Revista Personae

VEDI

Terapeuta de Arte

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En el mundo no hay una imagen más maternal que las madonas, imágenes de vírgenes que pueden ir solas o acompañadas por su hijo, y justo esta última es la representación de la protección, de la calidez, del amor real, de la unión entre la madre con su hijo, y una artista que se ha especializado en reproducir madonas bellísimas y muy diferentes es la maestra Marisol Vélez Díaz, VEDI como le conocemos.

 

VEDI

 

Su historia y su amor por plasmar todo lo que veía surgió desde muy temprana edad, recuerda que en clases gustaba de dibujar vidrios rotos, normalmente monocromáticos para no llamar la atención de su maestra. Desde entonces descubrió cuánto le llenaban los trazos a su interior, pero como todos los padres en aquella época no quisieron alentar aquellos sueños, porque se tenía la idea de que la gente que pintaba “moriría de hambre”.

 

¿Nos podrías compartir cómo eran aquellos trazos?

Llena de emoción contesta: Los pintaba como si fuera telaraña, como círculo que vas abriendo, pero no era telaraña, eran vidrios rotos y me encantaba pintarlos.

 

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Pienso en algún vitral que te haya llamado la atención de tu casa o iglesia a la que asistieras…  

En casa no había vitrales, y a la parroquia que asistíamos era la de San Fernando, una iglesia antigua enorme (del siglo XVIII), muy cerca del Monumento a la Revolución. Sabes qué recordé, yo vivía en esa zona y tengo presente una imagen de cuando mi mamá y yo íbamos caminando a un costado del Museo de San Carlos un día le pregunté: “¿De qué es ese edificio?” Ella respondió que era San Carlos y que ahí daban clases de arte, y desde ese momento, cada vez que pasábamos le decía: “¡Mamá! ¡Mamá! ¡Aquí voy a estudiar…!”

 

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La maestra Marisol Vélez en la actualidad ha participado en más de 80 exposiciones a nivel nacional e internacional –Italia, España, Países Bajos, Argentina y Estados Unidos–, y en nueve exposiciones individuales, además de exhibir su obra en centros culturales como la Casa “Jaime Sabines”, el Museo de Historia de Tlalpan, el Museo Regional de Guadalajara y la Casa de la Cultura Juan Rulfo, entre otros.

 

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“Por muchos años fui autodidacta. Ya de grande empecé a tomar diferentes talleres con distintos maestros. En todos hacía ejercicios de puntitos y rayitas, pero cuando llegué con la maestra Ana María Landín, –ya era una persona mayor, como de 80 y tantos años, aún daba clases–, lo primero que le dije, “por piedad ya no me haga pintar más puntitos ni rayitas, yo ya quiero pintar”. Empecé por reproducir ciertos cuadros para poder aprender sobre el color, el volumen, la luz, la sombra, y al final, no eres tú porque estás aprendiendo técnicas, y ya que aprendí todo eso, ya moría de ganas por tener mi estilo… Una noche en mis oraciones dije: “Dios mío, ilumíname y hazme tener un estilo”.

 

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Continuó: “Estaba consciente que lo mío era pintar, pero quería aportar algo diferente, no quería hacer lo mismo que otras personas, yo quería tener mi sello, algo que me divirtiera y me llenara al máximo. Un día empecé a pintar con rodillos y ese día fue como una iluminación. Tomé el rodillo e hice trazos por aquí y por allá, y me encantó. Junto con eso, a mí siempre me ha gustado buscar figuras en la naturaleza, ya sea en las nubes, en las hojas de los árboles; es como la pareidolia, que es una condición en el cerebro que encuentra imágenes, entonces, aquel día dejé libre el rodillo, me puse enfrente al lienzo y me puse a ver qué formas encontraba, y en ese momento vi una silueta, y decidí sacar la figura”.

 

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“Ahí pensé: ¡El universo me está ayudando! No sabes cómo me llenó eso y me di cuenta, que me encanta retar al espectador a encontrar esa figura. Obviamente yo la estoy sacando entre los trazos de colores en el momento en que descubres la imagen oculta, ya no la puedes dejar de ver”.

 

Marisol Vélez es una artista que maneja un estilo abstracto-figurativo, y ha estado en ferias de arte, en el Casino Español, la Torre del Reloj, en Plaza Loreto e Inbursa, así como en galerías de arte locales.

 

Comentaste que otra cosa por la que tienes cierta fijación son los ojos: “¡Si! Desde siempre me ha gustado pintar ojos.

 

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¿Qué implican las miradas?

Es estar en el ojo de la gente. Que te interesa la opinión de los demás… Más el ojo más importante es el tuyo, porque es ver tu interior.

 

Y ya que abordamos el tema de las miradas, ¿Qué crees que ve la gente cuando va a tus cuadros?

Con una gran sonrisa responde: Las exposiciones colectivas me gustan mucho, porque las personas van viendo cuadro por cuadro, y cuando llegan al mío, la reacción común es que le destinan más tiempo para observarlo y hay espectadores que encuentran cosas que a mí no se me ocurrieron. Todas esas imágenes que localizas son cuestiones internas que por alguna situación estás sacando, y está padrísimo. En otra ocasión, uno de los visitantes me comentó: “Oiga, ¿estaba muy triste cuando pintó eso?”, eso es interesante porque el espectador sacó su estado interno y en eso consiste mí obra, en el que el espectador genere su propia emoción, no la mía.

 

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¿Cómo eliges tus temas?

Con todo, puede ser con algo que vea en la calle que me inspire y llego directo al lienzo a plasmarlo; en cuanto a los colores, manejo las mismas tonalidades, de hecho, tengo el azul Tíffani, que es un color azul claro aturquesado, y ese, lo confieso, lo tengo que esconder, porque casi todas mis obras tienen esa tonalidad; sí juego mucho con las figuras, y todo depende del estado de ánimo y el rodillo se va solo, a veces estás contento o más entusiasmado, otras veces va con la música, va con ritmo, pero si estoy bajoneada, el trazo es más pesaroso pero en ambos casos salen con un resultado.

 

VEDI destaca que le encanta pintar animales y tiene mucha facilidad, principalmente para gatos, perros, tucanes, camaleones que le parecen espectaculares y con el que se identifica que es el caballo. Si bien entre esconder las imágenes, al final representa una dualidad entre querer pasar desapercibida, oculta de las miradas, y por el otro, querer ser vista y destacar. Esta dualidad es parte de la personalidad mágica de nuestra invitada.

 

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¿Con qué cuadro llegaste a la catarsis? Firme responde: “Con una Última Cena. Cuando la hice, a mí me llenó cañón, porque normalmente hago solo una figura o dos, y aquél eran los 12 apóstoles, más Jesús y una palomilla por ahí: ¡Me encantó! Cuanto la puse en una exposición se vendió rapidísimo, y después me hablaron para pedir más… Hacer dos iguales no se me llena el alma, así que hice otra a ver qué tan igual salía, pero no quería copiarla al cien por ciento, mi propuesta era hacer otra dentro del mismo parámetro y salió otra cosa diferente, otros apóstoles, otras caras, otras expresiones y con base a esa Ultima Cena empecé a hacer muchas series de Ultimas Cenas, y ya identifican que son mías. Hace un par de días, una amiga fue a casa de X persona y cuando salió, me llamó para decirme “¡Amiga, vi una Última Cena tuya!”. De mis obras más queridas, definitivamente es la Ultima Cena, voy partiendo de lo religioso”.

 

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Después de escuchar la historia de la *Ultima Cena” y detrás de ti veo a la Virgen de Guadalupe, ¿Qué implica la religión para ti?

Me gusta mucho la religión, sin ser ‘de golpe de pecho’, siento que es el alimento para el alma y más cuando a lo mejor tienes una situación que aparentemente no tiene salida, y saber que hay alguien que te está viendo, que te pueda echar la mano y que no te permite estar tan sola(o). Tal vez pudiera sentirse como pensamiento mágico, pero es increíble para las personas que están sin ganas, sin ánimo, sin salida, poder decir ‘Dios Mio ya me va a ir mejor’ porque algo debe haber ahí.

 

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Otro tema que pinta son las vírgenes: “Las vírgenes me encantan por todo lo que implican y uno de esos aspectos es la maternidad. He hecho madonas, hice también un Cristo. Sabes, por alguna extraña razón siempre pinto los ojos hasta el final, no quedan si los pinto antes. Y esto me lleva a que me gusta mucho la mirada de las vírgenes, es tierna, es amorosa, lo que no me gusta con las vírgenes tristes, porque los ojos son el espejo del alma. También me gusta los brazos regordetes de los bebés son brazos agarrando a la virgen, y su expresión de cómo se sienten protegidos”.

 

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¿Cómo es tu proceso de selección para pintar las madonas?

Por ejemplo, el otro día fui a casa de una amiga que tiene una figura, no pintura, de una virgen, que yo no conocía, era una virgen argentina que es como un triángulo y con un círculo en la base: me llama la atención las formas. La cara y los ojos son mi inspiración, esos no los copio, copio tal vez las manos, el vestido, las estrellas porque son característicos de la virgen, claro que se debe respetar, pero la expresión yo se la pongo, para que al espectador le inspire algo, porque no quiero imponerte mi emoción, sino que cada uno saque la suya.

 

VEDI ha incursionado en tinta china, acuarela, sanguina, carboncillo, pastel, temple, acrílico, esmalte y encausto, así como en la aplicación de texturas.

 

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Durante la conversación veo tu intención que la gente se exprese y esto me lleva al otro punto que sé que te entusiasma y amas que es la terapia del arte.- ¡Sí! ¡Yo soy la más entusiasmada que la conozcan y la tomen! Estudié con la Dra. Glenda Nosovky. Fundadora del Centro Integral en Terapia de Arte Cita, avalado por la UNAM. Aquí el punto es ver los beneficios del arte, como tú sabrás hay muchas terapias psicológicas y cada corriente la respeto. En el caso de la Terapia del Arte, desde la primera sesión sales con una idea más clara de lo que está causando algún malestar, y lo obtienes tan rápido porque con éste método no puedes ocultar porque son tus imágenes internas, esas no las puedes manipular; podrás manipular una plática, porque dices lo que quieres decir y ocultas lo que quieres ocultar, pero al momento en el que sacas tus imágenes y preguntas por qué tales imágenes y cómo las relaciones con tu vida, es el momento del “insight”; tenemos imágenes antes que palabras, son la base de nuestra experiencia personal. A través del arte la gente puede encontrar palabras para expresarse. Una vez que sacamos la imagen por medio del arte, la reconocemos y la entendemos, es como si fuera un espejo de nuestro interior y nos viéramos reflejados en él.

 

“Ojo, no necesitas ser buen dibujante para hacerlo, tampoco necesitas dotes artísticas, la cuestión es lo que sale de ahí… Dependiendo de lo que se dibuje, ya sea una manzana, un símbolo, y con base a eso empieza a salir toda la problemática que trae adentro. Alguien puede pensar tal vez en una nube o en un ancla…”.

 

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¿Siempre se usa la misma técnica, dibujar con un lápiz o se vale recurrir a otras?

Hay diferentes… Puedes aplicar collage, escultura, colores, pintura, acuarela, puedes escribir, puedes manejar cualquiera de las técnicas existentes. Eso sí, a lo mejor llega una persona muy ansiosa, no le puedes dar acuarela, tal vez sea mejor acrílico para ellas. Lo que no está padre es que borren.

 

“Lo interesante es el proceso, sobre cómo la persona empieza a sacar sus imágenes, sobre cómo empieza a tomar los lápices de colores, y tú empiezas a ver cómo va la persona y es súper padre”.

 

¿Cuánto tiempo tienen para eso?

Normalmente la sesión dura 50 minutos. Se le formulan ciertas preguntas sobre qué lo trae aquí, sobre qué quiere trabajar, hay personas que llegan y no saben qué quieren trabajar y también es válido. Dependiendo de la información, se les pide que dibujen tal o cual cosa. La sesión está diseñada perfectamente para que terminen en ese tiempo, incluso con la interpretación de la persona, de por qué lo pintó y de por qué lo hizo, es algo increíble.

 

¿A partir de qué edad pueden acudir?

Desde los cuatro años. Alrededor de  los 10 ya empiezan a manejar lo abstracto, es super sanador para ellos.

 

“También soy consultora y en estos momentos estoy apoyando a personas que se han quedado sin trabajo, y esto les baja la autoestima, y se hacen la pregunta de rigor “¿por qué a mí?”, Es para gente de todas las edades, cualquiera puede tener los beneficios de la terapia de arte”.

 

Antes de despedirnos, ¿qué estás realizando en este momento? 

Estoy haciendo una madona para participar en una exposición a realizarse en Nuevo León, y la he dejado porque he tenido que hacer otras cuestiones ahí va la madona. Dependiendo de los movimientos de los rodillos es la imagen que me sugieren las formas, entonces me latió esa. El tema es libre y tengo en mente otra Última Cena en formato cuadrado.

 

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Núm. 293 – Abril 2024