Revista Personae

LA IMPUNIDAD EN LOS OJOS DE RAFAEL CAUDURO

El espejo de una realidad oculta

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La impunidad en los ojos de Rafael Cauduro El espejo de una realidad oculta

 

¿Cómo describes tu trabajo?

Oscuro y realista, quizás por eso es luminoso. Es interesante entrar en ciertos temas, sobre todo, grandes y profundos, porque un tema profundo lo puedes agotar en un verso breve, pero cuando hay una gran cantidad de posibilidades se puede hacer una obra de gran aliento. La ventaja que tiene abordar temas extensos es que te va motivando y todas las cosas que al principio se ven complejas, de tanto clavarlas en la mente, tu vida se comienza a meter en esa temática y ese asunto que siempre está en tus pensamientos se filtra volviéndose obsesión. Lo padre del arte es que lo tienes que sacar, no hay opción.

 

¿Cómo se desarrolló tu trabajo en la Suprema Corte de Justicia?

Abordé el tema de la Impunidad. El tema central es el de la Justicia. Un día me invitaron a hacer la historia de la justicia en México desde los prehispánicos hasta nuestros días, me enseñaron las paredes del edificio y la verdad no me seducía hacer una historia de la justicia en México, porque no existe tal.

 

¿Cómo fue que los ministros permitieron poner esos murales en un país donde todo se oculta?

Todo se fue dando. Hice mi proyecto muy breve escrito y algunos bosquejos a lápiz. Me entrevisté con los ministros de la Suprema Corte de Justicia, lo leyeron muy detenidamente y de repente comentaron dos que tres palabras. Ellos querían ver el proceso de las imágenes, y cuando desarrollé el tema y les fui planteando el proyecto, se interesaron. Sus preguntas eran más técnicas, obvio, pero finalmente les encantó y todos votaron. Creo que de los candidatos fui el único que hizo una contrapropuesta. Dije que quería hacer algo sobre crímenes. Me regalaron un cerro de libros y no leí ninguno, la verdad es que me dieron flojera. Un historiador me hizo el resumen de la historia de la justicia y quizás, lo que más me interesó, fue el Juicio de Amparo y los procesos viciados. Yo quería hablar sobre aquel hombre que roba una manzana y lleva tres años en espera de que revisen su juicio. La verdad es que ese proyecto era hacer un cierto homenaje a algo que, hoy por hoy, no existe llamado justicia. En la República Mexicana más o menos las cifras arrojan que el noventa y cinco por ciento de los delitos no se denuncian y de los denunciados, solo dos o tres llegan a solución. Eso es impunidad total. Ese es el problema de la justicia. Cuando platicaba con los amigos sobre la contrapropuesta que hice, los realistas aseguraban que no me iban a dar el proyecto, pero una de las voces, me decía que , él fue Rafael Harrell, querido amigo que falleció poco después. Él con su vasta experiencia legal me orientó y ubicó. Finalmente, me lo aceptaron y cuando me dieron el proyecto lo hice con enorme placer, me relajé y divertí, le aposté a mi idea. Después, ya no me gustó el boceto presentado para la cárcel, y tuve uno mejor, también cambié la tortura. Fui construyendo mis personajes en torno a los crímenes como son la tortura, violación, secuestro, homicidio, represión, y sobre todo los procesos viciados. Esos son mis personajes. El texto del ministro José Ramón Cossío, me emocionó, él contestó mi trabajo con palabras sinceras y éticas en la revista Letras Libres, expresando que, su diario caminar en las escaleras del ala sur, se convirtieron en un recordatorio de la realidad, escenas atroces de dolor y tortura sobre lo que realmente sucede. Estas imágenes sensibilizan a quien está del otro lado. Sobra el tema, frente a la Suprema Corte, fui entendiendo a quienes trabajan ahí, es decir, conocí y conviví con ministros y me di cuenta, que ellos -la mayoría- verdaderamente quieren que haya justicia. Hay unos mejores que otros, hablo en términos de ética. Hay un buen promedio que sí quieren que México progrese en sentido de justicia. Su poder es muy joven. ¿Cuánto tiempo tienen verdaderamente como poder independiente? Realmente acaba de ser. Antes los ministros sólo levantaban la mano y aceptaban lo que quería el Presiente. Ahora no, hoy son conscientes de su poder y ese ha sido su tema, creo que sí les interesa la justicia. Es complejo navegar en la inercia que lleva el país y sin esa justicia no se puede adelantar nada en la democracia. Perderla ahora resultaría peligrosísimo, por eso mi obra tiene una atmósfera tenebrosa.

 

¿Qué representa para ti el espacio de los murales?

El foro es muy importante ya que potencializa el tema; si yo si lo presento en un museo no tendría el mismo impacto. Por otro lado, la voz narrativa de mi obra es la voz del pueblo, si mi obra fuera un género teatral lo definiría como una tragedia, ubicándola en un tiempo específico, por supuesto porque son imágenes que dictan, sofocan, pervierte y liberan.

 

¿Los murales son un recordatorio de lo que sucede en el país?

¡Por supuesto! Los muros de la Suprema Corte obligan a que los ministros reflexionen sobre todos los crímenes e impunidades, ya que es muy fácil que dejen de verlo, porque viven inmersos en ello. Mi trabajo es un ejercicio de conciencia. Creo que el tema de México es la justicia, muchos dicen que es la educación y claro que la educación es importantísima, pero hoy por hoy, la justicia es lo más importante porque es lo primario y es lo que provoca que la gente se sienta segura y protegida por un gobierno. No se puede vivir en un entorno salvaje. En el pasado lo que te brindaba el rey o jefe de la tribu era el orden y si alguien se pasaba de la raya, lo castigaban. Es el mismo castigo que hace un padre que protege y si te portas mal, te castiga. Ese es el principio del gobierno y en México no hay tal. Por eso lo veo como un tema urgente. Finalmente es nuestra preocupación primaria: la educación, evidentemente es el tema del futuro.

 

Pero ¿cómo se edifica la educación cuando en el interior hay impunidad?

Se dan puestos a ineptos, se heredan plazas sin hacer examen, no hay amor por el magistrado. No se entiende que el principio de la educación es la felicidad, simplemente se lucra. Hemos llegado a un rincón donde tenemos un país con impunidad buscando educación digna, pero principalmente el sindicato, que es una institución delictuosa, es el que domina. Se venden plazas, no dan clases, se bloquean las rutas de comunicación. Hoy el grupo educativo es un grupo delictuoso, lo veo más grave que los narcotraficantes.

 

¿Con que época te identificas cuando estás pintando?

Para mí los más excitante es el presente. El presente no quiere decir que no tenga un antecedente histórico. La historia también está en el presente, pero nosotros somos la punta del tiempo de toda esa historia

 

¿Qué expresaste con tu colección de tzompantlis?

Esta colección tiene un principio y una terminación… Si observas las pinturas de la Suprema Corte, empiezo en el sótano donde está el primer mural, bueno antes, hay un introito, donde explico lo que van a ver, y por eso escribí como recordatorio dos citas latinas de Horacio y de Séneca sobre el Derecho. En ese sitio pinté en grafiti mi punto de vista sobre la justicia, pero lo hice con cierta técnica de delito, como un vándalo que dejó su huella. Rompí el yeso de la pared, los ladrillos y después, lo primero que se ve es un tzompantli, calaveras, hechas con fibra de vidrio. Tuve líos porque un arqueólogo me dijo eso no era un crimen, que era un ritual. Me dio toda su apología de los tzomantlis, comenté que estaba muy bien lo que me decía, pero ninguno de los 150 mil cráneos que describe Motolinia en la Plaza de la gran Tenochtitlán murieron de muerte natural, no fue por gripa, a ellos los mataron para que se fueran al cielo por su sacrificio. Muchos fueron engañados, de hecho, los asesinaron y eso aquí y en China es asesinato y crimen, aunque haya sido un soldado, porque también los muertos en batalla pertenecían al tzompantli de Tenochtitlán, a diferencia de lo toltecas que eran los criminales, pero yo también creo que si un gobierno usa la pena de muerte no me merece ningún respeto porque está fomentando la filosofía de muerte. Al juzgar a un asesino, tú te vuelves asesino, eso es incongruente. Eso representa el mural, de ahí comenzamos a ver nuestra herencia: matar, así de fácil. Hasta arriba pinté ángeles como los vengadores justicieros que usa Dios para castigar a los malos. Suena absurdo, pero en el antiguo testamento ¿quiénes son los malos que condenan? Son ángeles. Acuérdate de ellos, son justicieros, no son bondadosos, son quienes llegan a bombardear a Sodoma y Gomorra castigando gente de baja moralidad y Dios se enoja y los mata. Por eso pinté a los soldados y granaderos matando a gente que protesta en contra del gobierno. La incongruencia plasmada de manera gráfica. Finamente hay una diferencia ente los ángeles del Antiguo y Nuevo Testamento. En el Nuevo hay ángeles que anuncian, no son guerreros, pero son oficialmente parte de la teocracia que vivimos, y está llena de contradicciones, que son sensacionales –me encanta usar personajes históricos o de novela porque no necesitas explicar muchas cosas–, todo mundo conoce a Edipo, Electra, son imágenes conocidas, una simple imagen dice mucho. El colectivo al ver un ser alado inmediatamente escucha trompetas.

 

Para ti el arte es deshacer nudos, fluir y tocar el dolor…

Me encanta el arte negro, el arte del dolor, el arte de la muerte, el terror. Y al humano en general también, por eso busca las lecturas negras, imágenes de pavor. Placer de muerte de terror de sadismo, hasta los niños les encanta ver las películas de terror, aunque estén sufriendo. Estamos viviendo la cultura del terror y de la muerte. La última buena película de terror fue El Resplandor la ves y sales contento porque entendemos el lado oscuro del humano. Finalmente, lo bien hecho, aunque sea terrible provoca placer. Las pinturas negras de Goya me encantan y son aterradoras.

 

La impunidad en los ojos de Rafael Cauduro El espejo de una realidad oculta

 

Regresando a los murales, ¿cuál es la esencia del mensaje?

La protección, la confianza, el respeto. Aquí en México en lugar de proteger al ciudadano, hay un cuerpo armado que agrede. Es absurdo que quienes nos deben cuidar son quienes nos golpean y matan; quienes tienen uniforme cometen traición suprema volviéndose cómplices de criminales. Quien pide ayuda, es secuestrado o encerrado en la cárcel. Todas esas fallas son las que hay que decir y estar siempre consciente de que no es normal. Los jueces a veces lo ven normal porque diario lo ven, es como los médicos que viven diariamente el dolor físico, dejan de percibirlo. El tema es el dolor, si tienes una mascota y creas un vínculo, cualquier cosa que le suceda, te duele muchísimo. Finalmente nos despedimos prometiendo regresar otro día, sin embargo, además de asombrada me fui convencida de que este es uno de los pocos artistas mexicanos altamente protegido por la Justicia, sencillamente por expresar la Verdad…

POLÍTICA

Núm. 292 – Marzo 2024