MARCELA ITURRALDE
Secretos
- ARTE
- septiembre 2024
- Rosaura Cervantes
- Foto portada Leopoldo Iturralde
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Grandes Esperanzas
De Marcela Iturralde
Diseñadora Gráfica de profesión y Artista Plástica por vocación, Marcela Iturralde nos comparte cómo se redescubre a través de sus trazos y sus colores, cómo el salir de su zona de confort la lleva a experimentar con técnicas y propuestas que llevan al espectador a un refugio para la mente y el alma.
El dibujo y la pintura desde siempre le habían llamado la atención, pero como represente de su generación, estudiar una carrera dedicada al arte simplemente no figuraba, sin embargo, en este periodo aún fue de las privilegiadas que le tocó vivir parte de la vieja escuela en la carrera de diseño gráfico: “La Universidad Intercontinental en ese momento iba a la vanguardia ofreciendo el mejor equipo y software para el mundo digital que se abría camino; comenzaba la transición de lo análogo a lo digital, por lo que aún se practicaban muchas técnicas tradicionales y artísticas para nuestra formación como diseñadores. Teníamos clases de dibujo técnico, dibujo natural, grabado, técnicas de pintura, serigrafía, incluso fotografía con cámara réflex, donde tenía que aprender tanto la sensibilidad de la película, la velocidad del disparo, como el diafragma y la profundidad de campo para descubrir horas o días después, en la magia del revelado del cuarto oscuro, lo que había capturado».
“La clase de dibujo natural, creo que así se llamaba, fue una de mis clases favoritas. Consistía en dibujar el cuerpo humano con modelo en vivo y al desnudo, representar su postura y expresión; recuerdo que en un principio con mis compañeros fue un impacto ver al modelo sin ropa, incluso nos daba algo de pena mirar, pero para mí pronto se volvió algo natural, me gustó y me llamó mucho la atención”.
“Fue en esta clase donde descubro mi gusto y aprecio por la figura humana y su complejidad para plasmarla en el papel , en este momento recuerdo que en casa de mis papás había obras de Francisco Zúñiga (San José, Costa Rica, 27 de diciembre de 1912 – Ciudad de México, México, 9 de agosto de 1998) comienzo a admirar con detenimiento los trazos de carboncillo o pastel, el manejo del volumen, la expresión, la forma en cómo transmite un sentimiento, de cómo lo hace parecer sencillo pero no lo es, es en esta etapa cuando empezó realmente mi interés por el arte”.
Terminó la carrera y la ejerció aplicando sus conocimientos en diferentes áreas como editorial, identidad corporativa, marketing, empaque, campaña publicitaria, “en esos trabajos hay que tener mucho cuidado y precisión, porque un error en un archivo puede salir muy caro y puede representar perder todo el trabajo, entonces me volví ‘muy cuadrada’ para revisar”.
Mientras emprendía con su mejor amiga un despacho de diseño, su hermana le comparte que empieza a tomar clases de acuarela, “…ahí yo siento la cosquillita, el anhelo por dibujar y pintar otra vez”. Sin embargo, continuó con su proyecto de diseño que le permitió desarrollarse profesionalmente por varios años.
Años más adelante, de lo cursos que tomó, nos comparte una frase de un maestro de la Casa de la Cultura de Tlalpan que definitivamente la marcó: «La pintura y el arte no necesariamente deben ser algo bello, lo importante es que transmitan”». “El estudiar y desarrollarme en diseño gráfico me exigió exactitud, los proyectos debían verse bien, leerse bien y comunicar el objetivo para ser funcionales. Pero con esa frase comprendí la gran diferencia entre el arte y el diseño, el arte tiene que transmitir, hacerte sentir una emoción y si eso se logra, aunque la emoción no sea la mejor de todas, está bien resuelto.
Compartió su gusto por los libros infantiles que descubrió cuando sus hijos estaban chicos y conoció diversas propuestas: “Estos libros que les denominan «álbum ilustrado», en lo personal, a mí se me hacen libros para todas las edades, y -con ellos me encontré con un mundo fascinante, algunos con un par de líneas de texto otros sin texto alguno, pero muchos con un gran manejo de la ilustración para captar la atención de cualquiera y contar una historia. Estos libros me abrieron a otro mundo, me transmitían, me movían mucho y pensé, ¡Esto me gustaría hacer!”.
El tema de la pandemia se hace presente. La tecnología jugó un papel importante para quien lo quiso aprovechar, algunos por curiosidad tomaron talleres, cursos o diplomados en línea. Para Marcela es el momento para dedicarle más tiempo a los pinceles y lienzos, para actualizar técnicas y para confrontarse con ella: “Me dio mucho miedo compartir mis trabajos, como si alguien me fuera a calificar, que no me fuera a equivocar…”.
“… En esos días que se convirtieron en semanas, después en meses y años, yo encontré en la pintura lo que muchas otras personas encontraron en cualquier otra actividad recreativa, una forma para sobrellevar el encierro y de escapar unas horas para sentirme plena”.
Sabes, cuando comencé a ver tu obra, me llevaste a mi niñez, a los libros que me encantaban de niña, que entonces no había esta increíble variedad que existe hoy, me refiero a los libros de Senda publicados por Editorial Santillana, ilustraciones que te contaban una historia, lograste que volviera a abrazar mi infancia y me llevaste a puerto seguro… Con voz tierna y llena de emoción contesta con “¡Qué padre, eso me hace sentir feliz!”.
En este ir y venir, llegan recuerdos, llegan momentos del proceso del autodescubrimiento, de cómo uno se vuelve rígido y poco flexible; salirse de esto para llegar a la libertad creativa cuesta trabajo, es reeducar a nuestro cerebro. Menciona cuando conoció a la Maestra Laura Méndez (Revista Personae No. 285) y lo mucho que la impresionó la forma en cómo combina técnicas, “…ver cómo sacaba cera, le ponía pintura y la embarraba libremente… fue en un taller de pintura e inmediatamente pensé, «eso es justo lo que necesito para soltarme y no ser tan limitada». Comencé a participar en el taller de arte experimental que imparte la maestra, compartir y observar a mis compañeras han enriquecido mi práctica. Conocí técnicas que no tenía ni idea que existieran. Fui descubriendo qué cosas llamaban mi atención, qué me gustaba y entonces me empecé a divertir, vi al arte como una forma para expresarme, experimentar y atreverme a hacer las cosas”.
“Gané confianza, me atreví a participar en una exposición y subasta… El arte es un lenguaje con el cual yo me quiero expresar. De mi portafolio encontrarás una serie de obras elaboradas en técnica mixta, donde combino el estilógrafo para darle un carácter a mis personajes, carboncillo para meterlos en un ambiente y acrílico para dar color… Eso lo he trabajado de una manera muy íntima, cuando lo empecé a hacer fue como si fuera mi secreto. Me he dado cuenta que en el arte hay momentos para crear en soledad, para sacar lo tuyo, lo que traes dentro, y otros momentos para crear compartiendo el mismo espacio con otras personas”.
¿Qué persigues con tu arte?
Quiero tocar alguna fibra en quien lo contemple, que nos conectemos y nos entendamos. Hacer sentir.
Las muñequitas ¿cómo se llaman?
Las muñequitas no tienen nombre, la serie sí y se llama Grandes Esperanzas.
¡Qué gran título! Cuéntanos cómo surgen…
Fue a partir de un experimento, descubrí que me gusta dibujar a las mujercitas algo diferentes, sin ningún estereotipo, incluso raras, unas con los ojos o la cabeza más grande, el cabello como de casco y me gusta utilizar una gama limitada de colores… “Margaritas amarillas” fue la primera, la nombré así porque las margarillas amarillas simbolizan amistad y felicidad y me pareció el inicio de ‘algo’.
“Tomé el camino de querer contar alguna historia y transmitir alguna sensación… lo que me inspiró para que llegar a “Soñar con peces grandes” esta obra tiene su significado ya que se dice que si sueñas con peces grandes, puedes estár por dar un gran paso en tu vida o estar en algún momento significativo. Después pensé en una que se viera más niña pero que tuviera una muñeca media vieja, media sucia, que representara aquel muñeco que sigues conservando en tu etapa adulta y que te hace sentir bien, esa la llamé “Tesoro de trapo” -que es el apego a lo que tú tienes con algo que te hace sentir seguro-.
Siento que el arte va siendo influencia de muchas cosas que ves, lees, que sientes o que escuchas, es así como he ido creando esas ideas y haciendo mis bocetos que han salido muy de lo íntimo con ganas de experimentar”.
Antes de despedirnos, comparte una anécdota con uno de sus abstractos: “Según yo, ya había terminado una obra y hasta enmarcada la tenía, pero no me acababa de convencer, me faltaba que me dijera ‘algo’. Así que la desmonté, la saqué del marco y le empecé a agregar manchas y sugerir unas teclas de piano. La volví a colocar en su marco y la nombré “Let’s piano” por fin, estaba terminada… El arte abstracto te ayuda a soltarte, a atreverte, a quitarte el miedo de echarlo a perder, porque incluso, el error forma parte importante tanto de la obra como del aprendizaje, y sabes… en la pintura uno nunca deja de aprender”.
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