.

 

Por otro lado, mientras te sientas ignorante frente al misterio de lo femenino y te sigas buscando a ti mismo, inconscientemente, en cada mujer con la que íntimas, crearás miedo, persistirá la necesidad de controlar y tener poder sobre la mujer, te sentirás separado de ella.

 

Una vez integradas ambas energías en ti, te transformas en un ser esférico y completo y encuentras una mujer completa igual que tú y ambos comparten su camino en amor y alegría, en pasión y éxtasis.

F.B: «Sexualidad Sagrada»

SALUD

Núm. 293 – Abril 2024