Revista Personae

ARMANDO MELÉNDEZ

Del abstracto al infinito

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“Hay que tener la voluntad de perderse”

Estamos de manteles largos, tenemos la fortuna de conocer de cerca a uno de los grandes de la plástica: el maestro Armando Meléndez. Son ya 40 años de trayectoria y  más de 70 exposiciones en algunas de las principales capitales culturales del mundo y su obra forma parte de la colección permanente de algunos museos.

Cuando hablamos de Armando Meléndez, no solo hablamos del artista del abstracto, hablamos también de un ser inquieto, intelectual, de un ser profundo que rompe esquemas, incansable y desapegado, hablamos de un exitoso businessman. Pudiéramos decir que es un eterno buscador. 

Una pieza de Melendez, lleva consigo toda una escuela, una historia. Es el resultado de su búsqueda exahustiva. Es toda la pasión y honestidad que lleva dentro, es color, es vida. Su profunda mirada devela las capas de una realidad que a la mayoría nos pasa inadvertida.

 

Armando Meléndez

 

La cita fue en su recinto creativo en donde ocurre la magia entre lienzos y color que se entretejen con la locura y la armonía para profundizar en el sentimiento puro.

–Muchísimas gracias Armando por recibirnos.

–Gracias Karlita, para mí es un gusto, ya sabes que estoy a tus órdenes.

Armando Meléndez nació en Torreón y radica en Guadalajara desde hace más de cuarenta años.A muy corta edad decide emprender vuelo y salir de Coahuila.

 

Cuéntanos, ¿por qué dejas tu tierra natal?

Salí corriendo de Torreón porque mi vida era muy complicada, éramos una familia de 8,  yo era muy inquieto–¡pobres de mis papás!–. A los 16 años me fui de intercambio a Nueva York, me quería ir a Londres, pero no se pudo porque había una hermana atorada en España en el tiempo en que Yáñez tuvo una problema político con España, mi padre no quiso que me fuera a Europa y acabé en Nueva York, gracias al Rotary Program. Uno no  escoge la ciudad, te da lo más cercano a lo que tú quieres y a mí me tocó Nueva York. ¡Fue maravilloso! Estuve un año, mismo que me cambió la vida. Me hubiera gustado quedarme a vivir, pero no pude, estaba muy chavo. No podía sustentar mis gastos yo solo.

 

Armando Meléndez

 

¿Y ya ibas con la idea de arte?

Yo traía la inquietud. Me acuerdo de una anécdota muy rara, porque yo vivía con una familia que se apellidaba Raynors y la señora era voluntaria de un super museo, el Metropolitan y me llevaba: ¡Impresionante! Ahí fue donde conocí la obra de Willem de Kooning, en verdad me impactó, ¡es mi héroe! Fue cuando dije: ¡yo voy a hacer esto! 

 

¿De dónde te viene la vena artística? 

Tengo un tío escultor muy famoso: Javier Meléndez en Monterrey, él trabaja para el grupo Vitro y mi mamá pintó toda su vida. 

 Armando Meléndez  

Después de ese año en Nueva York, ¿qué pasa con tu vida?

Regresé a México, a la Universidad en Guadalajara a estudiar un año de Medicina. A los 17 años me aceptaron, fui muy precoz y aplicado. Me refugiaba en los estudios, porque cuando tu ambiente es complicado, te amparas en algo: en la escritura, la pintura etc. Es como una especie de autismo conducido. Te refugias ahí.

 

¿Y por qué eliges en ese momento la carrera de medicina?

Por la razón que te platico. Mi mamá quedó embarazada de tanto chiquillo, que yo la quería salvar. Las relaciones familiares dicen «tú primero, y mamá antes que tú».

 

 

A Meléndez, le gustaba la carrera de medicina, pero su estructura no, así que opta dejarla.

“Me gustó la medicina. Sobre todo la anatomía, aunque solo la estudié un año, porque en la Universidad Autónoma, empezaron con los discursos de aquel entonces, muy neofascistas, horrorosos: me cortaron el pelo,  me quitaron mis pantalones marroquís y mi camisa de la India, o sea: “al molde como un Smith de la Matrix”. Interrumpo mi Universidad y regresé a Torreón”.

 

Armando Meléndez

 

ARQUITECTURA

“Mi padre, al principio, no quería que yo estudiara arte y con justa razón, creo yo tampoco dejaría a mi hijo ahorita que lo hiciera. Así que encuentro la forma de volverme a salir y me invento Arquitectura, que era lo más cercano al arte en Guadalajara. Es una carrera muy dura que me gustó mucho. Para solventar mis estudios trabajé en diversos despachos”. 

Exitoso Businessman

A la par que colabora con arquitectos, creó, junto con su socia, un restaurante francés que marcó época, fue una institución en el tema gastronómico, hoy en día, la gente lo sigue recordando. Esto fue para aprender el idioma francés y sobre todo costear sus gastos, acciones que se logran en demasía, porque fue un gran éxito que duró 14 años. Armando, ya casado, toma la decisión de vender, al ganar una beca de una maestría en The New York Academic, que era finalmente lo que él buscaba, pero ya contaba con la aprobación de su familia, debido a que ya era arquitecto. 

“Cuando no tienes tu red de contención, tampoco está tu familia, sabes que no hay nadie, tienes que armarte y salir  adelante tú solo, y más si no me gusta vivir mal. Finalmente la gran aventura de mi vida fue ese restaurante, yo no quería eso, no era lo mío. Lo mío era el arte. Y tuve la oportunidad de la maestría en NY”.

Continúa: “Ingresé a una escuela fundada por Andy Warhol, que es la New York Academy of Arts,  una academia muy rara para Nueva York, es como Romana, pero en medio de Manhattan, con un entrenamiento clásico, es rarísimo en Nueva York. El dibujo era una materia importante, yo traía algo de anatomía por haber estudiado medicina. Fue un entrenamiento duro, muy riguroso y tampoco me gustó, porque no soy fan del hiperrealismo, pero te da las bases del dibujo. Y después de esta etapa, me entregué de lleno a la pintura”.

 

 

Armando, encontré una frase tuya que me gustó mucho: “Hay que tener la voluntad de perderse”. 

“¡Hay que arriesgarse!, sino, no se puede. Hay que salir de tu zona de confort, para encontrar muchas veces lo que andas buscando, porque no siempre lo tienes claro.

Y a veces creas circunstancias para que te den claridad y otras para que te confundas, y así puedes dar con lo que buscas. Lo mío siempre ha sido así, muy experimental y la verdad es que, algo ha salido bien porque he sostenido esto”.

 

Propósito de vida…

“Vamos a entrar un poco al terreno espiritual medio. ¿Cuál es tu propósito de vida?. Si no traes un propósito, se convierte en chamba y esto no es chamba. Esto es corazón. Esto es pasión. Para mí era mi búsqueda principal,  y nosotros como padres, debemos inculcar a nuestros hijos, el por qué viniste a esto. Nuestros padres no lo sabían, no lo tenían. Los artistas llegamos a estos esquemas muy probablemente por accidente, pero que trae su costo también. Vas contra corriente, nadie necesita comprarse un cuadro”.

 

Armando Meléndez

 

Sí, el arte no es un artículo de primera necesidad. ¿Qué es la pintura para ti Armando?

La pintura es parte, como de tu holograma personal o de tu arquetipo que tú te buscaste para poder plasmar quién eres a nivel ontológico, a nivel de tu ser, al menos en mi caso.

 

¿Cómo se hace el artista?

El artista se hace con disciplina y determinación. Acuérdate que el estilo es una presión y la técnica es una jaula, entonces tienes que encontrar un lenguaje nuevo en el que tú te identifiques con lo que haces. Ya todo está experimentado, tenemos ya muchos años en el arte. Tomas inevitablemente de una y de otra. Siempre he sido muy abstracto, pero también tengo una etapa muy figurativa. Me encanta dibujar. Creo que el dibujo es parte esencial para ser abstracto. En esencia, toda pintura es abstracta.

 

Proyecto en puerta…

“Voy a participar en un desarrollo con todo el tema del arte en las Bahamas inglesas, en el Pacífico, es una escala muy alta de hotelería, se va a decorar los muros con mis obras y estarán a la venta y se irán reponiendo. Es el segundo proyecto que hago con ellos de esta índole y funciona muy bien”.

 

Armando Meléndez

 

Alto rendimiento…

“Necesitas tener más o menos resuelta la cuestión económica para poderte entregar con pasión, conciencia, y  ahora llego a una especie de estatus artístico donde ya más o menos se mueven mis piezas bien…, Pero las vi negras muchos años. Hoy en día podríamos decir que ya consolidé un poco más el espacio, el tiempo y espíritu”.

 

La soledad…

“La soledad tremenda tiene sus memorias, pero a mí me gusta mucho… Es que es esencial que estés solo, porque además es una locura cuando estás en un proceso creativo. Yo trabajo con los 5 elementos: arenas, tierras, agua, sol, viento; por eso necesito espacios abiertos, porque me gusta trabajar con la impronta que deja el esgrafiado. No sé por qué traigo este rollo como la doble dimensión, como la estructura de la escultura dentro de la pintura. Como capas y me gusta mucho lo que hace la tinta al correr por los surcos: es muy japonés. 

Me gusta la profundidad, así lo traduzco yo. He trabajado con taladros, perforaciones, porque en el arte tiene que dejar de repetirse, porque sino caes en una especie de “zombismo morfo”, donde no hay nada”.

 

Armando Meléndez

 

“Estoy muy agradecido con la vida. A pesar de que ha habido buenos y malos tiempos. porque estas cosas pasan en la vida, a veces vas en sentido contrario del arte. Afortunadamente mi obra se vende mucho más en Europa y Estados Unidos que en México”.

 

Armando, eres muy hábil de mente, te propongo un juego, ¿te late?

¡Ay Karla! me pones nervioso, pero ¡venga!… ¿de qué trata?

Te voy a dar una palabra, de bastante peso en tu vida y me dirás lo que se te venga a la mente de manera inmediata.

-¡Ya me vas a poner a pensar! ¡Arranquemos pues! 

Ok, comienzo:

– Van Gogh.

Sufrimiento taquillero.

– Picasso.

Héroe, alter ego.

– Konnin.

Inspiración, 18 años.

– Color.

Carga emotiva, gasolina emotiva para la creación.

– Familia.

Destino, disfunción.

– Futuro.

Incertidumbre, vulnerabilidad.

– Emergentes.

Es búsqueda, esfuerzo, inutilidad.

– Confinamiento.

Bendición, introspección. 

-Tecnología.

Milagro y peligro.

– Vida.

Muerte y posibilidad.

– Amor.

Amor es alegría, duelo y costo.

– Libro.

Conocimiento y libertad.

-Muerte.

 Recomienzo y el reseteo.

– Bebida.

Diversión y ambigüedad.

– Francia.

Mi sueño y mi infancia.

– Nueva York.

Maravilla, soledad.

– México.

Violencia, impunidad.

¡Listo!, ¡Magistrales tus respuestas! ¡Gracias Maestro!, hemos llegado a la despedida, es un verdadero deleite charlar contigo. Eres una fuente inagotable de vida y creatividad, créeme que esta historia da para una segunda parte.

“Hemos llegado mi querida Karlita. Me han hecho muchas entrevistas, pero nunca como la tuya, tienes preguntas muy inteligentes”.

 

Armando Meléndez

 

Entrevistar a un personaje de talla como la tuya, ¡requiere de mucho valor y preparación!. Es un honor para nosotros tenerte en Personae, gracias por esta entrevista, pero gracias sobre todo por tu honestidad.

“No hay una sin la otra. Mil gracias a ti Karlita, a Arturo y a Personae. ¡Gracias!”.

CULTURA

Núm. 300 – Noviembre 2024