EL ARTE MIGRATORIO DE ENRIQUE CHIU
- ARTE
- Rosaura Cervantes
- Fotografías Cortesía del entrevistado
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El Maestro Enrique Chiu cerró en grande el 2024 con la inauguración de la Chiu Gallery, en Tijuana, Baja California. Enrique Chiu es un artista preocupado y ocupado por dar visibilidad al arte migratorio, plasmado en mucha de su obra, destacando el “Mural de la Hermandad”, el que se ha convertido en un símbolo de unión y esperanza en la frontera México-Estados Unidos.
Durante la apertura señaló: “La Chiu Gallery es un sueño hecho realidad. Quiero que sea un espacio donde el arte sea accesible para todos, donde podamos inspirarnos y construir una comunidad que valore y celebre la creatividad… Chiu Gallery es Arte que conecta, inspira y transforma”.
Esta conversación la realizamos hacia el final del año, en la cual pudimos abordar diversos puntos del arte como el arte en la frontera, el arte que representa a los migrantes, el adaptarse a ambas culturas, compartir también el arte con otros sectores vulnerables de la población en los que el Arte es la única salida de colores que tienen antes de partir de este mundo.
La charla comienza después de un arduo día de pintar un mural en conjunto con muchas manitas y esto nos lleva a la interacción con personas que tienen alguna discapacidad o pertenecen a un grupo vulnerable de la sociedad. ¿Cómo se da esa interacción? ¿Cómo empiezas a integrarlos? ¿Cuándo se da la oportunidad? «Tengo muchos años trabajando con niños y más de 20 años con discapacidades… Hablo de niños con discapacidades, gente mayor, adultos, asilos, asociaciones… Se fue dando por casualidad, para ir metiendo el arte en muchos lugares me gustó y al mismo tiempo encontré la manera de ayudar y ayudarme».
¿Cómo el Arte ayuda a estas personas?
Primero es la activación con ellos. La gente que se suma a este tipo de actividades mantiene una conexión, en este caso en concreto es la situación motriz que tienen, que va aunado a ‘socializar’ por llamarlo de alguna manera, para que ellos sientan la conexión con las personas. También hay temas como apoyo social como pláticas y subastas. Cada uno de los que interactuamos tenemos experiencias diferentes. En los albergues, yo comparto mi experiencia con niños que son migrantes, de lo que me pasó cuando me fui a vivir del otro lado, el ir y venir, lo que se vive en Estados Unidos como migrante. Otra de las actividades que tengo es con la gente con la que trabajo aquí en la frontera, con la que convivo a diario, me comparten sus historias y yo las mías y luego las comparto pintadas en lienzos, la hago más duradera.
En el tema de los niños con autismo o con síndrome de Down o alguna discapacidad motriz, me toca trabajar el tema más emocional cuando estamos hablando de los colores, cuando estamos hablando de las figuras, cuando se toman un poquito más el tiempo y hacen el esfuerzo porque les emociona estar en ese momento…, les cuesta mucho trabajo, pero están tan emocionados por dentro y están forzándose por hacerlo, por agarrar la brocha para pintar y los ves que están batallando, pero lo hacen y eso es súper emocionante también. Hay mucha emoción en este tipo de actividad y en particular a mí, que me motiva muchísimo a seguir haciendo este tipo de cosas.
Me toca trabajar mucho con niños con del área de oncología de varios hospitales, algunos de ellos les ha tocado trabajar en etapa terminal o final, eso significa que mi taller es el último que tomarán en la vida.
Ante ese escenario, muchos artistas que han participado se han puesto mal, se le salen las lágrimas en pleno taller y cuando termina este, ya no quieren volver. Desde muy chico me tocó intercambiar mis experiencias y creo que eso me hizo muy fuerte emocionalmente. Lejos de entristecerme, me motiva a esforzarme y a ponerme contento con lo que hago.
Tengo desde hace 14 años una asociación civil registrada oficialmente. Es la Fundación Internacional EC por una Niñez con Futuro A.C. Al principio lo hacía yo como artista, ahora lo hago como asociación civil y ya hago convenios con universidades, con escuelas, recibo donaciones, facturo… En las charlas que doy, ya saben que voy a hablar sobre temas muy artísticos, emocionales dentro de la clase de arte, y dentro de los grupos hay niños con autismo, con alguna discapacidad, con cáncer.
Al inicio me mandaban uno o dos casos por año, de repente me empezaron a mandar a los de etapa final, porque les hacía falta más actividades con ellos y no mucha gente se animaba. Pareciera que todo el mundo queremos, pero no todo mundo se anima por ese momento emocional, porque lo podían ver durante el primero, segundo, tercer día y al cuarto ya no, entonces de repente empezaron a batallar muchos de los estudiantes de la carrera de psicología, así también terapeutas que llegaban de los hospitales… He aprendido que la vida es corta y muy corta para otros. La vida hay que disfrutarla al máximo en su momento, y sí yo puedo ser parte de una sonrisa antes de irse, hay que aprovechar.
Regresemos a tus orígenes, ¿Cómo descubres la pintura?
Entre los 7 u 8 años. Soy de Guadalajara, donde el tema tradicional de costumbres, de arte, de cultura, de folklore y de otras cosas se ve y se vive a diario. En la escuela me tocó asistir a algunos recorridos a museos, galerías, y ese me empezó a emocionar de pequeño y siento que para los que vivimos en el centro (de México) eso nos llena mucho en el alma, porque hay demasiados museos, demasiadas galerías, demasiados conciertos. Hay música y folklore y tantas cosas que se convierte en algo muy habitual, no como en el norte, donde ves que falta mucha tradición, costumbres. Entonces en esos 7 u 8 años me tocó ver los murales en el Hospicio Cabañas de Orozco, ver murales de otros artistas en edificios de gobierno y eso fue muy emocionante.
Pienso en las imágenes de esos murales en el Hospicio Cabañas, y son imágenes fuertes, ¿Qué pasaba por tu mente de niño?
Cuando lo ves a diario, lo ves bonito, es algo que disfrutas: lo haces tuyo. Es como ver la decoración de tu casa, te acostumbras. Aunque sí, era muy emocionante ver los murales de José Clemente Orozco, con ese magno tamaño, el espacio y la maravilla del resalte de la de la obra de la figura, salirse de la pared, llamaba mucho la atención, era muy atractivo para mí de pequeño. Considero que a comparación de los tiempos de antes a los de ahora en el tema de la cultura, en la actualidad hay más talleres de arte dentro de sus escuelas. Yo como artista voy a las primarias a hacer murales e invito a los alumnos a participar conmigo. A mí no me tocó nada de eso. Entonces no tuve oportunidad de realizar algún ensayo, solamente dibujaba con lápices a los 7 años. Fue hasta los 12 años que salió el concurso de El niño y la mar. Traía el dibujo muy encarrilado, fue muy padre poder hacer ese tipo de ilustración. Obtuve el primer lugar en mi secundaria, y después en el estatal. Fue muy emocionante para mí a los 12 años, creo que eso fue lo que me emocionó más a querer dibujar, querer meter color.
Nos comparte que creció con sus abuelos y sus tíos fueron como sus hermanos, la educación tipo militarizada y el apoyo arte, simplemente no existía. Sus primeras creaciones se remontan a los dinosaurios y después de los 12 se inclina más por la ilustración para continuar con el retrato. «Me gustaba mucho era porque lo veía en los libros de Historia». Añade que el primer mural «quedó medio disparejo, medio chueco».
¿Qué atractivo tienen los murales, el gran formato, frente a los lienzos?
Son como una gran valla publicitaria. Me gusta hacer murales que tengan una perspectiva diferente al tema del arte, es más con un sentido social. Con gran formato sin, no es necesario detallar o tener que hacer algo muy formal y a distancia se puede ver súper bien y entender por igual. Desde otra perspectiva, usé el muralismo como medio de comunicación con el cual la gente puede expresar cualquier tema social, político, religioso y/o cultural.
«Algo muy chistoso, cuando yo era pequeño nunca me dejaron rayar una pared y ahora, se trata de manchar toda la pared, y hoy hasta me pagan y me dan la pintura. (Risas). ¿Ves cómo cambia la perspectiva de las cosas?»
¿Cuántos murales llevas?
Llevo aproximadamente 600 murales, de esos 450 son murales con causa a nivel nacional e internacional, que son los colectivos, los comunitarios, que traen un propósito, un proyecto de social, hay de migración, sobre autismo, síndrome de Down, de prevención al cáncer de mama, de prevención al delito, algunos con algunas acciones de gobierno en los parques. En el DIF, en algunos albergues de migrantes, de esos 150 para campañas del sector Salud, campañas médicas, de seguridad, y en 137 primarias.
Sé que es difícil elegir entre tantas creaciones, pero ¿cuál sería la que ha marcado tu vida?
Yo creo que el más conocido, el Mural de la Hermandad del muro fronterizo fue el parteaguas de muchas cosas en mi vida, en mi trabajo profesional, artístico y social. Este mural en los últimos 8 años -desde que lo empecé- le dio un giro completo a mi vida en el tema de trabajar con la gente, de convertirlo en mi trabajo más reconocido a nivel mundial, me abrió brecha no nada más en la pintura, también en el tema de documental, también de trabajar con la Secretaría de Educación Pública para que apareciera en los libros de texto de Cívica y Ética de primaria y secundaria, aparecer en el billete de la Lotería Nacional hace dos años; me dio apertura de usa el arte en tema de reconocimiento comercial pero con algo histórico, y esta dinámica de pintar con miles y miles de personas, con inmigrantes, con civiles y me dio elementos para pintar sobre el muro de Berlín, otro en Turquía, en Egipto -con los inmigrantes de Bangladesh-; pintar en Guatemala… En definitiva, ese mural fue el que abrió camino que no ha parado a la fecha. Entonces creo que es el más importante de mi vida, aunque la verdad es que todos han sido muy emocionantes.
¿De cuántos metros estamos hablando del muro fronterizo?
Se comenzó el 1 de diciembre de 2016, se logró pintar en el primer año y medio, dos kilómetros, ya habíamos pintado dos en Tijuana, otros en Mexicali y Tecate, y de repente se une la caravana migrante, ya habíamos logrado unos 18 mil metros cuadrados de pintura y después, por causas ajenas, nos mandan quitar el muro que estaba en lámina y tubos para poner el muro con pilares más altos y con esto, ya no se pudo certificar lo logrado en Mexicali, Ciudad Juárez, Reynosa, Río Bravo y Tijuana ante el Récord Guinness.
Comparte que el 8 y 9 de noviembre de 2019 asistió al 30 aniversario de la caída del Muro de Berlín. «También presenté recientemente mi documental Un Mundo sin Muros en los Premios Nobel de Corea del Sur hace dos años y el año pasado en los Premios Nobel en Monterrey». Es Doctor Honoris Causa, con licenciatura en Mercadotecnia y en Diseño y Artes Audiovisuales en universidades de Long Beach y Santa Ana, California. Su obra se exhibe de manera permanente en Museos de Estados Unidos, España, Alemania, Guatemala y México.
Enrique, ¿Qué vamos a esperar para el 2025?
Exposiciones en Guadalajara, México y Monterrey, seguir fomentando el arte en todos los lugares, en las plazas, cafés, cámaras de comercio, algunas delegaciones municipales, se van a abrir más espacios culturales en Tijuana y en Guadalajara; mi cuento para niños se llama “Los colores de la frontera” una publicación con 30 páginas que se presentará en varias instituciones y escuelas del país; tengo invitaciones para ir a Roma, Barcelona, Madrid y Colombia otra vez, llevaré mi exposición ‘Humanidad Migrante’ que son varias historias de los migrantes con los que yo trabajé, otras son fotografías de todo el proyecto del mural de Hermandad, así como documental actualizado de “Un mundo sin muros” que lo hice con el cineasta Alejandro Argüelles, que se presentará en ocho países más.
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