SIMONE DE BEAUVOIR Y JEAN PAUL SARTRE
Los claroscuros de un amor intelectual
- PERSONAJES
- abril 2024
- Margarita Estrada Ávila
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Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre fueron una pareja de escritores, filósofos, catedráticos, militantes políticos de origen francés, identificados ambos con la corriente filosófica del existencialismo. Se conocieron en 1929, a partir de ese año establecieron una relación de amistad, amor, complicidad, encuentros y desencuentros; fueron críticos y solidarios en su trabajo intelectual y pensadores con una gran influencia en el siglo XX.
Asumieron un compromiso social con la izquierda y fueron severos críticos de la derecha francesa y participantes en el debate político de la época; propugnan por la ruptura de los viejos esquemas de la educación tradicional. Los grupos conservadores los vieron como una pareja polémica pero fortalecida por su pensamiento existencialista, impreso en el vasto legado que nos dejaron en sus diversas obras literarias, ensayos, monografías, ponencias, discursos. A lo largo de su trayectoria fueron invitados distinguidos en diferentes países. Vivieron en congruencia, con la filosofía existencialista, cuyo concepto trascendental es la libertad del individuo y el compromiso con él mismo. Los dos fueron fundadores, junto con Michel Leiris, Raymond Aron, Albert Camus, Maurice Merleau-Ponty, y otros más, de la Revista “Tiempos Modernos”, cuyo nombre se debe a la película del mismo nombre de Charles Chaplin. La revista fue una nueva opción literaria que marcó un hito por los diferentes temas publicados en ella, con una nueva perspectiva, cultural, ideológica y política, que contribuyó a transformar el pensamiento de las nuevas generaciones en el siglo XX. Muchos fueron sus lectores.
Jean Paul Sartre nació el 21 de junio de 1905, Simón de Beauvoir nació tres años después, el 9 de enero de 1908; ambos parisinos. Beauvoir se educó en el seno de una familia tradicional y pro católica, más al llegar a la adolescencia se rebeló proclamándose atea y libre. Sartre quedó huérfano de padre cuando tenía un año; en su biografía se describe como un niño mimado, educado por su madre, protegido por sus abuelos maternos quienes lo orientaron al gusto por la literatura. Jean Paul, se inclinó en la adolescencia por la filosofía, cautivado por el pensamiento de Bergson, Kant, Hegel, Kierkegaard, Husserl, Heidegger.
Se graduaron en 1929, Sartre con un Doctorado en Filosofía en la École Normale Supérieure mientras Simone en filosofía, en la Sorbona de París. Ambos tuvieron una prolífica carrera como filósofos y escritores. Simone publicó su primera novela en 1943, “La invitada” y posteriormente escribió” La sangre de los otros”, “Todos los hombres son mortales”, “Ensayos para una moral de la ambigüedad” entre otras. En estas obras prevalece el concepto de libertad aunado al compromiso de cada ser humano. Su obra “El segundo sexo” se convierte en un referente, en esta abordó desde su propia historia de vida la situación de la mujer en temas como la maternidad y el rol en el hogar, que la mantenían excluida de un mundo cambiante y en continua transformación; así también, la participación femenina en la vida económica, política y social. En su obra manifestó un tema recurrente, trascendental: la libertad de la mujer para tomar decisiones en los diferentes aspectos de su vida. Puso sobre la mesa los conceptos de la maternidad, el aborto, su crítica a la institución matrimonial y sobre todo la independencia económica, que permite a la mujer liberarse del yugo, de la dependencia. Sus publicaciones fueron traducidas a diferentes idiomas y vendió miles de ejemplares en diferentes países del mundo, sobre todo en Estados Unidos. Por la obra “Los Mandarines”, obtuvo el Premio Goncourt, que se otorga a la mejor novela del año. Fundó junto con otras mujeres “La liga de los derechos de la mujer”. Fue una de las escritoras con más lectoras, y un referente para los diferentes movimientos feministas.
Jean Paul Sartre, a su vez, publicó su primera obra “El ser y la nada”, luego le siguieron” Mano sucias”, “El Existencialismo es un humanismo”, “La crítica de la razón dialéctica”. Además, como dramaturgo escribió “A puerta cerrada”, “Muertos sin sepultura” “El diablo y Dios”, “La nausea”, novela existencialista que es un referente amén de una de sus obras más significativa, la trilogía “Los caminos de Libertad”, integrada por “La edad de la razón”, “El aplazamiento” y “La muerte del alma”. En ellas resalta un concepto fundamental para él, la libertad del ser humano y la responsabilidad de su propia existencia. Conocido como el padre del existencialismo contemporáneo, su filosofía ha influido en el pensamiento de varias generaciones, principalmente las del siglo XX, por el contexto histórico que le tocó vivir.
Sartre y Beauvoir desde que se conocieron decidieron vivir un amor poco ortodoxo, sin ataduras, en completa libertad y respeto, ninguno de los dos aceptaba el matrimonio, que era visto por Simone como una institución aberrante y de sometimiento de la mujer. Nunca se casaron, ni vivieron en la misma casa, decidieron no procrear hijos; Sartre no creía en la monogamia porque decía que el ser humano era libre. Los dos hicieron un pacto que renovaban cada dos años. “Entre nosotros se trata de un amor necesario, pero conviene que también conozcamos amores contingentes”, propuso Sartre, quien sentía una gran admiración y debilidad por las mujeres. Libertad, viajar, poligamia y transparencia, formaban parte de sus gustos, de sus rasgos distintivos, de la descripción de su vida en pareja.
En su tiempo fueron militantes del partido de izquierda francés y apoyaron las manifestaciones de 1968 en París, la Revolución Cubana, incluso, se entrevistaron con Fidel Castro y el Che Guevara. Sartre apoyó desde su trinchera como intelectual la liberación de Argelia, siempre estuvo en contra de la colonización francesa. Fue un severo crítico de la guerra de Vietnam y la destrucción del estado de Israel. Ni la fama, ni la influencia intelectual que tenían, ni la independencia económica de ambos, hizo que cambiaran su forma de vida, siempre vivieron con austeridad, sin acumulación de riqueza, tanto que en 1964 Sartre rechazó el Premio Nobel de Literatura.
Paul Sartre murió el 15 de abril de 1980, a los 74 años, en la misma ciudad que lo vio nacer, París, Las crónicas de los diarios de aquel día narran que una multitud de más de 20000 personas acompañaron el féretro del filosofó hasta el panteón Montparnasse. Simone Beauvoir, falleció el 14 de abril de 1988, fue enterrada en la misma tumba que Sartre, su relación con él la calificó “de un éxito total”.
No obstante, Simone de Beauvoir escribe en “La Ceremonia de los adioses”: «Su muerte nos separa. Mi muerte no nos reunirá. Así es, ya es demasiado bello que nuestras vidas hayan podido juntarse durante tanto tiempo».