“TIEMPO DE INCERTIDUMBRE”
Lo hubo antes; lo habrá después
- EXLIBRIS
- enero 2023
- Bernardo González
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El título del libro elegido para el primer comentario del año (2023), en Personae, me pareció ad hoc dados los tiempos de incertidumbre que vive México. Tanto, que espanta. En más de medio siglo, jamás había sentido esa angustia nacional. Tiempo de incertidumbre las tres palabras expresan la situación de la patria mexicana. Hasta ahí llegaremos en la referencia nacionalista que algún malévolo pretende ahogar a México. Tobias Hurter, el joven autor del volumen tenía un propósito muy diferente al escribir su libro, mientras que al de la voz —solo se abusa de su afición por el amor al arte y por su sentido de la amistad, sin truculencias—; en esta ocasión, fueron, ya lo dije, las tres primeras palabras del título las que así lo decidieron: Tiempo de incertidumbre. Publicado originalmente en alemán. El subtitulo complementa la seriedad del tema: Los brillantes y oscuros años de la física (1895-1945). Tusquets EDITORES. Barcelona, 2022. 405 páginas. Traductor, Carles Andreu Saborit. 22 euros.
Sin más vueltas, el volumen de Hurter (nacido en Múnich en 1972; egresado de matemáticas y filosofía en la universidad de su ciudad natal y en la de Berkeley, también es doctor en matemáticas; trabajó como editor en la MIT Technology Review; cofundador y director adjunto de la revista de divulgación científica Hohe Luft. En 2013 publicó el interesantísimo libro Der Tod ist ein Philosoph: La muerte es un filósofo), cuenta la impactante historia de cómo un grupo de genios de la física en el total sentido de la palabra, entre los que se cuentan Marie Curie (la única persona que ha recibido el Nobel de Física y de Química en la historia), Albert Einstein, Werner Heisenberg, Erwin Schrodinger, James Clerk Maxwell, Max Planck, Niels Bohr y otros más, cambiaron definitivamente la visión del Universo, desde la galaxias más lejanas a las partículas más ínfimas de la materia. Y cómo, de esa revolución científica, se llegó a descubrimientos e inventos que transformaron la cotidianidad de los seres humanos.
El autor, en forma comprensible (para los ignaros del mundo científico), en cristiano como se dice popularmente, explica cómo un grupo de seres privilegiados (verdaderos hombres de ciencia) relacionaron la velocidad de la luz con la energía, descubrieron las sorprendentes propiedades de la radiación y explicaron el misterioso comportamiento del mundo subatómico. De manera tan fascinante como esclarecedora, Tobías Hurter desmenuza las convulsiones históricas de aquellos primeros años del siglo XX.
Un comentarista español, Javier Pérez Castells, al referirse al volumen de Hurter, dice que éste asume la “complicadísima tarea de combinar las biografías, la ciencia y las complejas relaciones humanas de un puñado de genios y, por tanto, personas que no se ajustan a la normalidad. Este afán pasa por explicar conceptos físicos que no están al alcance de la mayoría de los lectores y en algún caso que no han sido perfectamente comprendidos por casi nadie. En esta tarea tiene que elegir el nivel de profundidad explicativa, en particular de la teoría cuántica y el balance entre anécdotas, trasfondo histórico y apuntes biográficos. Y debe ser justo asignando a cada protagonista su papel y reconocimiento en el desarrollo de las nuevas teorías físicas. En general (creo) que lo consigue”.
La teoría cuántica, ya lo dijo Pérez Castells: son “conceptos físicos que no están al alcance de la mayoría de los lectores (ni de los columnistas, por más calificados que se crean), y en algún caso que no han sido perfectamente comprendidos por casi nadie”. Por lo mismo no quiero copiar de un diccionario o de Wikipedia, conceptos que no entiendo, y si lo hiciera, sería una burla imperdonable por todos los lectores.
De tal suerte, mejor es tomar prestado un párrafo escrito por Pérez Castells que da luz al asunto: “…comenzando por la teoría de los cuántos de Planck, la teoría de la relatividad de Einstein, los estudios de la descomposición radiactiva de Madame Curie, y otros hallazgos, la física se asoma a un nuevo modelo que desafía la propia existencia de la realidad y la capacidad de poder conocerla. Y una revolución así no convenció a todos”. El volumen de Tobias Hurter está escrito en forma inteligible, creo.
“El autor —agrega Pérez Castells—, es capaz de desgranar todos los esfuerzos de ambos bandos —de científicos que discutieron durante décadas con fragor y no poca crítica personal—; el de los rebeldes cuánticos estaba comandado por Niels Bohr mientras que los resistentes a la aceptación de algunos de los nuevos postulados tenían a Einstein a la cabeza. Einstein nunca aceptó la incertidumbre y estaba convencido de la existencia de una realidad última ajena a la observación, pero retuvo que ver cómo su posición era cada vez menos apoyada hasta quedarse con la única compañía de Shrodinger. Hurter es capaz de desgranar los esfuerzos de ambos bandos por defender sus interpretaciones que incluían experimentos mentales difíciles que después eran discutidos”.
¿Cuál podría ser lo más relevante del libro? Todo depende de la formación científica del lector. Quizás la forma como Hurter delinea las relaciones humanas entre los extraordinarios cerebros presentes en el volumen. “Todos se conocieron, se trataron, se reunieron en numerosas ocasiones, viajaron constantemente por Europa para encontrarse y discutir en un nivel intelectual absolutamente admirable, mientras a su alrededor el mundo se desmoronaba una y otra vez enterrando viejas sociedades y alumbrando una nueva Europa”. Tal y como lo describiría en sus libros Stefan Zweig, el gran escritor austriaco que se exilió en varias partes del mundo, hasta llegar a Petrópolis, Brasil, donde se suicidaría, a la mitad de la Segunda Guerra Mundial, en 1942, en compañía de su segunda esposa vencido por el derrumbe de su mundo, la vieja Europa.
Y, de párrafo en párrafo, el autor enhebra la dramática vida de sus exclusivos personajes. Por ejemplo: “Así pues, (Marie Curie) no puede viajar a Estocolmo para recoger el Premio Nobel que les han concedido a ella, Pierre (Curie) y Henry Becquerel por el descubrimiento de la radioactividad. El escenario de Estocolmo pertenece por completo al vanidoso Becquerel, que recoge el galardón ataviado con una falda de brocado verde bordado en oro, el pecho cubierto de medallas y un sable en el costado”.
“Pero durante esa noche de verano, en la fiesta de celebración de su doctorado, Marie sale al jardín del brazo de Pierre, y los invitados levantan sus copas y brindan por ellos. La pareja se aleja de los focos, hasta quedar a solas un momento. Bajo las estrellas, Pierre mete la mano en el bolsillo de su chaleco y saca un frasco de cristal con bromuro de radio. El resplandor ilumina sus rostros, dichosos y arrebolados por el alcohol, y también la piel de los dedos de Pierre, quemada y cubierta de grietas, un presagio de la enfermedad por radiación que un día se cobrará la vida de Marie, además de un primer indicio de la potencia del conocimiento que persiguen”.
El libro reconstruye también, en forma pormenorizada, muchas conversaciones en las que se defendían y configuraban las nuevas teorías científicas. Tiempo de incertidumbre es una recopilación inagotable de citas bellísimas. Así como de discusiones nocturnas entre Bohr y Heinsenberg durante meses agotadores, en torno a la interpretación de la incertidumbre. Y los encuentros lúdicos en Copenhague, fiestas y obras de teatro. Página tras página saltan detalles de interés de la vida privada y el carácter de todos ello. Sorprenden sus líos amorosos y el libertinaje de Erwin Schrodinger, los problemas de Wolfang Ernst Pauli con el alcohol, las excentricidades del príncipe Louis-César-Victor-Maurice, VI duque de Broglie, que fue Premio Nobel de Física. Pormenores interesantes que se refieren a personajes extraordinarios.
El clímax del libro gira en el quinto congreso Solvay, que retuvo lugar en Bruselas, en 1927, año mágico para la física que se refleja en la imagen que ocupan las páginas centrales del volumen. Como dijo Niels Bohr, el científico danés: “La física no consiste solo en la investigación atómica, la ciencia no consiste solo en la física y la vida no consiste solo en la ciencia”. Los que saben del tema aseguran que después de la reunión de esa veintena de Premios Nobel “nunca se volverá a ver el mundo de la misma manera”. El libro de Hurter es una excelente vía para saber cómo surgieron esas teorías científicas. Todo ser pensante debería leerlo. VALE.