EL CODEX SASSON
Clásico de clásicos; “Los genios”:
Gabriel García Márquez y
Mario Vargas Llosa, muere
Martin Amis
- EXLIBRIS
- junio 2023
- Bernardo González
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En ocasiones, el destino conjuga hechos que permiten jerarquizar la vida de personas y de creaciones de los propios seres humanos que no permiten discusión. Desde la supervivencia de un texto bíblico, el Códex Sassoon —la Biblia hebrea más antigua de la que se tenga constancia, recién subastada en Nueva York por Sotheby´s en US$38,1 millones—, signo de la verdadera importancia de un manuscrito que data del siglo IX o principios del siglo X de nuestra era. Por los mismos días, aparece un libro —Los genios— que no es un “texto histórico ni una investigación periodística. Es una novela, una obra de ficción, que entremezcla unos hechos reales, históricos, con unos hechos ficticios…”, lo que induce a reflexionar sobre la permanencia histórica de los personajes inmiscuidos en esa novela. ¿Acaso dentro de mil años alguien recordará a los dos Premios Nobel de Literatura: el colombiano García Márquez y al peruano Vargas Llosa? Y, last but not least (al último pero no menos importante), muere el escritor británico Martin Amis, hijo del bien recordado autor Kingsley Amis, de cuyos libros hemos disertado en más de una ocasión.
Así las cosas, ejemplar más antiguo del manuscrito, en forma de libro, que se conserva del Códex Sassoon (nombre del coleccionista judío David Solomon Sassoon que lo adquirió en 1929) contiene los 24 libros de la Biblia hebrea, y se calcula que fue escrito aproximadamente hace 1,100 años. El comprador fue el Museo del Pueblo Judío de Tel Aviv, Israel. El intermediario fue el exembajador estadounidense Alfred H. Moses, que comentó: “La Biblia hebrea es la más influyente de la historia y constituye la base de la civilización occidental. Ahora este ejemplar se encuentra en un lugar de acceso libre para todo el mundo, en exposición permanente”. De tal suerte, el Códex se convierte en el manuscrito más valioso vendido jamás en una subasta.
LOS GENIOS
Respecto a Los genios, la novela del escritor peruano Jaime Bayle —además de autor, es comentarista y presentador de programas de televisión en Miami, Florida, EUA—, hay que decir que en este libro gira alrededor de uno de los capítulos más polémicos y absurdos de la novelística del Nuevo Mundo —que se dio por llamar el boom latinoamericano—, el día que el iracundo autor de La guerra del fin del mundo, descontó “a la mexicana” —sin dar tiempo al colombiano de “montar en su caballo”—, cuando el genio de Cien años de soledad se le acercó casi cantando un vallenato para abrazar al “hermanazo”, pues hasta ese momento lo quería como “su mejor amigo”, no en balde Vargas Llosa había escrito un libro titulado Historia de un deicidio, en el que decía que el originario de Aracataca “era un Dios”.
Los genios, publicada por la famosa editorial Galaxia Gutenberg —algo que concita muchas suspicacias, porque, aunque se advierte que el volumen es una novela, ni duda cabe que las 238 páginas del libro versan sobre la oculta rivalidad literaria (y hasta personal) de los famosos Premios Nobel de Literatura, en 1982, el colombiano, y en 2010, el peruano. El libro de Bayly —“una obra de ficción”, aclara desde el primer párrafo—, cuenta a través de mucha información y la transcripción de la vida cotidiana de infinidad de personajes que vivieron, presencialmente, aquellos momentos, el pasado y los años posteriores al “rompimiento de madre” entre el atildado autor de La ciudad y los perros y el tropical creador de El coronel no tiene quien le escriba. Para aquellos momentos, los dos novelistas ya eran las grandes figuras del boom latinoamericano. Aunque, como decía Carmen Balcells, la famosa agente literaria de los dos Nobel: “Vargas Llosa es el primero de la clase, pero Gabo es el genio”.
Bayly escribe: “A García Márquez le estaba costando un trabajo brutal escribir un párrafo, dos párrafos cada mañana. Debía igualar o superar su último título y eso le abrumaba. Cuando se sentaba a escribir El otoño del patriarca, pensaba principalmente en el dictador venezolano Juan Vicente Gómez, pero también en Pérez Jiménez, en Somoza, en Rojas Pinilla: la imagen que más poderosamente lo subyugaba era la de un dictador viejo, decrépito, solo, solísimo, que tenía en el jardín unas jaulas con animales salvajes y otras con sus enemigos políticos, y a todos les daba de comer cada mañana, arrojándoles frutas, carne cruda, pedazos de queso y pan. Mientras tanto, cada mañana, a media cuadra, Vargas Llosa, muy serio, muy concentrado, avanzaba en una novela humorística ambientada en la selva peruana, con la ilusión de hacer reír a García Márquez y a Mercedes, una manera de rendirle honores, de decirle que lo consideraba el más grande de sus maestros, aún más que Flaubert o Dumas, su más fantástica y divina inspiración, un Dios con bigotes y mono azul que fumaba marihuana colombiana y cantaba vallenatos a punto de lagrimear…Nada hacía presagiar que empezarían a distanciarse un año después de la llegada de los Vargas Llosa a Barcelona. Se pelearon por razones políticas, por culpa de la dictadura cubana. Fidel Castro ordenó el secuestro en La Habana de un poeta, Heberto Padilla. De paso por París, Vargas Llosa escribió una carta dirigida a Fidel Castro…(para pedir la libertad del bardo)…pero faltaba la firma de García Márquez. Sin ella, la carta estaba coja, incompleta: Gabriel era el gran genio y mago mayor de los escritores latinoamericanos”. Y ahí la puerta torció el rabo. “Desde entonces, Vargas Llosa se distanció de García Márquez y Cortázar. Siguieron siendo amigos, viéndose a menudo en el apartamento de la calle Caponata, pero preferían no hablar de política, pues Gabriel defendía a Fidel y creía que Mario era cándido, ingenuo, incapaz de matices, binario, maniqueo. Un mes después de la famosa carta, Fidel Castro liberó a Padilla, sólo para que éste, en una confesión patética montara en escena un acto de contrición, diciendo que era *un vulgar contrarrevolucionario*, que *he sido injusto e ingrato con Fidel…” lo que sigue en el libro pertenece al Hola, no a Personae.
Conclusión: al saludo de Gabo, Vargas Llosa le contestó con un derechazo y las siguientes palabras: “Esto es por lo que le hiciste a Patricia· (refiriéndose a su esposa).
Hasta el momento, todo son conjeturas. ¿Qué hizo Gabriel a Patricia? Nadie sabe, nadie supo. El de Aracataca nunca lo podrá aclarar. Murió en la Ciudad de México el 17 de abril de 2014. Mario nunca lo dirá. ¡Quién sabe! Demasiada alharaca por un descontón. Puede ser que sí. Puede que no.
Muere Martin Amis. Martin Amis, novelista británico nacido en Swansea, Gales, 1949, falleció el viernes 19 del mes en curso en su casa de Florida, víctima de cáncer de esófago, según confirmó su esposa la también escritora, Isabel Fonseca, hija del escultor uruguayo Gonzalo Fonseca. Conocido como un enfant terrible, Martin estudió en Oxford y debutó como novelista a los 23 años de edad con El libro de Rachel, que obtuvo el Premio William Somerset Maugham. Al comparar la realidad con la ficción, Amis consideró que “las novelas son hermosas y significan algo, forman un camino simétrico que se puede controlar. Algo así como si fueras un dios”. Con el humor ácido que lo caracterizaba, decía que en la era moderna los escritores llegan a viejos. Anteriormente “tu cuerpo moría mucho antes de que tu talento muriera; ahora mueres dos veces: mueres como todos los demás, pero antes de eso tu talento muere, sin excepciones”. VALE.