SERGIO GARVAL, ARTISTA COLOSAL
- ARTE
- abril 2021
- Karla Aparicio
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La ciudad de Guadalajara está de gala, y todo porque en esta primavera del 2021 quedó concluido el conjunto escultórico monumental “Las Tres Gracias” del artista plástico Sergio Garval.
Cuatro años y medio fue el tiempo que duró la travesía de la creación de este imponente conjunto escultórico que da la bienvenida a la capital tapatía. Tuvimos el honor de tener la primicia -cabe mencionar que aún no está abierto al público-, y caminar junto con el maestro Garval por la plazoleta creada especialmente para contemplar de cerca “Las Tres Gracias”, conformada por tres féminas que interpretan tres virtudes: La Abundancia, La Belleza y La Alegría, quienes despiden a los viajeros con un porte de elegancia etérea y sensualidad, posando sobre tres bestias equinas: La Locura, La Ceguera y La Muerte, figuras que parecieran estar suspendidas en el aire. Las piezas fueron elaboradas con la imperecedera y milenaria técnica del bronce a la cera perdida.
Esta obra es un motivo de celebración y orgullo, no solo para los tapatíos sino para todo México. El trabajo del maestro Garval es ejemplo de que cuando se quiere, las cosas se pueden hacer no solo bien, sino impecables, aunque suponga una inversión de tiempo y recursos mayor al calculado, porque estamos hablando de un patrimonio artístico de los mexicanos.
Un estilo Garvalesco
Después de este preámbulo, hablar de Sergio Garval es hablar de un gran referente en las artes plásticas de Jalisco, y cómo no serlo, si cuenta con una carrera prolífica y vasto reconocimiento a sus cincuenta y dos años, con igual número de exposiciones individuales en importantes museos. Hoy, además, se suma a su trayectoria esta gran creación artística, que, sin duda, lo consagra como uno de los grandes artistas de la Historia del Arte en México.
La obra de Garval lleva consigo una singular narrativa que ha ido forjando a lo largo de los años hasta tener un lenguaje propio muy claro, en el que la representatividad de sus personajes carga roles de lo absurdo y lo terrible. Su obra nos transmite la sensación de afrontar el abandono y el desgarramiento con imágenes muy “garvalescas” en un escenario caótico y devastado.
Contactamos al maestro Garval para conocer más acerca del proyecto “Las Tres Gracias” y él cordialmente aceptó. La cita fue en Av. Lázaro Cárdenas, cruce con Calle Fuelle, en la explanada donde están situadas las piezas, y tuvimos el honor no solo de contemplar la obra, sino de ser testigos del goce y la devoción con que Garval percibe la obra, la contemplaba por primera vez, sin grúas ni andamios, sin la tensión que lleva consigo un montaje de esa magnitud. Fue un gran regalo para nosotros el solo observarlo.
Y ahí entre contemplación y acogimiento fue donde comenzamos una enriquecedora y agradable charla con Sergio, quien inició agradeciendo a la Revista Personae y al equipo de trabajo por el gran interés en contactarlo.
Sergio, el ver el cómo conectabas con tu obra fue para nosotros un agasajo. Cuéntanos un poco tu sentir al caminar entre ellas por primera vez, en su espacio y listas para emprender su propio vuelo.
La última vez que yo me despedí de las obras fue por la noche, instalando la tercera Gracia. No había regresado hasta hoy para la entrevista y en ese sentido, fue otra experiencia, con la luz del día y con los jardines bien arreglados. Esta hora es muy buena en cuanto a la luz para la toma de fotos y para poder caminar como espectador con calma, sentir el espacio y las obras. Creo que tienen presencia y bella fuerza. Ahora que ya están las tres instaladas y juntas, se complementan tal como lo veía en mi idea. Me gusta el funcionamiento entre ellas y el espacio. Me gusta el peso, el tono. En su presencia monumental me recuerdan a esas importantes obras que encontramos en Roma, Florencia, Paris, Madrid… Quizá un poco también aquellas del Renacimiento. Las Tres Gracias están hechas para que puedan trascender a través del tiempo, para sentarnos y apreciarlas… Es un recorrido visual y sensorial. Disfruto la sensación de encontrarlas suspendidas, recortadas en el espacio y jugando en sus posibilidades estéticas y vivenciales con los diferentes cielos en el transcurso de las épocas que ofrece Guadalajara. Esta suspensión en el aire me parece provocadora. Estoy satisfecho con el resultado en sus elementos técnicos, mecánicos, artísticos, estéticos y conceptuales. Me parece una propuesta interesante.
Las Tres Gracias se remontan en estos cielos azules, en cielos rojizos con nubes, en crepúsculos: están en continuo movimiento. Nunca es la misma pieza, le vas encontrando virtudes, valores, aportaciones o sentires diferentes. Dependiendo del momento en el que estés interactuando con ellas y con sus diferentes espacios de apreciación o ángulos de contemplación, ofrece posibilidades de lecturas diversas y singulares. Cuando me encontraba caminando alrededor de ellas, me invitaban a explorar sus detalles, sus movimientos, sus gestos o expresiones, el aire que circula a través de ellas, sus texturas, sus matices, sus pátinas, su fuerza, su sensualidad, los colores, los volúmenes… Pensando en filosofía, una experiencia ontológica, la cual me parece que es la gran Virtud del arte.
Considero que en el arte se manifiesta un lenguaje único, diferente al lenguaje acostumbrado, el cual se encuentra muy acotado y predeterminado en cuanto a su capacidad de transmitir todas las formas en las que experimentamos nuestras realidades. Las obras de arte abren posibilidades de conexión singulares, donde lo ideal es explorar a través de una libertad no condicionada, en ocasiones ni siquiera tratar de explicar la posibilidad del ejercicio de interacción creativa entre obra y espectador, y sencillamente asumir una condición de “estar” con ella sin prejuicios.
El arte provoca la maravillosa posibilidad de salirnos de nuestros condicionamientos a través de la exploración de nuestras realidades. Martin Heidegger comentaba que las definiciones de la experiencia artística tenían, irónicamente, más acercamientos a figuras místicas o religiosas como “epifanía”, “estados de gracia”, “iluminación trascendental”, “éxtasis…”. Charles Sanders Peirce proponía la idea de la experiencia empírica y existencial con el objeto artístico. Comparto ese sentir.
Sergio, ¿cómo fue el acercamiento del Ayuntamiento de Guadalajara en cuanto a la selección de artistas para la creación escultórica de gran formato?
En el marco del proyecto denominado “Arte Público” para la ciudad de Guadalajara, el Ayuntamiento de la ciudad en la administración anterior, encabezada por el Ingeniero Enrique Alfaro, invitó a diez artistas a realizar diez obras escultóricas para Guadalajara, realizando yo un conjunto escultórico para la entrada de esta ciudad.
Hablemos un poco del cómo y de dónde nace la idea de “Las Tres Gracias”.
Surge en el intersticio de varias posibilidades intelectuales e intuitivas durante los ejercicios de exploración dialéctico-creativos que acostumbro a hacer en mi trabajo partiendo de los elementos y características disponibles que existen: espacio, tiempos, recursos, objetivos, posibilidades artísticas y conceptuales, trascendencia, proyección… En este caso, a partir de la construcción de la idea última alrededor de un conjunto escultórico en bronce conformado por tres elementos femeninos con el tema de Las Tres Gracias, interpretados a partir de una concepción simbólica libre y personal.
¿Cómo fue todo el proceso creativo y de ejecución de “Las Tres Gracias”?
Comienza con el ejercicio de reflexión del proyecto en conjunto y de sus diferentes partes, analizando en su estudio elementos conceptuales, técnicos, artísticos, mecánicos, espaciales, y temporales; temporales de ejecución en cuanto a sus diferentes partes y etapas; acercamientos, visualizaciones, por medio de bocetos, apuntes y maquetas. Luego continuamos con estudios y análisis de composición, anatomía, elementos generales y detalles que van construyendo las diferentes figuras mientras trabajamos paralelamente sobre la obra de tamaño final. En el espacio de creación se realizan los procesos de levantamiento y construcción de estructuras a tamaño original. Modelado en sus diferentes materiales: moldeados, vaciados en cera, revisión y detallados de estas. Fundición en bronce, armados de las obras en bronce y reforzamientos en acero; ensambles, revisión de terminados, pátinas, traslados e instalación. Armado en el sitio final para cada una de las obras. Un proceso que se fue tornando más complejo a través del tiempo de evolución, por la naturaleza de la construcción creativa de la obra.
¿Cuál fue uno de los mayores retos en cuanto a la ejecución?
Son obras pesadas, cada una de ellas pesa más de 10 toneladas. La idea ya estaba ahí y para los maestros de la fundición, los maestros técnicos, esto fue complicado, un gran reto. Sin embargo, dije: aquí no existen esas cosas de lo imposible, tenemos que hacerlo, no sé cómo, pero tenemos que encontrar la manera. Entonces ya ideamos estructuras. Me parece que se resolvió de una buena forma, con mucho control. Al final ahí están las piezas, creo que están muy bien puestas, sólidas, muy consolidadas en su espacio, y siento que existe la posibilidad de que estén ahí para que sigan estando siempre.
¿Qué representan y cuáles son los sentimientos que despiertan en Garval “Las Tres Gracias”?
Inician como parte de un concepto simbólico sobre el tema que representan. El proyecto se va ampliando, donde se recrea y posteriormente, en su libertad, adquiere lecturas propias sensibles, dialécticas, intelectuales, estéticas y poéticas. En lo personal me invitan a una travesía en sus posibilidades de objeto-manifestación de arte, a compartir una experiencia ontológica singular y gozosa que pueden ofrecerme las obras en calidad de espectador, la cual completa en su mirada y encuentro la creación de obra.
¿Qué pasó con el ser humano Sergio Garval? ¿Es el mismo previo a “Las Tres Gracias” que posterior?
Fue una transformación catártica personal, en la que viví un proceso existencial y creativo de cambio durante estos 4 años y medio. Me encontré en la necesidad de tomar decisiones y posturas determinantes en favor de las virtudes de la obra, asumiendo el costo y desgaste que implicaba no tener que escatimar esfuerzos, tiempos y recursos para acercarnos al espíritu de realizar una obra de trascendencia.
¿Qué mensaje nos dejas, Sergio, al consagrar tu obra, no solo a la sociedad tapatía, sino al mundo?
Estoy satisfecho con el resultado final de Las Tres Gracias. Un esfuerzo honesto durante todo el transcurso de su creación. Honrado por tener la oportunidad de aportar y compartir una obra que, considero, es muy digna para esta querida ciudad.
Después de esta locura y a la vez cordura, después de todos estos enfrentamientos, no solo contigo sino con el mundo, con toda esta metamorfosis experimentada para llegar a la honrosa culminación de “Las Tres Gracias”, ¿lo volverías a hacer?
¡Sí!
Nacer y morir varias veces
A pocos días de terminar la obra tuviste Covid-19. Tengo entendido que te pegó fuerte. Cuéntanos, ¿qué fue lo que pasó por tu mente?
¡Sí! Fue nacer y morir. Me pegó Covid justo antes de terminar las piezas. Curiosamente estaba yo preocupado por la posibilidad de no poder terminar, inclusive lo platiqué con mis asistentes y proyectamos la posibilidad de que, si no la podía terminar, pues ya estaba todo armado para que siguiera su cauce. La posibilidad siempre existe, pues te llega una enfermedad que no sabes cómo va a interactuar contigo, no sabes qué pasa. Pero afortunadamente aquí estamos, viviendo el resultado.
Sergio, muchas gracias por esta entrevista, por darnos esta primicia, es un privilegio para nosotros. Tu obra siempre nos lleva a encararnos con nosotros mismos, nos hace reflexionar y eso siempre se agradece, porque a fin de cuentas el arte es eso mismo.
¡Gracias Karla! Un gusto compartir por medio de la revista algunas de mis experiencias y sentires sobre esta obra escultórica.
“Las Tres Gracias” es una obra inmensurablemente hermosa, de tal envergadura que nos pone en alto y nos enorgullece como tapatíos. Es una obra al nivel de las grandes obras de los grandes maestros. Estamos seguros de que será un punto icónico y digno de visitar.
¡Estamos muy orgullosos de ti!