JUAN AYÓN
Cronista
- PERIODISTA
- diciembre 2021
- Patricio Cortés
- Fotografía: Mario Torres
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La crónica es uno de los géneros más bellos del periodismo, que no es sencilla, requiere oficio y sensibilidad. Juan Ayón, actual jefe de información de Detrás de la Noticia, lo sabe y aunque se dice “sólo soy un aprendiz, los maestros son otros”, es un género en el que ha destacado por décadas.
Al iniciar la entrevista me comenta que “un periodista debe hablar de periodismo que es de lo que sabe”. No se manifiesta a favor de hablar de otras especialidades como la economía. Luego comentamos que la crónica es un género que ha ido perdiendo espacio, “todo mundo hace color, es fácil decir el cielo es azul, trae un traje rojo, etcétera”. Añade que la crónica requiere una mayor formación periodística y cultura general. En el mismo tenor, expone que predominan los espacios de análisis “que son más cómodos”.
“Es un género hermoso, periodístico, que se tiene que rescatar de alguna manera, porque es otra forma de manifestar los problemas que hay. Si tú lo ves en Los agachados (crónica transmitida recientemente), retomo el origen de la situación de los agachados, la miseria porfirista, de cómo estaba dividido con los catrines y la miseria de la mayoría, hay cosas muy desgarradoras sobre ese tema. Esto lo ves cuando mucha gente se arremolina en los tacos, mientras, en los lugares de postín, en una comida estás más cómodo, pero es carísimo 400, 500, mil pesos o más, ahí sí hay un problema grave”, expone.
“Tienes que echar mano de tu experiencia, de tus conocimientos y estar jugando con varios elementos. Yo jugué, por ejemplo, con lo de los agachados, con varios elementos de Los agachados de Rius, pero también me remonto a la historia de los agachados, de los agachados a los parados, y muchas cosas siguen… Ahí es la gente humilde, la que no tiene una mejor calidad de alimentación por sus recursos limitados. Son las diferencias abismales por la mala distribución de la riqueza”, añade.
Es también el creador de una de las crónicas sobre el movimiento estudiantil del 68 más aplaudidas, El origen, transmitida por Canal Once. Sobre cómo surgió el proyecto refiere: “Ante los 50 años de los trágicos eventos se planearon programas, al Canal 14 le tocó el movimiento estudiantil y al del politécnico las Olimpiadas. Fue entonces que llevé el proyecto a la directora de Canal 11, Jimena Saldaña, y ella dijo: “¡Esto es lo quiero!” y surgió el laureado documento audiovisual.
“Fui director de noticias de Capital 21 en la época de Marcela Gómez Zalce, y me encargó que le hiciera 100 guiones de la historia de la Ciudad de México para cápsulas de 15 minutos, para ajustar horarios. También, hice “Luces de la ciudad”, media hora para la Hora nacional, muy interesantes sobre la ciudad de México. La información está ahí, nada más le tienes que dar el género y, pues, filo”.
“Tú lees las crónicas de Ignacio Manuel Altamirano del siglo XIX, son de una exquisitez, cómo te explica sin entrar en condiciones políticas o señalamientos de que ahí son fifís, ‘esta es una fiesta de la gente venida a bien’ y nos va describiendo todo el ambiente, toda la situación, quiénes eran los invitados, etcétera. Te va explicando la condición de la aristocracia mexicana y después se va al otro lado, a ver cómo está la situación abajo, entre la gente humilde. Igual Salvador Novo es una exquisitez leer sus crónicas”, ejemplifica.
La define: “Crónica como tal es un lapso de tiempo que tú puedes decir ‘desde 1986 hasta la fecha’. Tú vas narrando elementos sustanciales con elementos conceptuales de interpretación o de explicación de las situaciones. Fernando Benítez lo decía muy claro, “El hacer crónica, es dejar un testimonio del México que se fue. Son testimonios que tú vas dejando”.”
“El periodismo actual es de banqueta. De la entrevista banquetera”. Diagnostica sobre la falta de profundidad y añade: “El color es más superfluo”. Acota que hay excepciones donde aún se maneja la crónica: “La Jornada es de los pocos periódicos que están respetando los géneros periodísticos”.
Pero Juan Ayón no sólo ha hecho crónica, ha ejercido diversos géneros y en más de media docena de ocasiones ha sido jefe de información. De hecho, habla de sus épocas cubriendo presidencia, donde recuerda El árbol de la nota triste, precisamente donde los reporteros de la fuente se resguardaban del sol, en la puerta de la Residencia Oficial de los Pinos: “Ahí estábamos queriendo entrevistar a los del gabinete, que se entrevistaban en privado con el presidente. Ese tipo de cosas las vas registrando y luego ya las sacas”.
Incluso fue jefe de información en la televisora del Estado Mexicano, IMEVISION, justo antes de que se privatizará y convirtiera en TV AZTECA. Le pregunto cómo vio el cambio (desde afuera) y explica: “Los intereses como institución cambiaron, obviamente, como empresa particular siempre está la ganancia”.
Pregunto directamente si el gobierno metía la mano en los noticieros y asegura que no era así: “No metía la mano, al menos yo. Como jefe de información, te puedo decir que jamás se comunicaron conmigo, jamás me dijeron ‘cubre esto’, ‘agárrala de este lado’. A mí nunca me marcaron línea”.
Nos remontamos más allá, a los orígenes del periodista y nos confiesa que al principio quería ser abogado, y había decidido entrar en el área de sociales, luego dijo: “¡Quiero ser periodista!”.
Su amigo del CCH, Carlos Bernal era reportero del Diario de México, después se pasó a El Día, cubría futbol y lo fue conectando incluso en la asociación de cronistas, por lo consecuente entró al periodismo deportivo y en 1980 ya era jefe de prensa de los PUMAS, el equipo de futbol soccer.
Reconoce que dicha fuente contribuyó en su desarrollo como cronista social: “La crónica deportiva es tu narración de lo que sucedió en 90 minutos, eso te ayuda mucho”. Prosigue: “También tomé un curso de redacción literaria con José Agustín, el escritor. Yo tenía muchas inquietudes sobre la narración y la descripción, ya con el agregado de periodista, te permite el estilo de narración. Algunos me han dicho ‘usted me está platicando lo que no sé y hace que ponga atención’. Esos son algunos comentarios, a otros no les gusta, no se puede agradar a todos, no se puede tener la piel tan delgada en el periodismo, si la tienes mejor dedicaste a otra cosa”.
Sin embargo, no fue sencillo en un principio asimilarse como reportero de deportes y entrevistar futbolistas: “Yo soy de la generación pos 68. Entré en 73 al Colegio de Ciencias y Humanidades, Naucalpan, en boga la Guerra Sucia, estaba muy reciente lo del 10 de junio del 71 (el Halconazo). Yo tenía la influencia de un grupo muy fuerte donde estaba un José Woldenberg, muy joven, el grupo del CUEC que era muy crítico. Entonces, tenía toda esa idea de la política, antigobiernismo y después entré a la universidad, Ciudad Universitaria el paraíso de tus ideas, y cuando entras, te enfrentas a la realidad y dices ‘Ahora, ¿qué hago?’ ¡Imagínate qué choque!, yo supuestamente periodista y entré a deportes”.
“Muchas veces la nómina mata a ideales, porque tus necesidades son reales, se cubren con dinero, así con esa idea, avanzas”, confiesa.
Juan Ayón fue reportero en Uno más Uno, Heraldo, La Afición y El Universal, en este último siendo diagramador de la sección de deportes conoció a los medios impresos desde sus entrañas y fue convocado a coordinar la agencia de noticias del medio, luego a El Día, Notimex, El Sol, entre otros, donde ha fungido como jefe de información.
Para concluir convoca: “Hago un llamado a rescatar la crónica como género periodístico, se puede informar a través de ella”.
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