La reforma al Artículo 132 del Código Fiscal de la Ciudad de México trajo preocupación a los propietarios de inmuebles habitacionales de la capital del país, afirmó en entrevista para PERSONAE el Notario Público 116, Ignacio Morales Lechuga, quien con 53 años de ejercicio notarial observa muchas irregularidades en la encuesta mediante la cual se pretende conocer el uso privado de los bienes personales, por lo cual el ex rector de la Escuela Libre de Derecho subraya que hay nuevos y fundados temores sobre sus ocultas intenciones, incluso por la afinidad del gobierno actual con los de Cuba y China, especialmente, países que mantienen un control político y social absoluto sobre la propiedad privada.

 

 

¿La encuesta del gobierno capitalino resulta una amenaza contra los propietarios de inmuebles?

¡Sí! Sí es una amenaza que no ayuda en nada como está diseñado el cuestionario. ¿Por qué necesita este gobierno una encuesta de capacidad inmobiliaria si cuenta con la información de la SEDUVI, del Registro Público de la Propiedad y del propio Catastro? Hay insistencia en saber si el predio está ocupado, desocupado, es prestado o arrendado. Cualquier registro estadístico tiene una finalidad expresa y el propósito de éste no ha sido revelado hasta ahora. Sin embargo, al propietario sí le afecta porque se trata de datos reservados, privados, que no tiene por qué conocerlos el gobierno.  Aunque la obligación de otorgar información privada está dirigida a un pequeño grupo de menos del 3% del total de las cuentas catastrales, se asume que pertenecen a un segmento de ciudadanos hacia los cuales éste y el anterior gobierno manifiestan pública antipatía.

 

¿Esta fue una promesa de gobierno?

No. La promesa de campaña es construir y proporcionar vivienda al que lo necesite, pero no a costa de los que tienen. El gobierno debe tener el talento para construir y entregar; y si fue una promesa, que la cumpla o no la cumpla sacrificando y dañando a quienes tenemos vivienda.

 

¿La propuesta de reforma será un freno, no solo para los constructores, sino también para los ciudadanos que decidan construir un cuarto más dentro de su propiedad?

Sí, porque ahora todo tiene que concentrarse en el gobierno central de la Ciudad de México, y se han restado facultades a las alcaldías para recibir manifestaciones de construcción.

 

Si los dueños de inmuebles se sienten en riesgo, ¿pueden iniciar con la cancelación o renovación de contratos, y entonces los inquilinos sufrirán graves consecuencias?

También eso puede ocurrir, en especial por aquello de que tanto quería el diablo a su hijo que hasta le sacó los ojos. Muchas de las medidas que se piensan son para beneficiar a quienes no tienen vivienda, pero crean un ambiente de desconfianza alrededor de la propiedad y del arrendamiento.

 

Los motivos reales del mencionado registro de inmuebles no están a la vista. ¿En verdad existen mecanismos que permitirán conocer la totalidad de la capacidad inmobiliaria de la Ciudad de México?

La tienen y la deben de tener por fuera porque tienen satélites y drones para revisar todas las construcciones de la Ciudad de México. Sobre todo, cuántas habitaciones se ocupan de cada casa y si se construyen más en la vivienda. La otra acción sería como tipo Venezuela, es decir tomar la vivienda ya ocupada, a través de cualquier procedimiento, lo que resulta hasta peligroso.

 

¿Esta medida es peor que aquella denominada Asamblea de los Barrios, que encabezaba Marco Rascón, apodado “Superbarrio Gómez”, la cual se apropiaba de inmuebles dejando a los dueños en indefensión?

Era una organización quesque para defender a la vivienda, la cual acababa provocando invasiones a los predios. Hoy es muy difícil recuperar una propiedad invadida, porque está el artículo 60 de la ley constitucional de los derechos humanos y está en proceso una reforma a ese mismo articulo para que difícilmente se pueda desalojar a un invasor, aun teniendo todas las leyes y Constitución del lado del propietario, sobre todo cuando el invasor pertenece a un grupo indígena o de la tercera edad, en cuyo caso no se puede ejecutar la sentencia. Igual de sospechoso y más peligroso aún es que el trámite no requiera ningún documento probatorio de la propiedad o posesión del inmueble. Cualquier invasor, arrendatario o comodatario podrá declararse propietario, abriendo la puerta a diversas formas de fraude.

 

¿La propuesta de contestar los numerales 1 y 2 del formato y dejar en blanco el número 3 no parece la mejor solución, pues daría pie a «el que calla, otorga»?

Ante la confusión, lo conveniente será responder los puntos 1 y 2 del formato (nombre de la persona, cuenta predial y CURP) y señalar en el 6 sobre la negativa a llenarlo por derecho a la privacidad, que es una garantía constitucional. Capturar información sobre inmuebles habitacionales ocupados, desocupados u ocupados parcialmente, algo que nada tiene que ver con el Catastro parece anticipar la intención de seguir buscando rutas expropiatorias y de ocupación de bienes inmuebles como las seguidas en Alemania del Este o en Cuba con la llamada reforma urbana, dos experimentos marcados por el fracaso, el deterioro urbano y la corrupción.                                                                                                      

 

Ante esta violación a los derechos humanos fundamentales vale preguntar: ¿dónde están las comisiones nacional y locales de esos derechos?

Creo que salieron de vacaciones…

 

¿La CNDH está en favor de la 4T?

Sí, totalmente. Se volvió un apéndice, no crea ninguna expectativa positiva.

 

¿Será posible interponer amparos para proteger las prerrogativas fundamentales?

Hoy no hace falta.

 

¿Aún es tiempo de que la autoridad muestre que sus actuaciones son de gobierno y no de arbitrariedad?

Yo creo que el gobierno tiene un problema central: que el líder y la presidenta parecieran ser distintos, por lo que ésta necesita reafirmar la confianza que el pueblo depositó en ella y asumir su liderazgo. La humillación a la investidura y falta de liderazgo fue muy clara el domingo en el zócalo. Lo que le hicieron a Claudia Sheinbaum fue una grosería imperdonable, un reto, una insolencia.