Revista Personae

MAGIA Y VINO

COMPARTIR

Facebook
Twitter
El vino nos ofrece sensaciones capaces de despertar nuestros sentidos. Cuando catamos un vino describimos las características organolépticas de éste.

 

Maximiliano Baiocchi

 

¿Cuáles son los elementos para una cata?

Necesitamos un lugar iluminado, una superficie con fondo blanco (mantel, hoja de papel), un sacacorchos, una cubitera o escupidera (recipiente que sirve para no tragar el vino que se está catando), hoja y bolígrafo para anotar, agua para beber, una copa para cada vino de cristal transparente para poder apreciar su color y brillo, y de pie largo, con una boca más estrecha que su cuerpo. Debemos evitar usar perfume.

Lo primero es ordenar los vinos que vamos a tomar, comenzando por los blancos jóvenes, blancos con crianza, espumosos, rosados, tintos jóvenes, tintos con crianza, los vinos de postre y los vinos fortificados se deben dejar hasta el final.

 

La cata se compone de tres fases: visual, olfativa y gustativa.

Comencemos con la fase visual

agarramos la copa por la base o tallo para no calentar el vino, inclinamos nuestra copa unos 45º sobre una superficie blanca para observar su color, ya que este nos dará una noción de la edad del vino. El color típico de un vino tinto joven es más bien violáceo y brillante, y con el paso del tiempo el color del vino pasa a un tono rojo teja o anaranjado. En cuánto a los vinos blancos jóvenes suelen tener un amarillo claro, pajizo brillante, que nos muestra su frescura, con el paso del tiempo los blancos se tornan en amarillos más intensos, dorados, color oro y en ocasiones hasta ámbar. En los vinos rosados jóvenes las tonalidades son de color rosado fresa, intenso o pálido, pero con mucha brillantez, y los vinos más evolucionados tiene tonos de piel de cebolla.

 

Ribete

Es la parte del líquido que al inclinar la copa queda muy cerca al borde. Éste nos muestra qué grado de madurez tiene el vino. Cuanto más nos cueste ver el fondo sobre el que colocamos la copa, se dice que es un vino de capa alta, lo que es probable que sea un vino con cuerpo y estructura. Los vinos con capa baja son ligeros y suaves, pero eso no quiere decir que no puedan ser vinos redondos.

 

En la fase olfativa

Acercamos la copa sin agitar hacia la nariz para poder reconocer los aromas “primarios” que son los que provienen de la uva, del terreno, frutal o vegetal. Después se rota la copa para que el vino suba por las paredes y así poder apreciar las “lagrimas”, “piernas” que deja el vino en la copa (que nos indica el grado de alcohol). El siguiente paso es mover la copa para que el vino se oxigene y podamos analizar los aromas “secundarios” que son los que se generan durante la fermentación de la uva. Agitamos nuevamente nuestra copa para liberar más aromas y así poder apreciar los “terciarios”, si los tuviera, que proceden de la crianza del vino. Decimos que un vino tiene “bouquet” si presenta aromas “terciarios”.

 

Finalmente, en la fase gustativa

Le damos un pequeño sorbo al vino haciendo movimientos para que pase de un lado a otro de la boca con la lengua, para poder, percibir los sabores a través de la lengua: dulce, salado, ácido y amargo.

Podemos decir que un vino es “redondo” cuando tenga un equilibrio entre alcohol, tanicidad o astringencia y acidez.

 

Continuamos con analizar la astringencia o textura del vino. Otro ejercicio es tomar un sorbo de vino y dejar que entre un poco de aire por la boca expulsándolo por la nariz, de esa manera apreciamos con más intensidad sus aromas, esto se conoce como fase “retronasal”. Cuando esos sabores desaparecen en segundos, decimos que es un vino que su final es corto, y si esos sabores permanecen más de un minuto se dice que es un vino de final largo.

                             

Saborear la magia del vino y sorprendernos con una experiencia diferente es poder entrar y disfrutar en un mundo de posibilidades que deleitara nuestros sentidos.

 

Maximiliano Baiocchi

 

El ilusionista profesional Maximiliano Baiocchi

Nació en Buenos Aires Argentina, en 1973. Desde muy pequeño tuvo curiosidad por la magia al recibir de sus abuelos una antigua caja de magia. A partir de ese momento quedó atrapado por este mundo fantástico de ilusión hecha realidad. Maximiliano lleva 30 años en la magia, desde que empezó sus estudios formales en la academia “Bs As Mágico”.

Hace 3 años se le acercó el director de una empresa americana y le pidió desarrollar una experiencia nueva para usuarios y es así donde nace el concepto de Magia y Vino. Maximiliano hizo un diplomado en vinos en la Asociación Mexicana de Sommeliers, además de ilusionista, es un entusiasta del apasionante mundo del vino. Se dio cuenta que estar en el mundo del ‘business show’ su especialidad es mantener a la gente divertida y prestando atención. Y se preguntó así mismo ¿Por qué no combinar mis dos pasiones? E hizo el primer evento y la gente quedó feliz.

 

Maximiliano Baiocchi

 

Por eso ha creado una experiencia única, diferente, en la que podemos disfrutar de un ejercicio de cata amenizado con un show de magia, vinos y naipes se unen en un gran espectáculo. Durante sus catas, aprenderás sobre la elaboración de los vinos y las posibles consecuencias de cada uno de ellos en el aspecto, aroma, sabor y textura del producto final.

 

De esta manera promueve la cultura del vino a través del ilusionismo. Junta la cultura del vino en todas sus presentaciones a través de obras de teatro, programas de televisión y eventos asociados a este maravilloso mundo del vino, regalándonos grandes espectáculos de magia y vino. El Ilusionismo es un arte escénico, donde el mago- ilusionista, a través de distintos medios, crea la ilusión de que algo imposible está ocurriendo. Hace parecer real lo imposible, presentándolo como fenómenos que desafían la explicación racional.

 

Maximiliano Baiocchi

 

El show de Close-up o magia de “persona a persona” es la perfecta fusión del milenario arte de la magia antigua con el dinamismo de nuestros días. Distinguido, y con un toque de excentricidad. Divertido, pero enigmático. Surrealista y artista. Entretenido, pero con un aura de misterio. Dualidades que Maximiliano experimenta como prestidigitador y que todos sus invitados podremos disfrutar acompañados de una copa de vino.

 

Sommelier Especialista en Vinos
Josefina Fernández Cueto.

CULTURA

Núm. 300 – Noviembre 2024