Revista Personae

EX LIBRIS

Stefan Zweig. Vida y Obra de un portento de la literatura del siglo XX

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Al paso de los años, la pasión por los libros, obvio, de la lectura, el gusto y la selección de autores se refina. Bien lo decía Jorge Luis Borges: “Uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe”. Algo debe haber sabido el famoso escritor argentino. En este sentido, Thomas Mann, otro genio de la pluma, opinó: “Quizás desde los días de Erasmo ningún otro escritor haya sido tan célebre como Stefan Zweig”.

 

Por lo que a mí respecta, no sé desde hace cuántos años he sido devoto de la obra del prolífico autor originario de Viena, que en plena depresión cometió suicidio en 1942, muy lejos de su lugar de origen, en Brasil, de la mano de la que era su segunda esposa, hace 82 años, cuando el que esto firma nació en un Macondo veracruzano y el globo terráqueo estaba enfrascado en la Segunda Guerra Mundial. Después de ocho décadas, el mundo está, nuevamente al borde del precipicio, en cualquier momento podría enredarse en la Tercera Guerra Mundial si en el Oriente Medio la eterna pugna entre árabes contra judíos desemboca  en un enfrentamiento armado entre palestinos e israelíes, que nadie pueda detener.

 

Stefan Zweig. Vida y Obra de un portento de la literatura del siglo XX

 

A fines del año pasado —que parece finalizó ayer—, apareció la más reciente biografía de Zweig en España. En menos de tres meses, Arpa Editores, domiciliada en Barcelona, agotó dos ediciones del libro de Luis Fernando Moreno Claros, Stefan Zweig, vida y obra de un gigante de la literatura. Imprescindible volumen de 519 páginas en las que el cacereño Moreno Claros, uno de los más renombrados expertos a nivel internacional sobre vida y obra del famoso vienés, pone en manos del lector español e hispanoamericano, el redescubrimiento  del autor de El mudo de ayer, su célebre autobiografía. En menos que canta un gallo gracias a los amigos de España, tuve el volumen en mis manos.

 

Moreno Claros realizó un trabajo profesional de primera. Con mano diestra y conocedora, e impecable estilo, buriló la vida intelectual de Zweig: logró un retrato fiel pese a su complejidad —desde el descubrimiento de su vocación literaria en la adolescencia, hasta su último capítulo—, donde llegó a quitarse la vida en hace poco más de ocho décadas, en su lejano refugio en Petrópolis, estado de Brasil, exiliado de Europa solo acompañado de algunos de sus libros y de su amantísima esposa, Lotte Altmann. Luis Fernando, doctor en filosofía por la Universidad de Salamanca, traductor de Goethe, Johanna y Arthur Schopenhauer, Lou Salomé, Frantz Kafka, del propio Zweig entre otros, logra una biografía moderna y comenta las obras más relevantes del personaje en cuestión, con pleno conocimiento de la época en que publicaron. En pocas palabras, es una biografía diferente a otras y sin duda es una obra de referencia para los interesados en el trabajo del genial escritor.

 

La obra de Zweig, en su momento, llegó a traducirse a más de treinta idiomas. El vienés encabezaba las ventas de libros, cuando otros autores como William Somerset Maugham, Herbert George Wells, Thomas Mann, Upton Sinclair le iban a la zaga. Una vez que sus libros llegaban a las librerías, era traducidos al español en España y en Hispanoamérica. A 80 años de su muerte, cuando varios de sus libros ya son obras centenarias, en los últimos años vuelven a ser reeditadas en volúmenes especiales, acompañados de estudios y notas críticas. La editorial Acantilado, de España, edita su obra completa en volúmenes especiales. En todo el mundo se reedita su obra. Pocos autores internacionales gozan de esta preferencia.

 

Stefan Zweig. Vida y Obra de un portento de la literatura del siglo XX

 

De hecho, Zweig no fue de los escritores que sufrían para editar su trabajo. Conoció el éxito desde 1921 con Tres maestros. (Balzac, Dickens, Dostoievski). Seguido de Amok, Novelas de pasión, con tiradas y reediciones que nunca se habían hecho. En 1927, su famoso Momentos estelares de la humanidad, fue reeditado solo en Alemania con 250,000 ejemplares. Algo similar sucedió con Lucha contra el demonio (Hölderlin, Kleist, Nietzsche), y con sus biografías de Joseph Fouché, María Antonieta y María Estuardo.

 

En la tercera década del siglo XX, prácticamente no había una sola librería importante en todo el mundo que no tuviera en sus escaparates varios títulos de Zweig al mismo tiempo, incluyendo las de la Ciudad de México y de ciudades de provincia.

 

Moreno Claros precisa en su prefacio: “En la actualidad es preciso preguntarse a qué se debe su perpetua celebridad. Es aventurado referirse a “causas” concretas que fomentaron esa popularidad inicial. A lo sumo es posible afirmar…que la literatura de Zweig, tanto la narrativa como la ensayística, se destinaba a un público culto, perteneciente a una clase social acomodada: la burguesía de la época, pudiente y selecta en lo que a cultura se refería. Los miembros de esta clase eran los que mejor podían disfrutar de los retratos literarios de los grandes escritores y de las biografías de personajes históricos y disfrutar también, sin demasiado esfuerzo intelectual, de los relatos sentimentales que tenían por personajes que representaban tipos y caracteres muy cercanos en el ambiente social a aquel que los lectores conocían y frecuentaban; o a tipos extraños que despertaban curiosidad o conmiseración. En la actualidad, la burguesía europea de antaño ha sido suplantada por la clase media culta y mantiene el gusto por Zweig. Sus obras forman parte de las bibliotecas básicas particulares y, en algunos casos, pasan de padres a hijos al igual que una joya querida pasa de una generación a otra”.

 

Asimismo, “las biografías que Zweig dedicó a personajes históricos —agrega Moreno Claros—, gozaron de enorme éxito… Atraparon a los lectores gracias a su pulso narrativo y a los minuciosos estudios del carácter del biografiado. Esto mismo sucedió con sus retratos literarios… Zweig trazó su propia visión de personajes como Casanova, Balzac, Hölderlin, Tolstoi, Nietzsche o Freud, figuras complejas psicológicamente que describió con perspicacia y pasión, convirtiéndolas en legendarias”.

 

La cultura y la propia vida del célebre autor le permitieron escribir sobre casi todo: el amor y la sexualidad, el odio, la muerte, el devenir de las distintas etapas de cada generación, la ilusión y el desencanto, o la psicología y la intimidad humanas…”había mucho de una CIA y modernidad en algunas de sus historias…El hecho de que esos relatos dieran una potente voz a las mujeres atrajeron al público femenino, muchas chicas jóvenes, así como madres y esposas vieron reflejados sus sentimientos en esas historias. Por contraste, los maridos y los amantes aparecían relegados a un plano secundario y eran poco menos que comparsas de las protagonistas.

 

“Hay otro fenómeno —agrega Moreno—, que en las últimas décadas ha contribuido a mantener viva la popularidad de Zweig: el interés por su biografía. La trayectoria vital del creador y autor de éxito se truncó a causa del odio antisemita nacionalsocialista. El exilio forzoso y su suicidio en compañía de su segunda esposa pusieron de manifiesto la dimensión trágica de su existencia. Su tragedia personal ha influido poderosamente en la recepción más reciente de su obra y, del mismo modo, en la revalorización de su persona como intelectual, víctima del odio nazi, y como ser humano frágil y atormentado”.

 

Stefan Zweig. Vida y Obra de un portento de la literatura del siglo XX

 

Algunos de los libros que publicó en su última etapa creadora —el decenio anterior a su muerte—, se inspiró en los acontecimientos políticos que acaecían en Europa: en Austria, el nacionalismo desembocó en fascismo, y lo mismo había sucedido en Italia, en Alemania triunfaba el nazismo, y en Rusia el comunismo acabó por someter a las masas al poder absoluto de un autócrata totalitario. Los libros Triunfo y tragedia de Erasmo de Róterdam, Castellio contra Calvino, Novela de ajedrez y El mundo de ayer, son los que más han contribuido a que hoy se vea a Zweig más allá de su faceta de escritor “superventas” de relato psicológicos y eróticos. Su imagen ha cobrado releves más profundos; en la actualidad se le admira como símbolo del individuo libre frente al poder político omnívoro y represor.

 

Las condiciones sociopolíticas que vive México propician que los lectores nacionales mediten en la vida de un hombre de letras como lo fue Stefan Zweig. No es necesario esperar los resultados de la próxima elección presidencial. Es necesario que la lectura de una biografía como la que pergeñó Moreno Claros, haga luz para muchos conciudadanos hagan a un lado su nueva condición de pedigüeños, que únicamente han aprendido a estirar la mano para recibir, cada cierto tiempo, una “limosna” que muchos piensan sale del bolsillo de un mandatario populista al que únicamente le importa que el “pueblo sabio y bueno” continúe en la pobreza, para seguir lanzando unos cuantos pesos que ese pueblo agradezca.

 

En fin, a Stefan Zweig se le recuerda como el hombre que se denominó a sí mismo “ciudadano de Europa y cosmopolita”. Se declaró “pacifista” contrario a todas las guerras; abogó por que la gran cultura del humanismo europeo ejerciera de puente entre las naciones. Su nombre y su obra encarnan valores que hoy se ven amenazados universalmente por nefastas fantasías políticas del pasado como los populismos de tendencias opuestas y el nacionalismo. Su repulsa de este último fenómeno político, que propició la implosión del imperio de los Habsburgo y sedujo a los dictadores, quedó expresada claramente al comienzo de El mundo de ayer: “…he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo que envenena la flor de nuestra cultura europea”.

 

Parece que el mundo de Stefan Zweig continuará siendo el mismo de ahora. El libro de Luis Fernando Moreno Claros, es totalmente de actualidad. VALE.  

CULTURA

Núm. 300 – Noviembre 2024