Revista Personae

RIGEL HERRERA

Inspiración histórica

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Rigel Herrera nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, sin embargo, bien podríamos decir que es oriunda de Florencia, Italia. Comparte del Renacimiento un sinnúmero de emociones: el gusto por la interpretación del cuerpo humano, por la proporción y el equilibrio; la intención de la perspectiva; la sensualidad de las formas o el manejo extraordinario del color, entre otros elementos que resaltan en cada obra que nos presenta.

 

Rigel Herrera y su incurable obsesión por el Renacimiento

 

La propia Rigel, en entrevista para Personae nos comenta sobre los inicios de su amor por el Renacimiento y por la pintura europea: “El amor a la pintura del Renacimiento italiano nació de dos gustos personales casi innatos que se dieron entre los 5 y los 6 años de edad, gustos totalmente instintivos, primarios, carnales; mi atracción hacia Albrecht Dürer, quien obviamente no es italiano, pero yo no lo sabía al momento, y en específico a su autorretrato con traje de piel, conservado en la Alta Pinacoteca de Münich. Durero me llevó a Leonardo da Vinci, Leonardo a Botticelli y él a su vez a Florencia, ciudad de la que quedé completamente enamorada y enfermé de belleza, puedo decir que me dio el Síndrome de Stendhal. Poco a poco la fui conociendo, recorriendo su historia con mis pies, mis ojos y con mis dibujos. Comprando cada año un libro y estudiándolo in situ, me di cuenta de que mi concepto de belleza era muy limitado. Así que abrí mis horizontes al Renacimiento Europeo: época, corrientes e ideología, a su arquitectura, escultura y música. Y esto me llevó al Barroco, en fin, a un hambre por el gozo y el placer por lo bello”. Rigel subraya que es tan vasto e inalcanzable el tema del Renacimiento, que le cuesta mucho trabajo avanzar en otras épocas o corrientes. “Pero, intento… Es una incurable obsesión, como me ha dicho el editor y periodista Fernando Islas”.

 

Si pudieras viajar en el tiempo…

Se le hace una pregunta por demás subjetiva: ¿Qué harías si estuvieras en el Renacimiento? “Bueno, no es sé si viajar en el tiempo. Creo que mentalmente vivo en La Firenze Medicea. ¡Ahí estaría! Sería hombre y posiblemente un efebo amante de Leonardo, además sería un artista hedonista. Me veo criticando y molestando al amargado iracundo de Michelangelo. Y bueno, si fuera mujer, sería Simonetta Vespucci, inspiración de Botticelli, y cambiaría la historia: me enamoraría del artista y correspondería a su amor. Sin dejar de disfrutar la belleza de Giuliano. También sería amiguísima de Giorgio Vasari, pues obvio, tengo alma metiche”.

 

Acerca de las series

Sobre su primera obra, Rigel Herrera comenta que lo primero que pintó fue una marina al óleo, a los 8 años. El primer cuadro ya estando en la carrera de Artes Plásticas en La Esmeralda, fue un cuerpo femenino en una especie de éxtasis. Cabe decir que mientras estaba en la escuela, obtuvo un premio de la Galería Menache, fue su primer viaje a Florencia. De esos años en La Esmeralda, Rigel recuerda a un profesor, Othón Téllez, quien le dio Seminario de Investigación: “fue quien me hizo artista profesional”.

 

Recuerda también su primera serie, llamada Estéticas sadianas, dedicada al pensamiento del Marqués de Sade -sobre el análisis de las perversiones sexuales como experiencia estética-. En su momento esta serie causó mucha polémica. Sobre las series, la pintora considera que cada una ejecutada tiene sus retos y dificultades desde la concepción de esta, la realización del total de la obra para que sea atractiva y no repetitiva. El desgaste emocional y físico del proceso siempre está presente.

 

Aunado a lo anterior comenta que: “El problema al que nos enfrentamos contemporáneamente los artistas que trabajamos el realismo es que se nos exige el que tengas «algo que decir», no sólo que debes pintarlo bien. Durante el Renacimiento, el 50% de la obra tenía narrativa y concepto; no obstante, la otra mitad era sólo el placer y disfrute de una hermosa pieza. De todas mis series, la más difícil de conceptualizar fue Da qualche parte nel tempo, debido a la desesperación de querer abarcar un todo. Pictóricamente fue un reto inmenso. Al estudiar de cerca las pinturas, la arquitectura, el detalle sobre el detalle, las esculturas, es cuando te das cuenta de la pasión por la dedicación a lo bello.

 

Rigel Herrera y su incurable obsesión por el Renacimiento

 

Sylvester Stallone provocó una pasión

Rigel Herrera tiene muchas pasiones que están vinculadas al arte, pero también al cine. Reconoce una fascinación por el actor Sylvester Stallone y añade que quizás ese gusto, motivado por lo estético y artístico pueda ser extraño o hasta absurdo.

El gusto por el Renacimiento y por Stallone, expresa la pintora, se “desarrolló en mi como una pasión, obsesión y placer por la belleza, lo bello, lo estético, lo pictórico y por la pintura. Sumado y multiplicado por mi historia familiar. Quizás hay poca relación de Stallone con Durero, sonaría incluso contradictorio; sin embargo, creo que sería entrar en el infinito debate de lo bello y lo grotesco, que acabaríamos en el básico, «en gustos se rompen géneros». Durero, por la capacidad que tuvo con su pincel de representar su guapura, y Stallone por su guapura, que me llevó a decidir mi profesión final, ya que es pintor y coleccionista”.

 

Rigel Herrera y su incurable obsesión por el Renacimiento

 

La próxima serie

Mi próxima serie, la segunda parte de Da qualche parte nel tempo, va “sobre la misma búsqueda que ha regido mi vida y mis años pictóricos: Un estudio sobre los estereotipos de belleza en la pintura, escultura, arquitectura y en la música, pero en esta ocasión ampliaré mi obsesión a México a partir del barroco novohispano, entre otros”.

 

¿Qué es lo que más te gusta desde la perspectiva de la técnica?

“Me preguntas drásticamente lo que más me gusta, sería la utilización de la hoja de oro. La hoja de oro: brilla, atrae, diviniza, profundiza, refleja, esconde, intriga, limita, expande. Y es de aplicación manual y dedicada”.

 

La búsqueda por dominar el pincel

Rigel comenta que “Han pasado muchos años, los cuales no se notan en una breve entrevista; sin embargo, lo que más he buscado y luchado por dominar, no han sido los temas estéticos, ni la sensualidad de la belleza femenina impregnada en los poros de los renacentistas, otro comentario que podría sonar de nuevo contradictorio, sino en encontrar una pincelada bella”.

 

¿Algún tema estético que consideres aún un reto?

“Me refiero al cuerpo masculino como tema estético de la belleza. No he encontrado la manera pictórica o seguramente temática de representarlo hermoso y no gay. Técnicamente el cuerpo femenino es inmensamente más difícil”.

 

Rigel Herrera y su incurable obsesión por el Renacimiento

 

¿Qué nos puedes contar de tu labor como galerista?

“Mi labor como galerista nace también de dos necesidades básicas al inicio de mi carrera, incluso al final de mi primer semestre: La primera: ¿Qué voy a hacer con estos cuadros terribles y pornográficos? Y la segunda: ¿Quién me va a dar mi primera oportunidad? Recordando y comprendiendo que tengo obsesiones. Nadie le daba una oportunidad real a Sylvester Stallone, por lo que él mismo escribió su propio papel. Así que al final del primer semestre en La Esmeralda, con varios cuadros en mi estudio y con un garaje en el hermosísimo edificio Vizcaya en la calle de Bucareli, abrí La masmédula galería en el año de 1996. Logré sostenerla hasta el 2005, con ninguna ayuda más que la de mi trabajo, esfuerzo, clases a niños y a todos aquellos, incluyendo a mis padres, que tuvieron la fe en mí y en mis artistas. Todo con mucha ayuda de mi equipo: Fernando Islas, Christian Santana y Juan Carlos Monroy. Le di su primera oportunidad a muchos grandes artistas de la actualidad, y a más de 300 artistas jóvenes mexicanos y extranjeros.

Del 2012 al 2018, me dieron la gran oportunidad de dirigir la hermosa galería que llevaba muchos sexenios olvidada, existente en la Secretaría de Economía, a través de la cuál apoyé a más de 200 artistas mexicanos, hasta que la nueva administración decidió no tener galería de arte contemporáneo y la cambió por una tienda de FONART”.

 

Colofón

Para finalizar Rigel Herrera, quien tiene su estudio en un bello inmueble de la colonia Escandón, subraya de manera categórica: “mis dos pasiones, pintar y dirigir espacios galerísticos, me han hecho feliz por casi 50 años”. Así termina una charla con una mujer que muestra su pasión en cada obra que realiza.

CULTURA

Núm. 306 – Mayo 2025