Un auténtico rebelde del figurativo mágico
- ARTE
- junio 2020
- Karla Aparicio
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Benito Zamora, artista plástico sobresaliente, nos recibió en su casa, en Guadalajara, donde tiene su estudio, para platicar y conocerlo más de cerca, y fue así como descubrimos el porqué tiene un sello tan propio en su obra. Muy amena nuestra plática, hicimos un recorrido por su vida y el camino que lo llevó a ascender como una de las figuras referentes en el panorama de la plástica jalisciense.
Zamora nació en el año de 1951 y a muy temprana edad descubrió que a él le gustaba dibujar. Fue en la secundaria cuando tomó un taller de escultura y el arte empezó a ocupar un lugar importante en su vida. Benito amaba las letras, pero su espíritu de búsqueda, lo llevó a la plástica. Comenzó dibujando y, hasta el día de hoy, su obra contiene mucho dibujo. Sus grandes influencias tienen que ver con la historieta, sus fuentes de inspiración -por nombrar algunas-, fueron Edward Gorey y Roland Topor.
Su primera exposición fue de dibujo en blanco y negro, a la edad de 21 años y, hasta la fecha, sigue dibujando. Así fue como encontró un modo de vida, completamente autodidacta donde el dibujo lo conectó con la pintura y la escultura.
UNA GENERACION REBELDE, “BABY BOOMERS”, LOS LLAMAN
Benito tiene 69 años, viene de la generación de los 60, época de la primera revolución juvenil de la historia, época de rebelión y confrontación. Abandonó la preparatoria porque uno de los maestros les obligaba a cortarse el cabello antes de hacer examen, pero él no lo permitió. Su padre, quien trabajaba en el ferrocarril, murió cuando Benito tenía 14 años y su mamá, una mujer muy inteligente, muere cuando cumplió 20, así que él no tenía que darle cuentas a nadie.
“Yo fui un rebelde muy radical de la década de los 60’s. Éramos una generación de idealistas, nos llaman “los baby boomers”. En esa época se cuestiona la manera de vivir, y yo no quería dedícarme a algo que no me gustara”.
Benito, vive de su obra, y así lo ha hecho desde muy joven, nunca renunció a hacer lo que amaba, lo que le apasionaba, aunque no fue fácil, muchos de sus colegas tuvieron que renunciar y “colgar la toalla” a las artes, y dedicarse a otra cosa para poder salir adelante económicamente.
Enfatiza: -“Pocos (sobrevivimos), yo me considero entre los afortunados, porque logré vivir y hacer lo que pensaba. Muchos se entregaron al sistema y no los culpo, de algo hay que vivir y trabajar, mantener a la familia. Desde los 20 años vivo de mi trabajo creativo”.”
Benito hace lo que ama, siempre supo lo que quiso y de ahí no se movió, la constancia, el día a día, la entrega a su trabajo y el transcurrir de los años, hace que esto se note en cada pieza que plasma, porque cuando tienes un Benito Zamora al frente, te mueve, te hace eco, despierta, conmueve, te lleva a disfrutar con el alma.
CANUTERO, TRANSMITE EL CARACTER DE LA MANO
Su trabajo requiere mucha concentración, Benito es de los muy contados artistas que utiliza la plumilla o canutero con tinta china para dibujar. El canutero no permite error, es de primera intensión, cualquier descuido puede provocar un derrame de tinta y no hay solución, todo se daña y ya no sirve. El canutero transmite el carácter de la mano, dejando hacer en el mismo trazos anchos y delgados, a diferencia del estilógrafo.
Nos platica que hace muchos años, hace casi cincuenta, se dieron a la tarea, su primo y él, de recorrer todas las papelerías de la perla tapatía y comprar las plumillas que existieran, como en ese tiempo eran muy económicas, pudieron darse ese lujo, “compramos miles, ¡sí, miles! tantas, que hasta el día de hoy aún tengo para seguir trabajando, ¡soy poseedor de un gran-gran tesoro!”.
ESTILO BENITO ZAMORA, EL REALISMO MÁGICO
“Soy figurativo en la forma, pero no soy realista, y en el contenido soy realista fantástico o mágico, pero creo que, como estamos hablando de formas también, hay una frase ya muy hecha de un político que dijo: “La forma es fondo”. Si tu trabajo no aporta en la forma, tu trabajo no trasciende, tiene que ser uno original en lo que es, en la forma práctica de expresar ser único”.
“Soy de los diez artistas más viejitos de Guadalajara, no he abandonado nunca, sin embargo, he mantenido una economía de la obra gráfica, básicamente vivo de ella, es como la caja chica, es un mercado muy noble, el precio es más accesible y llega a más gente”.
ESCULTURA, JOYERIA Y OTROS MENESTERES…
Un colega le regaló a Benito cera y le dijo “ponte a hacer unos monos”. Recordando sus tiempos de la secundaria, lo adaptó a su propio lenguaje, y hoy ya lleva varios bronces.
Recuerda, “un tiempo hice joyería fina, me apoyé de un orfebre genial: Roberto Valencia, vale la pena decir su nombre, él sabía dibujar igual que yo. Me gustó tanto que hasta gané un premio en categoría diamante, un primer lugar. Estuve trabajando por un tiempo, hice piezas con oro, brillantes, esmeraldas, aprendí mucho. No apreciaba mucho las perlas y los diamantes, van a decir, que qué tonto, pero no estaban en mi mundo. Esta nueva experiencia de la joyería, me introdujo a trabajar con nuevos colores, me aportó nuevos tonos, que hoy sigo usando”.
Benito ha trabajado sin cesar todos los días por más de cuarenta años, ya lleva realizados como cincuenta grabados y muchas serigrafías, pero hay que ver las serigrafías, ¡qué trabajos tan sublimes y profundos! Trabajos con hasta 50 tintas, ¡hermosos!
EL BENITO MESURADO, CONSIENTE
“He sido muy mesurado con el dinero, no corro a comprarme un carro cuando vendo una pieza, no puedo ser así, porque prefiero gastar en pintar un cuadro, que gastar en cosas que ni siquiera necesita uno tanto. Estos tiempos de pandemia nos están demostrando que estamos llenos de necesidades que no hacen falta”.
En el estudio de Benito se percibe la paz y el caos, la luz y la creatividad, la belleza y la sencillez, el gato y el perro son parte de ese bienestar sublime.
“Hay que tener mucha autocrítica. Muchos pintores de mi generación están deprimidos porque están estancados y no salen adelante económicamente hablando; si no eres muy objetivo con lo que estás haciendo, esta crítica que nos hacemos los artistas unos a otros, creemos que somos lo mejor que hay, y en ocasiones no es verdad”.
En el arte no puedes ser regular, tienes que ser bueno, porque hay que aportar, hay que crear un estilo, un lenguaje propio, hay que romper las formas, para resistir y permanecer.
PANDEMIAS Y PESTES
Y ya casi para despedirnos, nos compartió su pensar en los cambios que se avecinan:
“El mundo va a cambiar, viene un cambio de visión de las cosas. Como decía Marshall McLuhan: ‘el mensaje es el medio’.
El mundo va a adoptar lo digital, a hacer muchas cosas por internet, vienen muchos cambios. Muchos lugares ya no dejarán de vender en línea, estos tiempos nos obligaron a improvisar, la gente empezó a realizar otras actividades para poder seguir adelante”.
“En época de pandemia, no es pesado estar encerrado cuando tienes este tipo de trabajo, un trabajo que amo, que me apasiona”.
Gracias Benito Zamora por transmitirnos el porqué amas lo que haces, gracias por sensibilizarnos ante lo bello, gracias por enseñarnos, gracias por despertar nuestras resonancias interiores.¡GRACIAS!