Revista Personae

IGNACIO MORALES LECHUGA

Cinco décadas como Notario

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Satisfecho y agradecido con la vida, recuerda su llegada a la capital del país con una maleta llena de ilusiones, sueños y expectativas.

 

“Sólo Veracruz es bello –eso se dice desde hace cien años— y Poza Rica también, es mi ciudad natal. Salí de mi pueblo con una maleta llena de ilusiones, sueños y expectativas en mi corazón, la bendición de mis padres y un dinero insuficiente para estudiar la carrera de Derecho. Llegué a la gran Ciudad de México. Mis ojos no podían creer lo que veían, me dije: Nacho, estás listo para conquistar la gran ciudad y ser parte de la historia de mi suave patria”.

 

Ignacio Morales Lechuga

 

Así recuerda, en entrevista para PERSONAE, el abogado, político y diplomático Ignacio Morales Lechuga su llegada a la capital del país para cumplir su aspiración de convertirse en abogado, para lo cual se matriculó en la Escuela Libre de Derecho, de la que es egresado, docente y de la cual fue rector de 2004 a 2008, así también se desempeñó como embajador de México en Francia, y por su trabajo y trayectoria en los ámbitos jurídico y judicial, ha sido considerado el mejor Procurador General de la República, cargo que desempeñó del 22 de mayo de 1991 al 4 de enero de 1993, durante la administración del Presidente Carlos Salinas de Gortari.

 

“Empecé viviendo en un departamento, al lado del Palacio Chino, en la calle de Iturbide. Ahí rentaba un departamento junto con unos primos y amigos –no sé cómo cabíamos tantos—y comía una vez al día, en una fonda ubicada en la calle de Pescaditos y Luis Moya. En ese entonces la comida corrida costaba tres pesos”.

 

“Mi primer trabajo –recuerda con nostalgia— fue con Graciano Contreras, quien se desempeñaba como Notario 54 Ciudad de México. Era ‘Don Chano´ para los cuates. Cuando entré a trabajar a su notaria empecé a comer tres veces al día. Sé lo que es tener hambre y sed, las he sentido y padecido. Gracias a Dios encontré gente buena en mi camino, como don Fausto Rico Álvarez, a quien considero mi segundo padre, ya que me enseñó lecciones de vida: a ser feliz, generoso y agradecido, valores y principios, fue mi profesor de Derecho Civil, y durante todo mi tiempo como estudiante estuve bajo su tutela”.

 

Morales Lechuga, titular de la Notaría 116 de la Ciudad de México –a la que llegó mediante Examen de Oposición en el que resultó ganador y obtuvo el ejercicio de dicha patente en junio de 1974— recuerda con emoción y agradecimiento a su maestro Fausto Rico Álvarez, quien solicitó a Don Graciano Contreras le permitiera trabajar con él en la Notaría 6, con lo cual inició su vida laboral en el notariado. “Entré a trabajar a los 19 años, fui su empleado, a los 23 me titulé de abogado y a los 27 presenté mis exámenes de Aspirante y de Oposición”.

 

Tras aprobar los exámenes para convertirse en notario, Don Graciano Contreras –mi segundo padre— me dijo que yo sería su socio, lo que me preocupó porque no contaba con los recursos para hacer una inversión, ante lo cual él me calmó al señalar que no necesitaba yo ningún dinero. “Vamos a ser socios desiguales y a partir del 1 de enero seremos socios, y así fuimos socios durante seis años”.

 

Ignacio Morales Lechuga cumplirá el próximo mes julio 49 años de notario. ¿Qué significa eso para usted?

Ha sido toda una experiencia de vida. Por ello, estoy agradecido con Dios, con mi esposa y mis maestros. Me encontré con gente buena en la vida. Ha sido mi caso y corrí con buena suerte.

 

Usted fue procurador general de la Republica durante el sexenio Carlos Salinas de Gortari. Él fue su jefe. ¿Cómo lo describe?

Es un hombre brillante. Como presidente fue muy capaz, siempre atento a las reuniones de la Administración Pública. Hizo una buena cantidad de reformas, muy paradigmáticas todas, y en el caso de Seguridad y Justicia puso especial atención. El tema del narcotráfico le preocupaba profundamente, la migración, problemas étnicos, religiosos, las negociaciones del Tratado de Libre Comercio, que duraron cuatro años. Tiempo después se convirtieron en los temas centrales del siglo XXI. La estructura económica que él planteó han sido paracaídas extraordinarios para México. Si no hemos caído en algunas ocasiones es gracias a esas reformas de Salinas de Gortari.

No fue un gobierno neoliberal como lo pueden decir ahora. El liberalismo social en aquella época en la cual el Estado se empequeñeció y la sociedad creció, al tiempo que las libertades seguían por el mismo rumbo. Un país se engrandece no por su Estado, no por su gobierno: hacer crecer a la sociedad es hacer crecer al país y de ahí partía, a mi juicio, toda la estrategia de ese sexenio. Lamentablemente la caída del peso, motivada por desconfianza, el levantamiento EZLN y el tema de Colosio opacaron el buen trabajo del presidente Salinas.  

 

¿Qué procurador no ha cedido a los deseos del presidente en turno?

Entre otros, yo. Un caso paradigmático de lo que le comento es el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, donde anteponiendo lo establecido por la ley y el interés de la sociedad, cité a declarar sobre este asunto al mismísimo presidente de la República. Se molestó muchísimo, pero cumplí con mi deber.

 

¿Hay crimen perfecto?

¡No! Lo que hay son investigaciones imperfectas.

 

¿Podría hacer un balance de la función de justicia penal en México”

Creo que se han hecho muchos cambios en el proceso oral penal. La delincuencia ha avanzado a un ritmo mucho mayor a la capacidad de respuesta del Estado. Eso me queda claro. Internacionalmente se dice que el narcotráfico opera en una tercera parte del territorio nacional, y en Estados Unidos están pidiendo al presidente Joe Biden que declare terroristas a los narcotraficantes mexicanos. Eso peligroso para nuestro México. La declaración de terrorismo en Estados Unidos faculta al presidente a mandar a la Marina a combatir a los terroristas. No apreciamos la gravedad de esta petición. Los mexicanos tenemos que ponernos de acuerdo para rescatar el ambiente de paz social que vivíamos y trabajar para consolidar una paz orgánica, una paz producto del trabajo, y todo ello depende del crecimiento económico, la educación, principios y valores, No sé cuál fue la razón para quitar la materia de civismo en las escuelas. Nos hace mucha falta.

 

¿Somos un narcoestado?

No llegamos a ese extremo, como algunos países africanos. Si nos cruzamos de brazos frente a la delincuencia organizada, sí corremos el riesgo de convertirnos en un narcoestado, dominado parcial o regionalmente por la delincuencia organizada.

 

¿Usted secuestró al hijo de Javier Coello Trejo?

No lo hice.

 

¿Sabe dónde está el Mayo Zambada?

No. Los que lo deben saber son la DEA y el Gobierno.

 

¿Conoció al “Señor de los cielos”?

No. Nadie me lo presentó.

 

En muchas áreas del ámbito judicial aún se utilizan métodos escritos en lugar del sistema acusatorio adversarial. ¿Cómo ocurre en el ámbito civil?

El ámbito civil está cambiando, sobre todo en lo familiar. Con las transiciones hay que tener cuidado. Si se tiene prisa, hay que ir con calma. Que los pasos que se den sean positivamente valorados por la sociedad. Hasta ahora no se nota que los juicios orales hayan abatido el rezago que traíamos en materia de justicia. Hay menos desviación de la justicia, ahora importan los acusados, las víctimas y no los expedientes. La impunidad es una afrenta, «Delito que quede impune es delito que se repite».

 

¿Falta mayor capacitación para los actores del sistema acusatorio y adversarial?

SÍ. La formación profesional nunca acaba. La vida es un aprendizaje constante. El acontecer diario debe de ser de hechos inéditos.

 

Ignacio Morales Lechuga

 

Usted que se ha desempeñado en distintos campos como el político, el diplomático, el docente. ¿Cuál es el que le ha dejado más satisfacción?

Todos. El notariado es una de mis vocaciones junto con la docencia y al mismo tiempo el aprendizaje. Estoy estudiando en la UNAM el Doctorado para la Investigación en Derecho Constitucional. Una vez, platicando con Andrés Henestrosa, le pregunté «¿qué lo motivó para aprender el español?». Respondió: «Es el lenguaje de los vencedores, no de los vencidos». Eso es lo que necesitamos en México: el esfuerzo aspiracional de vencer, de seguir estudiando.

 

¿Qué sexenio va configurando AMLO?

Un sexenio muy difícil y al mismo tiempo complicado. Todos los días habla de la Cuarta Transformación, pero nadie sabe de qué se trató. Yo no le encuentro ni diez líneas o diez ideas. Ni tampoco a dónde quiere llegar, y los números no le favorecen mucho. El gran mérito que le veo es que puso en el escenario la pobreza extrema y la necesidad de atender a los pobres. Después de cuatro años los pobres han crecido. Este sexenio puede pasar a la historia como el presidencialismo que dividió a México, en lugar de unirnos. Lograr todos juntos el objetivo y retribuir el ingreso de mejor manera, porque no tenemos que vernos como enemigos, del que tiene y del que no tiene. Gobernar confrontando, me parece, acabaría con la esencia de cualquier país: la unidad nacional.

 

¿Hay elementos suficientes en derecho para incriminar a AMLO?

Hay bastantes elementos que pueden incriminar al presidente y otros indiciarios que podrían hacer presumir muchas cosas más. Todos se molestaron porque no se puso de pie la Ministra presidenta del Poder Judicial; pero sus colaboradores no se molestaron cuando la mamá del “Chapo” no se bajó de la camioneta, lo saludó hacia abajo y él recibió un sobre de ella. El Jefe del Estado mexicano en estos contrastes me parece que hay algo más… Cualquier mexicano lo pensaría, pero yo diría que si no hay un claro delito que hubiese cometido, lo mejor que tenemos que hacer nosotros es perdonarlos y decir: «Ya basta, esto no debe acabar en una carnicería de búsqueda de culpables, lo mejor es buscar una reconciliación nacional».  Me acuerdo de Gerald Ford cuando le pidió perdón a Richard Nixon. Hizo lo correcto. Ahí Estados Unidos volvió a recuperar el crecimiento económico, confianza internacional y paz interna, de lo contrario se hubiera dividido el pueblo americano. La firma de aquel memorándum, para que no se aplicara la Constitución, es una violación a nuestra Carta Magna.

 

¿Considera ha sido criminal la política contra la pandemia?

Yo creo que ha sido negligente. Empezaron por despreciar a la pandemia: “Es una gripe. No hay de qué preocuparse”. El propio Gobierno empezó a dar mensajes de locura apoyados por el secretario y subsecretario de Salud. No hay Administración Pública para el presidente, sólo hay Secretarios de la Defensa, de Marina, de Hacienda y el Secretario ‘todo terreno’ de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y párale de contar. La misma configuración que tenía Santana en su gobierno. Eso no es Administración Pública. Las competencias y facultades de los secretarios no cuentan; es la voluntad anárquica. Nosotros tenemos el 80% de nuestra economía en Estados Unidos, 80% de nuestras exportaciones, importaciones. Es nuestro principal socio y el presidente los agrede. Necesitamos más inversiones, más dinero, y si no hay dinero aquí, hay que traerlo de fuera. Es mejor tener socios que acreedores.

Un día con el presidente Salinas, en una gira, Isaac Rabin, entonces Primer Ministro de Israel, comentó: “México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Salinas respondió: “Ustedes, tan cerca de Dios y tan lejos de los Estados Unidos”. Muchos países serían felices con una frontera 3,152 kilómetros para poder vender y comprar, eso es lo que nos va a dar crecimiento, bienestar, una mejor vida. ¿Por qué patear el pesebre? Por donde entres, por la izquierda o la derecha, llegas al centro.

 

¿Cómo está dejando el Gobernador Cuitláhuac García al Estado de Veracruz?

Muy mal, peor que Duarte. En cuatro años no se han hecho inversiones, por Veracruz pasan todas las inversiones que llegan a Guanajuato, Jalisco, Querétaro, prácticamente toda la zona del Bajío y Aguascalientes, que trae zonas de crecimiento. Estamos con una industria paraestatal, que era la fortaleza de Veracruz, abandonada; era la zona de Pajaritos, Laguna Verde se terminó y las refinerías del norte ya no tienen casi nada, las de Poza Rica, Tuxpan.

¿Qué puede ofrecer el estado? No mucho: agropecuario, manufacturas agropecuarias, pero hay que trabajar de forma inteligente, apoyarse en el aspecto turístico, pesquero y lo demás son pequeñas industrias. Hace falta hacer renacer a Veracruz y la tenemos que rescatar los veracruzanos. Si tenemos el golfo y la cuenca del Atlántico debemos aprovecharlos, y la educación es la base.

Un día, platicando con el entonces presidente de Francia, François Mitterrand, comentó: “Ustedes van a tener una verdadera democracia cuando destinen por lo menos en educación entre catorce mil y diecisiete mil dólares per cápita”. Me pareció al principio un comentario discriminativo, pero con el paso de los años creo que los ingresos suficientes permiten autonomía, no dependencia, porque el voto es más libre y la libertad para elegir fortalece la democracia.

 

¿El negocio del crimen organizado es uno de los cuatro pilares de AMLO?

Pues casi casi. De alguna manera, el arribo de dólares en México en efectivo, cuarenta mil millones de dólares, me parece poco probable que todo sea de los trabajadores migrantes. Es el legado de la Cuarta Transformación, de lo que se enorgullece el presidente: en eso basa su política económica.

 

¿Su opinión sobre la Guardia Nacional bajo el control del Ejército?

Es un despropósito contrario al texto constitucional, ya que debe ser un civil el que esté al frente de ese cuerpo.

 

¿AMLO puede poner a un militar que lo sustituya en la presidencia?

No sé en qué esté pensando. A él no le corresponde decidir quién lo va a sustituir. Eso corresponde a nosotros como electores. Lo que él piense no me importa, que piense la población eso, sería muy preocupante.

 

Ignacio Morales Lechuga

 

Usted es egresado de la Escuela Libre de Derecho, fue rector de ella y es académico. ¿Qué significa todo ello para usted?

Es mi alma mater, la que esculpió en mi vida el criterio jurídico, me preparó para ejercer dignamente la profesión de abogado. He vivido en Libre de Derecho, nunca me desatendí de la escuela. Una gran cohesión, institución única e irrepetible; tiene valores superiores a cualquier otra escuela del mundo. Hay una comunidad viva y activa, lazos muy fuertes de identidad propia: la mística de la diciplina, el honor y excelencia. Escuela comprometida con la educación jurídica del país. La Libre es una de las mejores opciones que tiene México. Económicamente, la gratuidad de sus profesores ayuda a los estudiantes, elementos fundacionales como es la oralidad y la anualidad, la escuela se ha adaptado a los cambios al modificar y actualizar los planes de estudio; hay otras escuelas que pretenden circunscribirse solamente al Derecho, al orden lógico formativo, lo cual es un error, pierden de vista lo importante: la conducta humana para un desarrollo normal pacifico, sobre todo la meta que tiene el Derecho: implantar justicia, proteger la seguridad jurídica. La esencia de la Escuela Libre de Derecho es forjar juristas consagrados a luchar por la justicia y la libertad  

 

¿Qué le falta por hacer?

Hubiera querido más cambios para mi patria, por eso entré en la política. Ser un factor de cambio. No lo logré en la medida que lo soñé.

 

Cuando conoció a la Madre Teresa de Calcuta, ¿qué aprendió de ella?

Darle de beber al sediento y de comer al hambriento, vivir lo más apegado a la Verdad,

cuidando de mi familia y de los que trabajan conmigo, algunas veces trato de ser más extenso en bendecir a alguien más.

 

¿Quién lo aterriza?

Mi esposa es mi mayor crítica.

 

¿Y la familia?

Bien. Siempre traté de separar a mi familia del trabajo, por seguridad de ellos y la mía. Soy muy feliz con mis hijos y nietos; ahora tengo más tiempo para disfrutarlos, pero mi esposa es la piedra angular en mi vida, una parte de mí. Ahora entiendo que la Sagrada Familia empieza en tu hogar.

POLÍTICA

Núm. 293 – Abril 2024