Revista Personae

BOLIGAN

Cronista gráfico

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Sus trazos enfocados más a la crítica del sistema mismo que a personajes, le han merecido ser tres veces ganador del Premio Nacional de Periodismo, incluido el de este año, Ángel Boligán nos cuanta como llegó a ese estilo que hoy lo coloca entre los principales caricaturistas.

Originario de San Antonio de los Baños, a 20 kilómetros de La Habana, Cuba, pueblo también conocido como la Villa de humor al ser cuna de varias figuras de la caricatura cubana. Encontró su vocación, a los 13 o 14 años, al asistir a la inauguración del Museo Internacional del Humor (1979). Comenzó como joven aficionado y para 1983 ya estaban sus dibujos en la prensa nacional cubana.

 

Boligan, cronista gráfico
Fotografía: Berenice Fregoso, El Universal

 

Cuba no destaca por su libertad de prensa. Nuestro entrevistado narra:

“Nunca tuve un espacio de opinión política, pero sé que en Cuba la libertad de expresión no es abierta, no es tan libre. Como he comentado con otros colegas, el dueño de un medio, por ejemplo, aquí trabajo en El Universal, no va a permitir que se le critique. Por suerte aquí los directores de medios son empresarios, no son políticos por lo general, y en Cuba el dueño de todos los medios de comunicación es el gobierno; entonces, es prácticamente imposible hacer una crítica directa a algún dirigente o al partido del gobierno y en ese sentido sí es muy limitada y sí tenemos que hacer un humor muy con mucho tacto, con mucho cuidado, para evitar la censura para poder colar el gol, como le decimos acá en México”.

 

Boligan, cronista gráfico

 

Llegó a nuestro país “por azares de la vida”, invitado a exponer en el Museo de la Caricatura en 1992, venía por un mes y ya lleva 28 años:

“Había caído Europa del Este, la situación económica era muy complicada, los medios en que trabajábamos pasaron de ser semanario, a ser mensuario, otros desaparecieron, y cuando llegué a México para la exposición, por azares de la vida acompañé a un colega que iba al El Universal a entregar su dibujo y yo aproveché, fui con mi carpeta de dibujos, se los mostré a Paco Ignacio Taibo I (El Gato Culto), que era el editor cultural. Los vio, y me pidió algunos, dijo que si se los podía dejar y al otro día publicó mi primer dibujo. Me pidió que le seguirá enviando”.

 

Boligan, cronista gráfico

 

Muchos mexicanos, al abrir un diario, lo primero que buscan son las caricaturas, Boligán explica:

“La caricatura tiene muchas ventajas, primero, una imagen dice más que mil palabras, luego manejamos el humor, el arte, aunque no deja de ser un género periodístico, es un género artístico y ha habido grandes dibujantes, grandes artistas en México. Otra, somos una especie de vox populi que, con humor, con sarcasmo, con sátira política, reflejamos la realidad política y social del país, es como ver el resumen de un gran artículo en un solo cuadrito, en una imagen”.

Boligan, cronista gráfico

 

En sus cartones difícilmente veremos la cara de un político, su crítica va hacia problemas estructurales:

“Uno va evolucionando o va cambiando el estilo, la forma, va creando conceptos. El concepto o el estilo de cada dibujante no sólo es en la línea de cómo traza su dibujo, sino la forma de decir. Mucho tiempo usé la cara de los personajes, pero al llegar a México y entrar a El Universal estaban dos de los grandes caricaturistas de la historia mexicana, Helio Flores y Rogelio Naranjo (que falleció hace cuatro años) … Estar junto a ellos que hacen la caricatura, diaria combativa, donde dibujan los personajes, las caras, maravillosamente… De repente yo le decía a Naranjo ‘no se merecen que los dibuje, es una maravilla de arte lo que están haciendo con estos retratos’. En fin, con el tiempo, llegan las redes sociales, se pierden las fronteras, a la hora de subir una imagen, ya se puede ver en cualquier lugar del mundo. La globalización llevó a que los problemas se globalizaran igual, nos hemos dado cuenta que en cualquier país del mundo existe la corrupción, los fraudes, la censura y no es único de México o de algún país cercano. Al trabajar una figura y no ponerle el rostro, en México, se va a entender a quién me refiero porque casi siempre trato de estar en el contexto de una situación y al no ponerle un rostro le doy más vida, no le pongo fecha de caducidad, porque puede haber una situación con un personaje x que a los cuatro días pues ya pasó de tiempo; al no ponerle cara, trasciende la frontera, la puede entender cualquier ciudadano del mundo. De alguna manera estoy haciendo una crítica mexicana o de un problema mexicano, pero entendible en cualquier situación o en cualquier idioma, porque el primero no hay nada que leer, segundo el personaje no hay que reconocerlo y se puede acomodar a cualquier país del mundo como sucede constantemente. Lo vi con dibujos que ilustran artículos para los que no fueron hechos, pero se acomodan perfectamente porque el tema es el mismo, es un dibujo más universal, más entendible que trasciende fronteras e inclusive el idioma”.

 

Boligan, cronista gráfico

 

La caricatura también se ha convertido en un campo de batalla muy polarizado, sin embargo, nuestro entrevistado se mantiene al margen:

“Ese es un reto, es cierto que uno debe ser congruente y definirse en la vida, definirse para mí es con mis convicciones, con mis principios, con la justicia, con muchos valores, con eso estoy muy definido, lo tengo muy claro. Ahora, en cuestiones de ideología de partidos políticos o de líderes, ahí sí tengo mis dudas, lo hice en algún tiempo, fui combativo, defendía a un líder o algunos líderes, y llegó el momento en que uno ve algo que no le agrada, pero como hay un compromiso de por medio, entonces se evita hacer la crítica y eso no es saludable. Cuando uno trata de ser congruente, libre a la hora de expresarse, no debe haber un compromiso abierto. Si revisas mi trabajo, de los últimos 15-20 años, soy muy abierto, soy crítico de los hechos y no utilizo a la persona. Al que le sirve ese sayo que se lo ponga, son muy evidentes a veces los sayos para quien van y creo que me siento más libre. Soy una especie de agnóstico político. Si revisas mi trabajo, igual y dices, este hombre se inclina un poco más a la izquierda y sí, simpatizo mucho con la teoría de la izquierda, pero no creo que todo lo que haga la izquierda es correcto. Por lo tanto, prefiero mantenerme al margen desde mi posición de opinador. Al final, la crítica tiene que ser constructiva. Cuando un gobierno está haciendo algo que no es correcto y uno lo señala, no somos adversarios por eso, al contrario, somos lo que debe ser un periodista al señalar lo que nos parece mal con argumentos”.

 

Boligan, cronista gráfico

 

Si bien se naturalizó mexicano hace 20 años, antes de ello tuvo que enfrentarse a la incertidumbre del artículo 33 que prohíbe opinar a los extranjeros de política nacional:

“No conocía hasta qué límite podía llegar. Era un poco raro para mí, más no era una limitante, pues venía de Cuba donde igual no podía hacer una crítica al gobierno y nos las ingeniábamos. Creo que la forma o mi estilo gráfico de no usar palabras, usar mucho la metáfora, de sugerir y dejar abierta la interpretación mi dibujo tiene que ver con todo esto, con primero haberme formado en un país donde tenía que tener cuidado con lo que decía, para no tocar los personajes, después llegar a México y encontrarme el artículo 33, bueno no era muy diferente a lo que viví en Cuba y seguir trabajando o desarrollando ésta esta parte del cerebro que se dedica a traducir lo que uno quiere decir en líneas, en metáfora, en juegos de imágenes que transmiten algo, pero realmente no aparece el personaje”.

 

Boligan, cronista gráfico

 

“Tengo muchos temas recurrentes. Al haber vivido y formado en un sistema socialista y el haberme desarrollado en México en un sistema capitalista, neoliberal, me doy cuenta, que la culpa de todo lo que sucede no es solamente de los políticos, que hay una lucha por la manipulación, donde los empresarios…, el poder económico juega un papel muy importante. Casi, casi, el poder económico era quien decidía quién gobernaba el país y por supuesto intenta, constantemente, manipularnos a través de la publicidad comercial, terminamos haciendo cosas o comprando cosas que no necesitamos. No sólo del poder económico, la misma iglesia, el poder político, por supuesto, todo el mundo trata de engañar, de manipular, llevar agua a su molino y yo lo que trato es evidenciar, de exponer, de alertar. Mi sección, en El Universal, se llamó mucho tiempo Espejo de tinta. Se trató de retratarnos a nosotros mismos, siendo manipulados o haciendo esos absurdos”.

 

Boligan, cronista gráfico

 

Se describe: “Intento ser un cronista gráfico de la época que nos ha tocado vivir. Sólo sé que no sé nada, tengo muchas más preguntas que respuestas. Me considero una gente humilde que trato de ver la vida con la mayor inocencia posible porque, desde ese ángulo, encuentro más absurdos en lo que nos hemos convertido como sociedad. Al final yo tuve una formación gráfica, no soy un analista político, no conozco a fondo la política, simplemente opino como cualquier ciudadano. Mi formación es como artista gráfico y ahora, en función del periodismo, trato de ejercerlo con la mayor honestidad posible”.

“Cuba me dio un sabor, una formación, pero México, me ha dado un ritmo de trabajo que me ha llevado a desarrollarme”, concluye.

 

Boligan, cronista gráfico

 

POLÍTICA

Núm. 300 – Noviembre 2024