Revista Personae

LAURA MÉNDEZ

Vanguardista

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Combinar las pinceladas y la escultura con la enseñanza le llena el espíritu. Ama dar clases y dar talleres. La Maestra Laura Méndez destaca: “Para ser maestro necesitas ser una persona totalmente abierta y compartir tus conocimientos sin reservas, no a todos los artistas les gusta ser maestros ya que para ello se necesita tener vocación y tener sobre todo mucho conocimiento y experiencia con distintas técnicas porque esto enriquece el aprendizaje de los alumnos que muchos ya son artistas plásticos. En lo personal trato de pintar todos los días o estudiar y experimentar, porque es parte de mi vida el día que no lo hago, siento que me falta algo”.

 

Es vanguardista, es inquieta, es disciplinada, es desafiante -donde el ‘no puedo’, simplemente no existe-. La Maestra Laura Méndez, quien ha investigado y estudiado técnicas antiguas como es el encausto, cera fría, batik, pintura en seda también técnicas nuevas como las tintas al alcohol, resinas epóxicas lo que la ha llevado a viajar y tomar cursos en el extranjero para perfeccionar las técnicas y así impartirlas en sus talleres.

 

 Laura Méndez

 

Su primer contacto con el arte y en concreto con la pintura se remonta a cuando ella tenía 4 o 5 años de edad, en la sala de su casa: “Recuerdo a mi mamá que me ponía en una tinita en la sala y me recostaba en ella, y así observaba un mural -que abarcaba toda la sala-, los personajes eran Adán y Eva, con el árbol, la manzana y la serpiente me daba mucho miedo… Y yo me ponía a pensar del por qué estaban sin ropa o por qué había una plantita cubriéndole algunas partes del cuerpo… luego me quedaba dormida y soñaba con los colores”.

 

La vida le llevó a los 19 años a dar clases de inglés en un jardín de niños donde realizaba -para los niños- murales en papel pellón, con recortes y crayones, y fue en este tiempo cuando descubrió su vocación por la enseñanza e inconscientemente crecía en su interior esta necesidad de expresarse a través de los lienzos, los colores, los pinceles y hasta con las mismas manos, que más adelante adquiriría técnicas diversas relacionadas con el arte.

 

Pasaron los años y en cierta ocasión que llevó a su hijo a su práctica de futbol, vio que detrás del lugar de entrenamiento daban clases de pintura y otros aspectos artísticos y así comenzó esta gran historia profesional con muchas pinceladas, mucho color y disciplina.

 

Así llegó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas y al terminar contactó a diversos maestros de realismo y empezó a tomar clases particulares, y confiesa, “La figura humana fue y es lo que más me interesó”.

 

Laura Méndez

 

“Me empecé a involucrar mucho. Aprendía todo lo que tenía que aprender del tema o del maestro en turno y me iba con otro maestro y después con otro. Duraba buen tiempo con cada uno, porque a un maestro le tienes muchas cosas que aprender. Tomé diversos seminarios, talleres, y fui creciendo y creciendo, además de que estudiaba mucho. El internet me dio la posibilidad de encontrar técnicas que aún no llegaban a México y eso se conjuntó con el hecho de tener a mis hermanas viviendo en Estados Unidos –una en Chicago y la otra muy cerca de Canadá–, lo que me permitía pasar temporadas y tomar clases allá. Por ejemplo, las tintas al alcohol, el encausto, cera fría, resinas epóxicas etc., que han sido un boom en mis talleres, y que trabajo desde hace más de 10 años”.

 

“Después de estudiarlas y perfeccionarlas, comencé a dar cursos de todo esto y a mi taller venían maestros artistas de distintos estados de la República. Me di a conocer en ese sentido porque era la que traía nuevas técnicas. Fue padrísimo porque tuve una época de muchísimo trabajo, de muchísima gente, entonces cree talleres a los que yo denominaba maratones de arte en los que en un fin de semana impartía talleres intensivos”.

 

Laura Méndez

 

¿Cuántas técnicas manejas?

Actualmente más de 15 técnicas distintas.

 

Aunque percibo que todas las técnicas las gozas, debo preguntar, ¿con cuál te identificas más?

La verdad es que con todas. No te puedo decir cuál o cuál no, porque cuando las estoy aplicando, estoy disfrutando lo que estoy haciendo y me clavo muchísimo. En el caso del óleo, el cual lo trabajé durante muchísimo tiempo, lo tuve que dejar por problemas respiratorios que me afectaron tanto las sustancias tóxicas, como el aguarrás y pigmentos del óleo ya que trabajaba sin ventilación y aparte tenía el mal hábito de limpiar los pinceles con un trapo y al hacer esto los tóxicos entran por los poros de la piel, esto hizo a que tenía que conectarme a un respirador ya que tenía los pulmones inflamados y por una año estuve con tratamientos que incluían desinflamatorios como la cortisona.   

 

Comentaste que iniciaste con óleo, ¿qué ocurre cuando aparece el acrílico en tu vida?

Yo estaba acostumbrada al óleo que tardaba muchísimo en secar, puedes difuminar, integrar y suavizar los colores con mucha facilidad, y con el acrílico tienes que trabajar rápido ya que el secado es casi inmediato. Es otra forma de trabajar, te enseñas a trabajar de una forma más rápida, más espontánea, más libre… ¡A mí me liberó!

 

¿Qué pasa con el óleo? Te permite trabajar y ser muy detallista, hacer las cosas despacio, y el acrílico no, el acrílico es todo lo contrario.  te enseñas a ser mucho más hábil para pintar y lograr de la misma manera que como con el óleo difuminados y veladuras teniendo cuidado de no ensuciar los colores logrados, aprendes a pintar con brocha seca y lograr esfumados sin mezclar los colores, (risas). Te comparto una anécdota, a veces mezclo colores y lo hago de manera instantánea que mis alumnas –cuando estoy dando clase–, me preguntan ‘¿qué color le pusiste?’. Es algo que no lo pienso, es automático les digo, ese tiene Azul Prusia, tiene un poquito de verde, tiene un poquito de sombra tostada…”.

 

Laura Méndez

 

Y esto nos lleva a sus trabajos de restauración: “De manera natural puedo combinar e igualar los colores a la perfección y eso me ha ayudado, además de aplicarlo a mi obra, también a restaurar… Me han dado muchísimos cuadros a restaurar, entonces tienes que encontrar los colores perfectos del tiempo en que lo realizaron, vamos, he tenido cuadros muy antiguos, por lo que debo ver los materiales que puedan acoplarse al momento actual, incluso reparar lienzos muy dañados además de sustituir materiales, y eso te lo da los treinta y tantos años que tengo en esto”.

 

Continúa: “Hablando de técnicas, hay una que le llama mucho la atención a mis alumnos que es el encausto, el trabajar con cera, el hecho de que puedas trabajar con lumbre, con un soplete que lo usas para dirigir la cera, nivelando la cantidad de flama para controlar la obra. ¡Es una técnica muy, muy padre! El encausto se utilizaba para tapar las fisuras de los barcos de madera, porque al mezclarlos con resina queda como piedra. La forma de sacarle brillo al encausto es padrísima, porque no es barnizarlos por encima, es pulirlo con a mano con una franela, y sacas unos brillos de la cera de abeja ¡preciosos! Aparte, estás trabajando con cosas naturales que nos dan las abejas”.

 

“Las tintas también me gustan mucho porque te dan soltura, son muy brillantes. Las manejas con alcohol y tinta, a su vez con varias herramientas para lograr distintos efectos como popotes, aire comprimido, pistola de aire, etc. pero lo bonito de la técnica es que logras unos abstractos increíbles con un colorido muy vivo… Muchas de las técnicas las he dado en distintas partes de la republica donde tengo que viajar con todos mis materiales dependiendo de la técnica que vaya a impartir. Esta experiencia me ha permitido conocer mucha gente y artistas que han enriquecido su arte utilizando alguna de mis técnicas. Donde más he dado talleres ha sido en Querétaro, Puebla y Toluca. Como maestra siempre aprendes de tus alumnos y de otros artistas”.

 

Laura Méndez

 

Esto le lleva a compartir lo que hace dentro de sus talleres, y siempre es iniciar por el dibujo. -“Aunque hayas cambiado del figurativo al abstracto, nunca lo debes de dejar-“. Por ello en sus pinturas podremos encontrar tanto figurativo como abstracto. “Para mí una pintura abstracta debe estar bien trabajada, a base de capas, buena composición y armonía… Soy muy crítica del arte. Me gusta él arte moderno, a lo mejor un simple brochazo espontáneo puede ser algo interesante porque es parte de ti cuando ya sabes pintar, cuando ya manejas todas las técnicas y ya experimentaste mucho, entonces hasta un rayón tuyo puede ser maravilloso”.

 

Enfatiza que se debe comenzar a pintar con el figurativo y después pasar al abstracto y no al revés, porque de esta manera se adiestra la mente y la mano, se está consciente del proceso, y esta parte de la conversación nos llevó a sus inicios con el figurativo y su meta por llegar al hiperrealismo, con el que se podía identificar ante la perfección que demanda, pero descubrió cuán importante le era ver las pinceladas en su obra, así que su camino fue ir tras lo nuevo, por lo novedoso, a descubrir las nuevas propuestas desde otras partes del mundo… “Ya dominada cada técnica, comenzar a enriquecerlas mezclando técnicas y no solo aplicadas al lienzo si no también en muebles y arte objeto”.

 

Antes de despedirnos, hablamos sobre su parte altruista, y así llegamos a la Fundación Amarte de la que es socia y para la cual realiza exposiciones y apoya a más artistas. “Hacemos dos o tres exposiciones al año”, señaló.

 

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Núm. 293 – Abril 2024