Revista Personae

CARPE DIEM

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Me abriste las puertas del más allá y me dejaste ver a dónde ibas, caminé hacia ti y la puerta se cerró… “Aún no es tu tiempo” dijiste y te fuiste volando…

Cuando muere un padre y estás en la distancia y no puedes decirle adiós o nos veremos algún día, los colores cambian, el cuerpo se congela y la lengua segrega sabores salados. Cuando su alma se va y la luz de sus ojos se apaga, sabes que se ha convertido en estrella, lo ves lánguido en su féretro, el suelo se mueve, la tierra, la galaxia, el universo.

 

Carpe Diem Marcela Magdaleno

 

Por las mañanas sigues escribiendo mensajes de texto, esperando una respuesta de amor y cariño. Un padre que fue amigo, confidente y soporte. Cuando se va sin poderte despedir la Luna se derrite y las imágenes de la realidad se ven difusas. Un pedazo del ser se desclava, el corazón se comprime y ves imágenes de otra realidad, cuando se va, cuesta asimilar, y todos los sentimientos se confunden, a veces surge la furia, otras el pánico, el dolor, la culpa, un profundo abismo que te lleva a encontrarte con…y aún esperas su llamada. Cuando miras el atardecer un rostro se aparece y te susurra al oído. Pasas horas mirando las fotografías de cuando te cargaba de pequeña y admiras su paciencia, extrañas sus chistes y sus largas conversaciones.

Mi Arqui querido construiste tantos hospitales, escuelas, casa, me construiste a mí. El último mensaje que recibí de mi papá fue Carpe Diem que significa Aprovecha El Día, no dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños. Horacio fue quien pregonó esta frase comprendiendo que somos polvo de estrella… ¿Reencarnamos? o acaso todo finaliza aquí en esta Tierra tridimensional de carne, huesos y materia, donde lo único que dejas es el Amor, la realización, el desafío de haber materializado tus sueños.

 

Hoy paso las tardes caminando al atardecer buscando su voz, su aliento, cantando su nombre. Nacemos sin nada y así morimos, dejamos todo atrás y nuevas aventuras en alma se reúnen con las otras almas en espacios de júbilo cuando has sido justo, en templos de nubes y con grandes momentos que se vuelven vapor.

A veces las manos se paralizan cuando tocas sus objetos o las lágrimas emergen sin pensarlo porque su cuerpo ya no está, su materia se ha esfumado, su conciencia desintegrada es parte de las partículas del cotidiano. Y a pesar de que hoy es más usual abrazar fantasmas que vivos. ¡cómo no honrar una vida que regó su sangre para dar vida!

 

Carpe Diem Marcela Magdaleno

 

Pero cuando existe una conexión tan grande sabes que la paloma, el colibrí, el silencio, los breves milagros son Él, que se manifiesta para guiarte. Hoy levanto una copa de vino para honrar la vida de un gran arquitecto, un gran maestro y un amigo inigualable.  Cuando esto sucede ni la tanatología se entiende, buscas aliento en la filosofía oriental, en la religión y la ciencia, pero nada, absolutamente nada puede llenar ese hueco que un padre deja al irse inesperadamente. ¡En vida hermano, en vida! Quizá si viviésemos más cerca de la muerte que de la vida viviríamos con más intensidad y no dejaríamos las cosas para después, porque ese después nunca llega. Quizá parezca cursi pero cuando esto sucede y sacude los huesos, la carne, la sangre, es tiempo de vivir el momento, dar todo, decir “te amo”, aprovechar las enseñanzas, el tiempo, la paciencia y gritar a los cuatro rubos:

¡Carpe Diem!

POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024