EL NARCOTRÁFICO EN MÉXICO
- MISCELÁNEO
- marzo 2024
- Zuleyka Franco
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Si bien sabemos, el Narcotráfico es uno de los principales problemas sociales, tiene graves afectaciones al tejido social, económico, familiar, etc. Sin embargo, es un fenómeno entre la juventud que no podemos pasar por alto, ya que muchos de ellos actualmente relacionan que estar ligados a una red de “Narcotráfico” es sinónimo de empleo, buena vida, ingresos fáciles (erróneamente dicho), a una mejora relativa de nivel de vida y a solucionar carencias de diferentes tipos, económicas, afectivas, de aceptación y de inclusión entre muchas otras.
Si bien el momento económico que México vive no es el óptimo, esto acrecienta el desempleo y la falta de oportunidades sobre todo en los jóvenes ya sea con o sin una educación la cual ejercer en la sociedad. Aunado a esto, la “corrupción” que se vive dentro de las Instituciones, Estructuras Políticas, de Seguridad, Judiciales, etc., son invariablemente notorias como para que la sociedad tenga la seguridad de que tendrá lo necesario para vivir una vida digna, por lo cual vemos cada vez más familias enteras conformando “redes delictivas”, las cuales en su mayoría el Narcotráfico pasa a ser una de las maneras más rápidas de tener ingresos económicos.
Así tenemos que tener en cuenta que el Narcotráfico tiene cinco pilares fundamentales, los cuales cada uno de ellos son de igual importancia dentro de estas estructuras: La Planeación Estratégica, la Producción de la Materia Prima, Los miembros Comerciales Empresariales, Las Redes Criminales y el Brazo Armado, son sin duda los pilares que cada corporación de la magnitud que conocemos en nuestro país debe tener para llegar al nivel con el que al día de hoy se les conoce. Sin embargo, también sabemos que, para llegar al poder máximo dentro de toda Célula Delictiva del Narcotráfico, se tiene que pasar por diferentes etapas hasta llegar a ser “El Cártel”.
Hay tres tipos de cárteles de acuerdo con su creación: de Inicio, Cumbre y Decadencia. La de Inicio por supuesto son organizaciones criminales que se encuentran en fases tempranas y en proceso de cooptación y consumación de actividades ilícitas. Los de Cumbre son los que conocemos en su mayoría por encontrarse en la cúspide y en el éxito total, que operan sin restricciones materiales, legales, humanas, comerciales y ejecutoras, además de contar con complacencia de autoridades gubernamentales, civiles, policiales y/o militares, y, por último, las de Decadencia, su nombre lo dice todo.
Un informe de la Fiscalía General de la República, reveló que del 2000 al 2018, la autoridad federal ha asegurado 104 narco-túneles en la frontera con Estados Unidos; en diferentes puntos de Baja California, principalmente de Tijuana cercano a la frontera, 41 túneles para el traslado de droga han sido asegurados. En Chihuahua fueron asegurados 3 en los últimos 18 años; en Coahuila, 2; en Sonora, 56 y en Tamaulipas otros 2. No obstante, se dice que hasta el año 2022 en Baja California existían más de 200 “narcotúneles”. La pregunta es: a la fecha ¿cuántos más han incrementado estos números y más aún, a qué se debe este incremento en tan poco tiempo? La respuesta tal vez esté en los párrafos anteriores, sin embargo, el admitir que la niñez y la juventud de este país es la “Clave” para disminuir estos números sería hablar de un contexto totalmente diferente al que se vive hoy en día en México, porque es bien sabido que en este país, en la actualidad, lo que menos tenemos es educación de calidad, seguridad, empleo, cultura y todo lo elemental para que nuestra niñez y juventud tengan las herramientas necesarias para hacer frente a su realidad.
Entonces podemos decir, que el Narcotráfico es el resultado de nuestras circunstancias, de nuestras carencias económicas, sociales, familiares, culturales, de una motivación fantasiosa como un acto de dominación, de pertenencia, de aceptación y por supuesto de sobrevivencia. Que tristeza que entre las guerras de los cárteles haya consecuencias directas pero también indirectas, de personas completamente inocentes y que por estar en el mismo sitio y en el momento justo, las consecuencias sean desgarradoras para familias enteras.
Esa es nuestra realidad como país. Penoso hay que decir que el Narcotráfico forma parte de la cotidianeidad, de una violencia estructural generada por la pobreza, marginación, inequidad, desempleo, abandono familiar y escasas opciones a futuro.
Hoy los “narcocorridos” por ejemplo, se han convertido en un medio que vehiculiza e integra una gran variedad de componentes para expresar formas simbólicas objetivas e interiorizadas en la ahora conocida como “narcocultura”. Expresiones culturales de la violencia las cuales, están cada vez más a la mano de nuestra niñez y juventud. Corrientes que cada día levantan más polémica por su temática, en un país con miles de muertes, violencia, desaparecidos y no localizados.
Increíble resulta el hecho de que el Narcotráfico sea una empresa que se asemeje al nivel de corporaciones nacionales incluso internacionales por el reclutamiento que tiene. Hoy en día se calcula que el crimen organizado cuenta con 175,000 integrantes más que empresas como Oxxo o Pemex y es comprensible el éxito que tiene de reclutamiento, ya que, al no contar con oportunidades laborales a corto, mediano o largo plazo, nuestra juventud opta por ganarse el pan de cada día en corporaciones como estas, donde es fácil entrar, pero no salir. Si aunado al hecho de que ofrecen trabajo y soluciones a corto plazo, agregamos que desde su concepción “psico-criminológica” en su “modus actuandi”, ofrece a la población cercana (como una forma de expiar las propias culpas), comida, cobijas, enseres, ropa o algún otro tipo de presentes básicos, que bien ha de decirse, en este tipo de conductas sabemos que no se dan por motivaciones altruistas, sino por el “perfil psicopático” ante el sentimiento de poder y pertenencia.
La “Clave” para desarticular este tipo de células delictivas sería sin duda una estratégica, en el que las diferentes Instituciones de Gobierno, junto con Iniciativa Privada y Sociedad, apostaran al mismo tiempo en un solo objetivo. La Educación es sin duda lo más importante, seguido de la Seguridad Pública, la Salud y la Cultura no menos importante y por supuesto, la Salud Mental y una Red de Apoyo Familiar que serían la cereza del pastel.
Explorar estrategias intersectoriales para la prevención del delito, programas destinados a fortalecer capacidades, abordar la “Violencia” desde una perspectiva diferente, la implementación de nuevas estrategias y con un nuevo enfoque en donde la “Narcopoítica” también sea tomada en cuenta a la hora de querer resultados contundentes, entendiendo que el Narcotráfico tiene un poder tan grande, que ha crecido día a día al punto que abarca todos los aspectos sociales, políticos y económicos de nuestro país y en el mundo entero.
Narcotráfico, fenómeno que destruye niñez, juventud y familias enteras. ¿Cuál sería la forma más sensata de acabar con ello? Les ha pasado por la mente ¿la “Legalización” de las drogas? No lo sé, pero a veces la forma más fácil de acabar con algo prohibido es dejar que cada uno de nosotros tomemos decisiones en consciencia y afrontemos nuestras propias consecuencias. Tú ¿Qué opinas?