CUENTOS DESDE LA CUARENTENA
Parte I
- ESCENARIOS
- mayo 2020
- Fernanda Zurita
COMPARTIR
Paola se levantó de la cama al sonar el primer acorde de la alarma. Se encaminó hacia la regadera y mientras el boiler terminaba de calentar el agua, les sirvió el desayuno a sus felinos. Nada fuera de la rutina de todos los días. Exceptuando que los gatos no llegaron corriendo por su alimento.
-¡Chejov, Inna!-
Los llamó y repasó la estancia hasta que los encontró en la ventana, con la mirada perdida hacia la calle. Se puso junto a ellos pero los gatos ni se inmutaron.
Paola dirigió su vista hacia el punto que miraban ellos y se encontró con un gato de color naranja, el gato fijó sus ojos (o eso le pareció a Paola) por unos segundos con los suyos y después de eso salió huyendo hacia las sombras de la calle.
Inmediatamente Chejov e Inna salieron del trance y se lanzaron sobre sus respectivos tazones de comida. Paola también salió de su estupor, se sentía intranquila más no le dio importancia, se apresuró hacia el baño.
Pablo, que vive por la salida de Indios Verdes ya va retrasado a ver a su familia a Cuernavaca, no quiere irse, no así, no encuentra a Hugo su gato por ningún lado. La realidad es que está acostumbrado a las desapariciones de Hugo, pero ésta vez ya se “tardó” más del tiempo normal.
En realidad, muchos de los comportamientos de Hugo son muy anormales, desde su llegada tres años atrás a la vida de Pablo.
Un viernes como cualquier otro Pablo volvía de trabajar y encontró en el tapete de entrada de su casa a un gato profundamente dormido, lo intentó ahuyentar pero el gato ni se inmutó. Pablo se encogió de hombros y entró a su casa, al filo de la medianoche, le remordió la conciencia y le ofreció al gato un plato con leche y una lata de atún.
Lo puso a su lado mientras lo observaba a detalle. El gato seguía sin moverse y hasta incluso parecía que no lo había hecho desde la última vez que lo vio.
Pablo entró a su casa pensando en el gato más que antes. No fue hasta el domingo, cuando el atún ya comenzaba a descomponerse que se animó a tocar al gato, la primer sensación del pelaje al tacto fue helada, pero inmediatamente el gato se estiró, despertando de un largo sueño. Ya que no estaba acurrucado, Pablo podía observar mejor sus rasgos, su pelaje era naranja al estilo atigrado, con ojos aceitunados y a simple vista se veía que ya era un gato adulto. También traía un collar azul rey y una placa color cobalto donde se leía solamente “Hugo”, no tenía dirección, teléfono, nombre o algún dato de un posible dueño inscrito.
Hugo se frotó en sus piernas ronroneando y Pablo cedió enseguida dándole la bienvenida a su vida.
Ni Pablo ni Paola se conocen, pero los dos junto con otros millones de personas están a punto de empezar la cuarentena por la emergencia sanitaria Covid-19 en la Ciudad de México y sus gatos están más involucrados de lo que podrían saber.
– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
Al cabo de la madrugada del 31 de marzo toda la ciudad se llenó de ágiles sombras de todos los tamaños en los tejados de casas y edificios. Los felinos pasaron desapercibidos en sus movimientos porque la mayoría de los humanos se encontraban resguardados.
Estaban de acuerdo con que el plan del virus era excelente, los humanos y sus enemigos asiduos “los perros”, estaban encerrados y las calles vacías. Los felinos se reunían, con la curiosidad característicamente gatuna, todos habían recibido la extraña visita del gato naranja para citarlos.
El gato naranja solo les había compartido que era el momento para conocer más detalles sobre el plan que les había sido encomendado por los altos mandos egipcios desde tiempos lejanos.
Se hizo el silencio, las nubes comenzaron a despejar para dejar entrever la Luna, y ahí a plena vista para todo aquel, mujer, hombre, perro o ser vivo por igual se podía ver el rostro de la poderosa Bastet asomándose entre las nubes.
En un mensaje codificado solamente perceptible a través de altas frecuencias audibles para los oídos gatunos, Bastet felicitó a todos por infiltrarse en cada uno de los hogares a lo largo de los años, también agradeció su lealtad incuestionable y sin perder más tiempo, en detalles les hizo saber que se encontraban en la fase 3 de 5 del plan hacia la dominación mundial comandada por los gatos.
Después de haber encerrado a la mayor parte de la humanidad en sus hogares, “la plaga”, se encargaría de alcanzar y eliminar a los humanos que no siguieran las instrucciones de quedarse en casa, esos eran precisamente los perfiles que no necesitaban.
Ésta fase también incluye una limpieza planetaria en extremo necesaria para las siguientes etapas del plan que habrían de llevarse a cabo antes del tér|mino del año.
Por fin serían capaces de abrir la 5ta dimensión.
Los gatos celebraron las palabras finales de Bastet al tiempo que ella se desvanecía con el paso de las nubes y la Luna recobró su apariencia usual.
Solo habían dos gatos que no celebraban… Chejov e Inna intercambiaron miradas de preocupación.
Esta historia continuará…..