GORDOFOBIA
- MISCELÁNEO
- julio 2020
- Fernanda Zurita
COMPARTIR
La situación atípica vivida del confinamiento destapó temores reprimidos, pareciera que frente a la aparición de un enemigo invisible que se sitúa en cuestiones de vida y muerte la vanidad no tuviese cupo. Sin embargo, la tuvo, la tiene y está únicamente en nosotros que en el futuro ya no la tenga.
El miedo que conlleva a engordar durante el periodo de confinamiento y cuarentena es completamente absurdo, pero no por esto deja de ser real. El humor, carismático aliado del miedo nos reforzó lo “terrible” que sería poseer un cuerpo gordo durante esta época. Fue a través de la viralizacion de memes de mal gusto como se reforzó la idea que además de no contraer virus, nuestro cuerpo tenía expresamente prohibido “ampliar su curva”/adquirir más kilos. Igualmente una publicación ajena a este discurso, la simple publicación de la foto de cumpleaños de la cantante Adele desató ávidos debates sobre lo “bien y sana” que luce ahora con tantos kilos menos.
Así es como descaradamente se refuerza la hegemonía de los cuerpos aceptados y los no aceptados socialmente.
En aras de la salud, se desplegaron sin fin de rutinas para mantenerse fit y no fat en casa, las ventas de los comercios en línea tuvieron aumento de precios en equipo deportivo, así como sin fin de nutriólogos amenazando a quien sea que osara subir de peso. Es curioso como quien ejerce nutrición es buscado principalmente para “ayudarnos” a bajar de peso y la nutrición queda en segundo lugar. A estas personas prefiero llamarles dietistas antes que nutricionistas.
¿Y dónde se quedan los cuerpos grandes, gordos o aquellos que no encajan en lo socialmente conocidos como sano? Ahí rezagados bajo la sombra de lo indeseable.
El miedo a engordar no es cosa de risa. Le hemos otorgado tanto poder que inclusive “gordo” se ha tomado como insulto cuando describes a alguien, espetárselo en la cara a cualquier persona que no cumpla con un tipo de cuerpo dictado por los medios también se convierte en el insulto perfecto, cuasi estocada verbal de muchas personas que ni siquiera saben lo afectadas que están por la industria de las dietas, la salud y la de los cuerpos “estéticos”.
Hoy en día resulta necesario dejar de sentirnos extranjeros en nuestros cuerpos, disfrutar y amar nuestros cuerpos en el presente, sin vivir en el imaginario del asombroso cuerpo que ocultamos debajo de nuestros kilos o pliegues extras.
El cuerpo es la vasija magnífica que se encarga de llevarnos y nutrirnos experiencia a lo largo de nuestra vida. ¿Por qué entonces si tiene tan noble labor, nos pasamos buena parte de nuestra vida renegando de sus “defectos”? ¿Cuál es la urgente necesidad de modificarlo hacia una “perfección”?
Esa “perfección” aspiracional es la que hace crecer el rechazo a los cuerpos gordos. La gordofobia existe y todos los días es reforzado en redes sociales, en personajes de películas sobre cómo las personas gordas sólo pueden ser los segundones de la comedia o los “cómicos”, nunca los principales. En las noticias lo único que se menciona en pantalla es sobre el crecimiento de los índices de cuerpos gordos en tono alarmante y preocupante y la preocupación por la obesidad. De aquí viene fortalecer que todo gordo = insano, flaco = sano).
Esto va más allá de género o nacionalidades, no es exclusivamente femenino (aunque sí es donde más se hace presente en diferentes formas), el sistema se ha encargado de hacer sentir inseguro a cualquier persona en el mundo que no encaje en el imposible 90-60-90.
Las interacciones diarias que tenemos no escapan de la gordofobia. Cuando tenemos tiempo sin ver a una persona y al reencuentro percibimos que bajó de peso, enseguida elogiamos esa pérdida.
ATENCIÓN: Esta es una forma muy común de reforzarle a la persona la idea que su cuerpo anterior estaba mal y que éste está bien. Además de perpetuar los preceptos absurdos de belleza hegemónica, también podemos llevarnos un chasco, ya que quizá esa ausencia y pérdida de peso corresponde a una depresión y la persona en cuestión aún la esté tratando.
Todos los días podemos hacer una modificación sobre los conceptos que se nos han hecho creer sin reflexión alguna. Algunos ejemplos de frases gordofóbicas cotidianas:
-Lástima que está gorda porque tiene la cara bonita.
-Qué raro que tengas buena salud como si fueras flaca.
-Por tu bien, deberías bajar de peso.
-Mejor usa negro para disimular.
-¡Qué horror! ¡Me veo gordísima! ⠀
Ni siquiera el beber alcohol o fumar tabaco causan tanto rechazo en las personas como estar gordo. La gordura se vuelve indeseable y muchas personas relacionan delgadez con salud, de ahí que enfermedades como la vigorexia (la obsesión por hacer ejercicio), la anorexia, la bulimia. O tendencias como pastillas que alteran el ciclo natural de la tiroides, cirugías estéticas, intervenciones quirúrgicas, rutinas espartanas de ejercicio, ayunos o hasta alimentos low fat se vuelvan tan normal, y anormal aquél o aquella que no los consume para encajar en el peso ideal.
La gordofobia no se escapó en la cuarentena, fue uno de los temas más tocados a modo de burla, en stickers y memes compartidos, en noticias con su relación (no comprobada) al Covid 19.
Es difícil hablar del tema, ya sea desde el enfoque de la salud o de la estética, un cuerpo gordo sigue siendo incómodo para muchos. Este periodo me dispuse a establecer la paz con mi cuerpo, a hacer notar a toda aquella persona sobre sus comentarios gordofóbicos, a dejar de exigirle a mi cuerpo una medida calórica y amarlo por todo lo que hace todos los días. No obtuve la piedra filosofal de la aceptación sin duda, pero el estar abierta a esto me llevó a encontrar lecturas interesantes para toda aquella persona que quiera hacer un cambio tanto para sí como para su entorno.
Muchas personas vivieron al extremo de bajos consumos calóricos porque después del encierro, “lo peor que nos puede pasar volviendo a la normalidad es volver gordos”.
Para todas aquellas personas que quieren tener un punto de arranque les comparto esto:
En Facebook
• La NUTRIÓLOGA (no dietista) Raquel Lobaton.
• La página y publicaciones del colectivo “STOP GORDOFOBIA”.
• Gorda Irredenta.
• Komando Gordix (y su blog con los FATZINES de descarga gratuita).
Amazon (libros digitales)
• “10 gritos en contra de la gordofobia” de Magdalena Piñeyro.
• “Bienvenidos a Dietland” de Sarai Walker (también existe una serie de televisión, yo recomiendo más el libro).