Revista Personae

POR LOS CAMINOS HUMANOS

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Por los Caminos Humanos

 

Vivimos realmente en un mundo al revés, ¿por qué lo digo? Por ejemplo, el grupo LGTBIQ+, ubicando a la diversidad sexual, incluyendo hombres pescado, mujeres extraterrestres, indefinidos, ultrasensibles, transexuales, transgénicos, asexuales, género no binario, género fluido, atípico etcétera, etcétera, etcétera…. Ellos ante la sociedad ya tienen un código de respeto o quizá, se les ve como un grupo fuerte para votar. Sin embargo, siguen anunciando a los cuatro vientos que son discriminados o que sufren violencia, por eso se han amparado con ciertos principios de los derechos humanos. Pero hoy los invito a reflexionar sobre otro grupo vulnerable y prácticamente invisibilizados como son los alumnos del CAM, (Centro de Atención Múltiple) que son estudiantes con condiciones especiales. Este tema es importante que se trate en el Pleno porque se está discriminando a una porción de la sociedad, se les relega, se les esconde y ellos no pueden protestar por sus derechos humanos porque la mayoría dependen de adultos, ellos al igual que los del primer grupo, también sufren bullying, discriminación y violencia. En estas escuelas normalmente del cien por ciento de los niños, más o menos el cincuenta por ciento asiste, dependiendo el estado y no diario, muchos se quedan en casa porque no hay quien los lleve. La educación especial, siendo redundante, requiere que realmente sea especial, pero dentro de los cánones descritos a los profesores se les ha reducido su plan de trabajo y a los niños no se les permite colorear, dibujar, trabajar la plastilina, el barro o materiales que tienen la función de provocar la conexión entre las dendritas. Di el ejemplo de los LGTBIQ, porque esta comunidad a quienes, sí se les hace una prueba de habilidades de la inteligencia y de resistencia física, la pasan sin ningún problema, pero estos estudiantes, la mayoría niños y adolescentes, no tienen estas capacidades, ni físicas ni mentales, tienen poca retención y hay pocos maestros con la paciencia suficiente para despertárseles el amor por las cosas sencillas de la vida, como hacer consciente lo que observan, escuchan, sienten, desarrollar la reflexión, las comparación, la síntesis, el amor por la lectura y el interés por descubrir nuevas cosas, es decir, otras opciones de hacer lo que están haciendo, aunado a este desinterés o sequía  de estímulos, a la mayoría de los maestros que los atienden no les falta creatividad, porque la mayoría de quienes he entrevistado, tienen mucho que aportar y están dispuestos a cambiar y experimentar nuevas metodologías para provocar a los estudiantes, pero están atados de manos porque los programas oficiales no les permiten desarrollar su creatividad, las reglas son limitantes y los muchachos terminan en la misma situación. Ahora si le sumamos que cuando Delfina Gómez fue secretaria de Educación Pública, el presupuesto para estas instituciones se recortó un 95% de su presupuesto, recibiendo los CAM solamente el 5%. Recordemos que las personas especiales tienen diferencias motoras pero la mayoría son muy visuales, tienen muy poca capacidad de concentración y retención, pero las actividades que exaltan lo visual, el movimiento, los aromas y las sensaciones, les ejercitan sus habilidades; por eso, el arte es tan importante en estas escuelas. Si una maestra imparte el taller de jardinería, lógico que les tiene que explicar a los alumnos el significado de los colores y las formas, pero cómo lo hace si en el programa institucional está prohibido hacerlo. Para estos niños lo único que los saca de su mundo, hablando de trastornos de espectro autista, síndrome de Down, trastorno de déficit de atención, ansiedad, trastornos conductuales, entre otros, y dependiendo el grado en el que se les ubique, también no existe una capacitación para los padres, y cuando finalmente se hace la petición y llega, los padres están tan cansados que no tienen interés en asistir.

 

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La pandemia, además de retrasar a los niños, los metieron en una cápsula de inercia donde se especializaron en usar celulares y todo tipo de aparatos electrónicos, con el supuesto fin de aprender, lo cual resultó totalmente contraproducente, ya que sustituyeron el ejercicio del cuerpo por la musculatura de sus dedos, perdieron la capacidad de comunicar sus emociones y de relacionarse con la gente. Si esto sucedió con los niños “normales”, lo que ocurrió con los niños especiales fue peor: ¡fueron abandonados! Los desafíos y oportunidades para este sector están en el arte y el deporte, ya que estos dos elementos estimulan su creatividad, el descubrimiento, sensibiliza -hablando de la música y del deporte-, los hace conscientes de su respiración y de las partes de su cuerpo. Parte del objetivo de estas escuelas es capacitar a los muchachos para que se integren a labores productivas, pero si no les dan herramientas humanas, solo los capacitan como androides, y se ha visto que cuando se les coloca en algún trabajo sencillo de alguna tienda departamental o en una simple miscelánea, no duran, porque no saben cómo relacionarse con la gente ni cómo lidiar con los problemas del mundo. De esta forma invito a los legisladores a que profundicen en este tema, ya que, estos estudiantes también merecen ser contemplados y protegidos por los derechos humanos por su vulnerabilidad, también son parte de la discriminación social de la que tanto adolece nuestro país. Ojalá que esta reflexión no sea como un molino de viento efímero y transparente.

 

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POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024